Expresionismo reivindicativo, Käthe Kollwitz

Por Sandra @sandraferrerv

El arte de Käthe Kollwitz sirvió para inmortalizar la injusticia y la tristeza vivida por ella misma y por millones de europeos durante los duros años de las grandes guerras europeas. Ya fuera en grabados, pinturas o esculturas, esta artista expresionista alemana plasmó como nadie el lado más amargo de la vida.
 

Exprimiendo sus habilidades.Käthe Kollwitz Schmidt nació el 8 de julio de 1867 en la ciudad alemana de Königsberg en el seno de una familia de clase media. Su padre, Karl Schmidt no dudó en fomentar las habilidades de su hija y permitió que tomara clases privadas durante su infancia.
En 1885 ingresó en la escuela de Arte Femenina de Berlín iniciando su contacto con artistas del momento. Tras completar sus estudios en Múnich, Käthe regresaría a su ciudad natal para establecer su estudio e iniciar su vida profesional como artista.

Reflejo de la miseria.En 1891, cuando aún no había cumplido los 25, la joven artista se casó con el doctor Karl Köllwitz con el que tendría dos hijos. Se trasladaron a vivir a los barrios más deprimidos de Berlín donde Käthe fue testimonio de las paupérrimas condiciones en las que vivía la población obrera de finales del XIX. Esas tristes visiones de una realidad social miserable influirían decididamente en su obra repleta de profunda crítica social. Series de grabados como La revuelta de los tejedores o La guerra de los campesinos, así lo atestiguan.
El éxito de sus obras llevó a Käthe a impartir clases de dibujo en Berlín y a viajar por distintas ciudades europeas en las que conoció a artistas de la talla de Auguste Rodin.

Reflejo de la paz.La Primera Guerra Mundial se llevó por delante la vida de su hijo pequeño, Peter, tragedia que marcaría para siempre su vida. Su gran obra, Monumento a los muertos, situada en el cementerio de Essen en Bélgica, en la que representaba la desolación de unos padres ante un soldado fallecido en 1932 fue sin duda la viva representación de su propio dolor.
La serie de aguafuertes con el triste nombre Mujer con hijo muerto en las que su hijo había posado como modelo unos años antes (1903) serían una triste premonición de su propio destino.
Defensora desde entonces de los movimientos pacifistas, Käthe vio la subida al poder del partido nacionalsocialista en su país y cómo sus obras, y la de muchos otros artistas de vanguardia, eran retiradas de museos y salas de exposiciones por ser consideradas como arte degenerado.

Reflejo de la muerte.Los últimos años de su vida, Käthe sufrió la destrucción de su estudio y buena parte de su obra a causa de los bombardeos aliados sobre la capital alemana. La desolación de la guerra fue plasmada en sus ocho litografías pertenecientes a la serie llamada Muerte. Un año después, tras el fallecimiento de su marido, Käthe Köllwitz moría a los 78 años de edad. Dejaba para la historia del arte, esculturas y grabados llenos de intensos sentimientos.