En estos días se está presentando una tormenta política de importancia nacional: el Presidente de la República presentó una iniciativa que busca garantiza que el sector energético se encuentre bajo el control del estado, lo cual es una medida sensata al tratarse de recursos con valor estratégico.
Además, del tema de recuperación de la industria eléctrica se incorporan a la protección varias materias primas como lo es el litio, un elemento que se encuentra agrupado con otros en la naturaleza principalmente en forma de sal y que es explotado a través de la minería.
La importancia del litio actualmente y para un desarrollo futuro es tal que se le ha dado el nombre del ORO BLANCO.
AMLO no tienen todos los votos de su lado, por lo que diversas operaciones políticas se han puesto en marcha para garantizar que prospere la iniciativa. Se espera que parte de la bancada del PRI, un partido fantasma que se ha vuelto mercenario, se sume a la iniciativa a favor -se desconoce el costo de estos votos, pero ante la defensa de un bien nacional todo es pacata minuta- y se logre aprobar en el Congreso la “contra reforma eléctrica” que, recuperaría parte de lo que Peña Nieto dilapidó.
El Presidente, como es costumbre, ya lanzó amenazas contra quien se oponga: en caso de que no se apruebe la iniciativa su gobierno no otorgará una sola concesión. Esto parece traer algo de calma a los “nacionalistas”, sin embargo despierta alertas en el tema ambiental, algo que explicaré más adelante.
Cerro Grande, Sierra Miguelito, Suspiro Picacho
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Recientemente autoridades de la comunidad de Suspiro Picacho, fueron notificados por parte del Servicio Geológico Nacional y la Secretaría de Economía que, tiene el Gobierno Federal de realizar tareas de exploración en un lote minero de la zona identificado como “Esperanza Silver 17730” con una superficie de 600 hectáreas, en busca presencia de litio.
Actualmente, se tienen bien identificados dos yacimientos explotables de litio en San Luis Potosí, el más importante en el municipio de Salinas.
La exploración en búsqueda de litio ha prendido las alarmas a los grupos de conservación del medio ambiente y defensa de la Sierra de San Miguelito, pues el temor de que esto detone una intención de explotación del mineral pone en riesgo el delicado ecosistema del lugar y la subsistencia de las comunidades.
La explotación de litio requiere que grandes áreas de tierra y rocas sean triturados, se realiza lo que se conoce como minería a suelo abierto. Además, la minería demandaría grandes cantidades de agua.
Es precisamente aquí donde está el peligro, pues la explotación del litio en la zona causaría diversos daños al medio ambiente que, serían irreparables. La Cañada del Lobo no es el único lugar de recarga acuífera, de hecho todos los alrededores del perímetro de la Sierra de San Miguelito son zonas donde se concentran los escurrideros de la sierra.
El valor ambiental de San Miguelito es principalmente por su capacidad de captar y conducir agua. Basta con ver las presas que se han construido a sus faldas para aprovechar los escurrimientos. Los tres ríos que atraviesan la ciudad de San Luis Potosí (Rio Españita, Rio Santiago, Rio Paisanos) son alimentados por el agua captada en la Sierra. De hecho la propia comunidad de Suspiro Picacho aprovecha estos escurrimientos para recargar pozos y norias, además de la implementación de terrazas agrícolas que permiten aprovechar aún más el agua en épocas de lluvia.
Una modificación a la orografía del entorno supondría un grave daño ambiental que no solo repercutirá los ecosistemas locales, sino a la comunidades vecinas e intensificaría la escases de agua que se vive actualmente en el valle de San Luis.
La localización de litio en la Sierra de San Miguelito no implica que la amenaza sea únicamente proveniente de empresas nacionales extranjeras, el propio Estado Mexicano se podría convertir en un depredador.
La justificación de la destrucción sería que el litio tiene un valor estratégico y estaría por encima de otros valores. Su explotación representaría un beneficio al Estado-Nación.
Recordemos que históricamente el tema ambiental ha sido minimizado sin importar las etiquetas de los Estados-Nación, llámese capitalista o socialista. Ambos han explotado indiscriminadamente los recursos naturales en aras del «progreso». La Unión Soviética secó el Mar de Aral -el cual antes de su desecación era considerado como uno de los 4 lagos más grandes del mundo- desviando sus aguas para realizar cultivo de productos agrícolas a través de procesos industriales . El lago terminó por reducirse a tal punto que se causó un daño ecológico irreparable y obligó al éxodo de varias comunidades de pescadores que habitaban a sus alrededores.
Uno de los principales males en México es que no ha podido descentralizarse por completo y los debates políticos y sus decisiones se siguen tomando desde un enfoque centralista. Desde la capital se mira a las provincias desconociendo su realidad, menospreciando su participación y posicionamiento. Obligándolos casi a mantener un vasallaje económico e ideológico. El litio en servicio de la nación, la nación centralista que concentra el gran capital, la alta política y los frutos de ambos en el CENTRO, mientras quienes hace casi 500 años llegaron a fundar comunidades en aquellas tierras ricas del ORO BLACO a las faldas de la Sierra, sierra que era tierra de caza y recolección de guachichiles, ahora corren el riesgo de deambular como mendigos despojados de sus tierras.
Se dice que el auge de San Luis Potosí se debió a la explotación minera. Con la devastación del Cerro de San Pedro y ésta, una posible amenaza a la Sierra de San Miguelito, la minería se volvió una maldición.