Ezra Furman en el año 2013 editó su segundo trabajo con su nombre, ya sin los Harpoons, que llevaba por título Day of the dog (Día de el perro). Ya con su primer disco alejado de la que había sido su banda, ese The year of no returning de 2012, dejó claro que no acababa de estar todavía a tope, siendo algo irregular el trabajo, aunque con momentos muy brillantes y se adivinaba su tremenda fuerza. Con Day of the dog va puliendo cosas y mejora su propuesta, se abre totalmente y a pesar de ser algo inconexo, se le ve todo su potencial.Todos tenemos una cara oculta que se desata cuando la vida nos da algún palo fuerte. Vamos a bares desconocidos, rompemos cristales, nos cabreamos con nuestra familia, puteamos a nuestros mejores amigos y amigas, nos vestimos mal, etc., y en definitiva nos autodestruimos, y es así como empezaba este disco, con una definición de autodestrucción (I wanna destroy myself), y es ahí donde Ezra empieza a cambiar su fisonomía, rompe con todo y no deja de tocar varios palos a la vez como en My Zero, la joyaca de la que hablo hoy, con esos vientos maravillosos y ese pop moderno, pero a la vez clásico que agarra un poco del glam, otro de la new wave, pero siendo Mr. Furman él mismo.
Ezra Furman en el año 2013 editó su segundo trabajo con su nombre, ya sin los Harpoons, que llevaba por título Day of the dog (Día de el perro). Ya con su primer disco alejado de la que había sido su banda, ese The year of no returning de 2012, dejó claro que no acababa de estar todavía a tope, siendo algo irregular el trabajo, aunque con momentos muy brillantes y se adivinaba su tremenda fuerza. Con Day of the dog va puliendo cosas y mejora su propuesta, se abre totalmente y a pesar de ser algo inconexo, se le ve todo su potencial.Todos tenemos una cara oculta que se desata cuando la vida nos da algún palo fuerte. Vamos a bares desconocidos, rompemos cristales, nos cabreamos con nuestra familia, puteamos a nuestros mejores amigos y amigas, nos vestimos mal, etc., y en definitiva nos autodestruimos, y es así como empezaba este disco, con una definición de autodestrucción (I wanna destroy myself), y es ahí donde Ezra empieza a cambiar su fisonomía, rompe con todo y no deja de tocar varios palos a la vez como en My Zero, la joyaca de la que hablo hoy, con esos vientos maravillosos y ese pop moderno, pero a la vez clásico que agarra un poco del glam, otro de la new wave, pero siendo Mr. Furman él mismo.