Good people are not those who lack flaws, the brave are not those who feel no fear, and the generous are not those who never feel selfish. Extraordinary people are not extraordinary because they are invulnerable to unconscious biases. They are extraordinary because they choose to do something about it. Shankar Vedantam.
¿No os parece magnífica esta definición de extraordinario? Supongo que me gusta porque ofrece esperanzas. No es cuestión de compararse con nadie más que consigo mismo, con cómo se era y cómo se es. No es un proyecto indeterminado de futuro sino un presente evolutivo. Es posible que nos parezca que algunos lo tienen más sencillo, que parten de una posición más adelantada. No consideramos que nunca hemos estado en su pellejo y que por tanto ignoramos qué fantasmas les acompañan. De hecho ni siquiera conocemos a nuestros propios fantasmas, nos hemos pasado la vida ocultándolos y evitándolos. Los mantenemos encerrados a cal y canto en algún lugar lejano, suele ser en un pasado que no queremos recordar. Nos escondemos de ellos cuando, sin querer, los liberamos de su prisión. ¡Cómo si fuese posible huir! No nos atrevemos a mirarlos de frente. Quizá alguien opine que resultan ridículos, pero eso no nos tranquiliza lo más mínimo. El ridículo es, precisamente, uno de nuestros miedos. Tememos que los demás se rían de nosotros por su culpa, en realidad nuestra culpa. Lo que a uno le parecen tonterías, no lo son tanto para otro.
Me gusta la idea de que alguien extraordinario no es un ser superior sino alguien que supera sus limitaciones. No se trata de mirar alrededor para saber qué hace el resto, sino de aprender de nuestros defectos, vernos a nosotros mismos y dar un paso adelante cada vez, aunque el suelo no sea muy firme y se tropiece varias veces antes de ascender el siguiente escalón. Al caer lo único que se rompe es el orgullo y suele haber de sobra para reparar el daño. Nadie dice que el camino sea fácil, casi nada lo es cuando de verdad merece la pena. Extraordinario no es necesariamente perfecto sino esforzarse, en serio y con tesón, por ser mejor.