Fabricando sendas

Publicado el 29 agosto 2012 por Imperio_majete81

En el instituto conocí Imagine y me cautivó tanto, que su mensaje nunca he dejado de obedecer. Imagina. Y eso hice para escribir mi novela Sendas a Nutopía.
El mundo está cambiando de nuevo, lentamente, pero se percibe, se siente, se sabe. Dentro de poco, nuestra forma de pensar, cambiará espero que para bien, que sea para siempre, aunque para siempre sea mucho tiempo. Y en esto decidí pensar en como se podría llegar a ese cambio, y que podría hacer el ser humano para convencer al prójimo o semejante, para convencerle del cambio inminente, o para evitarlo si es negativo. Imaginé.
Un mundo surrealista con seres humanos que se dejan convencer, que no hay ni cielo ni tierra, ni nada preestablecido en el mundo real. ¿Pero como se dejan convencer sin Dios ni el Diablo? No hay religión. Tiene que haber una fuerza superior para llevar a cabo ese cometido. Tiene que existir el bien y el mal. El blanco y el negro.
Pues sí, ya tengo los malos, la propia naturaleza del ser humano, porque si escribo que es alguien físico, se acabaría con él y punto, seriamos libres. Lennon dijo que no habría nada por qué morir ni nadie por quien matar. Así que en mi novela no morirá nadie.
¿Pero entonces como haré para combatir con algo que no veo ni puedo matar? Pues muy sencillo, haciendo que lo que nos cambia la mentalidad, sea algo interno, como he dicho antes, la propia naturaleza del ser humano, razonamiento inofensivo, humano y cívico.
¿Y como conseguir que el ser humano escuche su interior? Pues dándole silencio, el sonido del silencio, revela pensamientos e ideas profundas, que ni siquiera sabemos que existen, pero están ahí escondidas en lo más hondo de nuestra alma, deseando salir por algún sitio. Como el silencio que tenía cuando escuchaba Imagine.
Me sacaba ideas que nunca hubiera podido sacar por mí mismo. La voz de Lennon me parecía la voz de mi propia conciencia, la que me decía que imaginase, que no hay ni cielo ni tierra, ni nada que dure para siempre, no hay posesiones, no hay gula, ni malos pensamientos, entonces… El héroe que necesito tiene que ser un hombre libre de pensamiento, un soñador que imagine o sueñe con un mundo mejor, un mundo donde los hombres sean hermanos, donde la gente viva la vida en paz.
¿Y quien mejor con esas premisas para salvar al ser humano, que un utópico? ¿Y donde se encuentran los utópicos? En la Republica Independiente de Nutopía.
¿Pero cómo hago para poner dos mundos en uno mismo? Dos que sean uno.
Pues haciendo a las personas interiorizar, dentro reside ese mundo fantástico, utópico, imaginario y nunca mejor dicho, idealista y positivo, la mejor fuerza para lidiar y vencer, los sentimientos negativos. Nos invaden, carcomen conciencia, nos vuelven grises y opacos.
¿Y como se consigue? Pues con el arte. La música amansa a las fieras y leer relaja, y escribir ni te cuento. Es una forma de que el ser humano, en masa, escuche su interior, haciendo que resucitemos a su alma imperecedera, llena de colores y de luces.
Libre y fuera del ataque de la negatividad. ¿Pero qué era la fuerza que volvía al ser humano opaco, gris, triste y agresivo? ¿Gula, frente a la precariedad y el hambre? Imagina una hermandad de hombres compartiendo el mundo. Esperando que algún día te unas a ellos y el mundo viva como uno. Sin el ataque de los monos triunfadores.