A pesar del cambio de recinto, el espacio estaba muy bien aprovechado, con una zona comercial bastante amplia, el escenario para las charlas y varias exposiciones repartidas a lo largo del salón. Como en anteriores ediciones, me sorprendió la escasez de manga que se podía encontrar en los distintos puestos, donde campaba a sus anchas el merchandising dedicado a distintas series (incluyendo a la popular Hora de aventuras) y las camisetas, que parecían haber engullido el manga y el anime. Por mi parte, conseguí hacerme con una de las novedades del salón, el primer tomo de I Am a Hero, acerca de un aspirante a mangaka que debe sobrevivir en un extraño apocalipsis zombi. Como tomo de presentación dedicado al protagonista, no me ha convencido lo más mínimo, y a menos que la historia dé un giro considerable dudo que siga las próximas entregas de este bochornoso manga.
Entre los invitados a Expomanga destacaban Katsua Terada (Blood: El último vampiro), y un buen número de autores españoles entregados a esta forma de entender el noveno arte. Las exposiciones estaban bastante logradas, y las que más me llamaron la atención fueron la dedicada a las prometedoras propuestas de Ediciones Babylon, a la saga de videojuegos Tales of y la centrada en el progreso de las series de anime en España, con originales de series emblemáticas como Dragon Ball o Los Caballeros del Zodíaco.
Por desgracia, esta edición de Expomanga estuvo marcada por los problemas de aforo mencionados arriba. Después de la jornada en calma del viernes, el incremento de asistentes en el fin de semana puso en evidencia las penosas medidas de seguridad implantadas y la patética gestión de ciertas instituciones que ni siquiera merece la pena mencionar en este blog. En consecuencia, el sábado y el domingo se formaron colas interminables para acceder al recinto de Expomanga, con esperas de horas que terminaron por desanimar a varios aficionados. ¿El resultado? Después de batir récords hace un año y superar los 31.000 visitantes, la organización de Expomanga ha visto reducida esta cifra hasta 29.000, lo cual no puede considerarse una buena señal dados las circunstancias económicas actuales.
Polémicas aparte, Expomanga sigue manteniéndose como una propuesta amena y enriquecedora para disfrutar de la cultura japonesa y del mundo del cómic en general.