A continuación, la transcripción de algunas definiciones.
Los bolivianos son chorros y mugrientos. Vienen a Buenos Aires a ocupar casas y a ensuciar barrios enteros.
Los bolivianos traen el narcotráfico a la Argentina. El consumo de drogas creció considerablemente en nuestro país a la par de esta inmigración.
A los bolivianos habría que meterlos en un ghetto en cuanto cruzan la frontera, para enseñarles buenas costumbres hasta que sepan incorporarlas.
En cualquier momento tenemos un Presidente boliviano. Esperen a que se multipliquen un poco más.
Declaraciones como éstas distan de ser originales (por lo pronto, comentamos versiones similares aquí, aquí, aquí y en el post de 2009). Esta vez nos limitamos a señalar la ausencia de pudor, más aún, el tono arrogante de quien sostiene ante sus compañeros de clase afirmaciones dignas del positivismo racista que cobró especial fuerza en la segunda mitad del siglo XIX.
La respuesta catedrática shockea todavía más en un ámbito de aprendizaje donde se discute el alcance de las nuevas tecnologías de comunicación en términos pedagógicos e informativos. Minutos antes de la intervención de este preclaro ingeniero/empresario/asesor, el profesor del curso comentaba las ventajas de las TICs para el ciudadano común deseoso de ampliar sus conocimientos y de comprender realidades que le son lejanas y/o ajenas.
Por si hiciera falta aclararlo, el experto en bolivianos asintió con tono doctoral y agradeció vivir en una época donde los avances informáticos contribuyen a intercambiar ideas y experiencias, abrir mentes y combatir la ignorancia.