Experimento de Comoding

Por Dolega @blogdedolega

Empecemos por el principio que así no nos liamos.

¿Qué es el comoding? Se preguntan los lectores, pues el comoding es…es… mejor con un ejemplo:

Tarde de Domingo, todos apacharraos en los sofás viendo una peli. Antes de sentarnos, unos han cogido algo de beber, otros algo de beber y algo de comer…

Pasa media hora, pasa una hora, a la hora y cuarto a uno de los presentes le entran ganas de ir al baño, se hace pis. En cuanto levanta el culo del sofá, antes que su cuerpo esté del todo erguido ya se han escuchado las siguientes frases:

-Ponme un poquito de hielo más en el vaso, please.

-Traéte una bolsa de patatas de esas de la bolsa verde andaaa.

-¿Me pones agua a calentar para un té? Que ya me pongo yo la bolsita y la miel luego.

La persona en cuestión hace todos los recados que han surgido de pronto y se va al baño. Cuando vuelve, TODOS y cada uno de los que estaban cómodamente apoltronados, se levantan al baño.

Una simple observación de los hechos nos lleva a la conclusión de que los sujetos estudiados estaban practicando el comoding. Estaban muertos de hambre, de sed y de ganas de hacer pis peeeero estaban esperando a que otro se levantara para endilgarle los recaditos.

Me quedo pensando… ¿hasta qué punto habrían sido capaces de llegar? ¿Se habrían hecho pis encima?

Esto merece una investigación de campo, así que este verano realizo el siguiente experimento:

Planifico cuidadosamente la comida del domingo. Necesito una comida especial, no sirve cualquier comida. Debe de ser consistente y que no contenga mucho líquido.

Bonito con tomate. Ok me gusta la opción, el bonito es un pescado bastante estoposo para mi gusto, contundente, además esta a buen precio todavía, porque no es cosa de tirar la casa por la ventana, que este estudio no tiene fondos asignados.

Para todos menos el Consorte que es diabético, un arroz para acompañar el Bonito. Plato perfecto para el experimento. Al consorte le pongo una ensalada, no es lo ideal pero no voy a provocarle un coma diabético a causa de mis experimentos sociológicos.

La comida voy a hacerla tarde, o sea que haya hambre, mucha hambre, por ejemplo tres y media de la tarde. A la vez planifico una lavadora de ropa interior, que contenga muchas prendas pequeñas, de esas que cuelgo en el tendedero pequeño que tengo en el porche anexo a la cocina. En verano, esta puerta permanece abierta todo el día así que este lugar me permite una vista privilegiada de los que están comiendo.

Preparo la comida, pongo la mesa y llamo a todo el mundo. Como son las tres y media de la tarde se escucha una especie de estampida. No son búfalos, son los hambrientos abriéndose camino para desembocar en la cocina y sentarse a comer.

Como vienen cegados por el hambre no se dan cuenta de un pequeño detalle: en la mesa no hay agua, ni nada de beber.

En cuanto se sientan y se sirven la comida de las fuentes, yo digo que tengo que ir a tender que ahora mismo vengo, que sino la ropa huele fatal, que si, que si…

Los sujetos a estudiar son básicamente dos, El Consorte y el Niño ambos eternos rivales en todos los campeonatos mundiales de Comoding.

La Niña no califica ya que es capaz de comerse una paella, unos macarrones, una tarta de chocolate y una docena de polvorones todo seguido sin un sorbito de agua. Es así desde que nació, se ponía a comer papilla y quitaba la cara cuando le metías el biberón de agua como diciendo “déjate de tontadas y dame comida que ya beberé cuando termine”.

Yo estoy tendiendo y mientras lo esté haciendo, no soy objetivo de los comensales.

Y empieza el experimento.

Hay hambre, comida bastante seca y mucho pan así que empiezan a comer y de pronto El Consorte se da cuenta de que no hay agua. Mira al Niño que está embelesado viendo la tele, me mira a mí y empieza a practicar el comoding. No se va a levantar a buscar agua a la nevera. Prefiere esperar a que yo termine de tender, me la pedirá cuando me disponga a sentarme a la mesa. Lo que no sabe es que yo, que antes de tender, estoy clasificando los calcetines por colores, tamaños, tejidos y que luego tenderé a velocidad Matrix o sea muuuuuuyyy desssspaaaaciiiooooo.

El Niño va a echar mano de la botella del agua peeero, ¡no está! Mira a su padre que ya respira con cierta dificultad debido a que lleva medio plato de bonito entre pecho y espalda solo hidratado con la lechuga y el tomate de la ensalada, mira a su hermana que está como una reina comiendo sin ninguna dificultad y mira al fondo del porche a la que tiende. Calcula que puede esperar a que yo venga así que practica el cómoding.

Siguen comiendo, yo mirando de soslayo y pensando que son capaces de morir asfixiados con tal de no levantarse a por el agua. Se empiezan a mirar entre ellos y las miradas pasan de suplicantes, ”joder tío, soy tu padre levántate por el maldito agua” a sencillamente desafiantes, “Pues tú mismo, porque a mí no me hace falta; me como un poco de lechuga y que te den por saco, allá te mueras”.

Mientras, Dolega está tendiendo con un primor absoluto. Le quedan por lo menos un cuarto de hora más ya que las bragas las está tendiendo por gamas de color; las más claritas delante y las más oscuras detrás…

La salsa de tomate está realmente buena así que seguimos mojando pan, sin agua y haciendo comoding…

A estas alturas los dos miran desesperados hacia el porche a ver cuánto me falta, incluso estiran el cuello y no estoy segura si es para ver cuántas prendas tengo en el barreño ó para coger aire y poder respirar.

No me puedo creer que vayamos a terminar con la Cruz Roja en casa a causa del comoding.