Experimento de tarta de cuajada ligera

Publicado el 27 junio 2014 por Elarien
Volver de vacaciones y comprobar que no te entra la ropa, o que te aprieta más de la cuenta, significa que o se cambia el guardarropa, o hay que tomar medidas para recuperar la figura. Sale más barata esta segunda opción. Hay quien pasa de atiborrarse a ayunar, lo que no es ninguna gran idea porque además eso genera un efecto rebote en el que se excusan los excesos con la idea de saltarse alguna comida después. Basta con cuidarse: suprimir el alcohol, los zumos y los refrescos, aunque sean light, reducir las grasas a 2 ó 3 cucharadas de aceite al día, evitar las salsas, cocinar de manera sencilla (plancha, vapor, horno), cocer las legumbres sin añadirles embutidos grasos, sólo con verdura, pescado o marisco, pollo sin piel o conejo, tomar la fruta por la mañana y entre comidas, pero no de postre, no tomar hidratos refinados y, por la noche, cenar proteínas (pollo, sepia, pescado, tortilla...) y yogur natural.
Parecen medidas muy estrictas pero tampoco hay que llevarlas al extremo. Hay días en los que es inevitable transgredirlas, pero esos días deberían de ser la excepción y no la norma. Conviene mantener la prudencia al pasarse, aunque suene paradójico. El peso no es sólo una cuestión estética. El colesterol, la tensión, el azúcar y el sueño empeoran con la obesidad. Reducir grasas y calorías redunda en nuestro beneficio, especialmente cuando se debe seguir una dieta especial por motivos de salud. Precisamente por esa razón, para una de nuestras pantagruélicas reuniones familiares decidí probar a aligerar la tarta de cuajada de Las Dunas (nota aclaratoria: aligerar no significa dietético). Esta es la adaptación.
TARTA DE CUAJADA LIGERA
Ingredientes
400 ml de nata ligera al 12% MG (2 bricks de Reny-Picott).
1 tarrina grande de 350 gr de Philadelphia light.
200 ml leche semidesnatada.
2 sobres de cuajada.
10 cucharadas de azúcar (sólo tenía moreno en casa). Puestos a reducir en los herbolarios se vende un azúcar de abedul muy similar al azúcar común en sabor pero de muy bajo índice glucémico y por tanto apto para dietas y diabéticos.
Elaboración
Calentar la nata.
Con la batidora eléctrica batir el queso, la leche, la cuajada y el azúcar.
Cuando la nata hierva, añadir la mezcla de queso.
Remover hasta que espese. Rectificar de azúcar si fuese preciso, según gustos (personalmente lo prefiero poco dulce).
Dejar enfriar antes de montar los pasteles (según la receta de la tarta original).
Acompañar con compota de manzana, frutos rojos o sirope de Agave.
Conclusiones del experimento: la tarta pierde grasa pero también gracia, en versión light está bien pero deja de ser un pastel irresistible y pecaminoso. Está mucho más rica con todas sus calorías originales así que posiblemente lo mejor sea esperar a equilibrar los excesos de otra manera y no sacrificar una excelente receta.

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