Revista Cultura y Ocio

Fabulosas narraciones por historias, por Antonio Orejudo

Publicado el 16 junio 2013 por David Pérez Vega @DavidPerezVeg
Fabulosas narraciones por historias, por Antonio Orejudo Editorial Lengua de Trapo. 393 páginas. 1ª edición de 1996.
Mi amigo el escritor mexicano Federico Guzmán Rubio llevaba tiempo animándome para que leyera a Antonio Orejudo (Madrid, 1963), ya que para él es uno de los escritores españoles actuales más destacados y le extrañaba que yo aún no lo hubiera leído. El año pasado, paseando por la Feria del Libro de Madrid, nos acercamos hasta la caseta de Lengua de Trapo y saludamos a sus editores. Allí estaban las primeras ediciones de los libros de Orejudo. Ahora los derechos de venta de Fabulosas narraciones por historias los tiene la editorial Tusquest, pero Lengua de Trapo puede vender los ejemplares que editó en su día y que no se vendieron. Lengua de Trapo sigue, igual que en los años 90, realizando la valiosa tarea de descubrir a nuevos autores, que cuando tienen éxito y reconocimiento suelen mudarse a editoriales más grandes. La edición que compré es extraña: no encuentro su imagen en internet. Al final del volumen tiene una nota que afirma que se acabó de imprimir en octubre de 1996 en Madrid, pero en la parte de atrás de la cubierta se afirma también que este libro ganó el premio Tigre Juan a mejor primera novela en 1997. Es como si el cuerpo del libro no se hubiera modificado para una supuesta segunda edición, pero sí la cubierta. La foto que he tomado de internet es la de la primera edición; la mía, con unas plumas estilográficas con la cabeza de Ortega y Gasset o Gómez de la Serna le extraño verla al propio Antonio Orejudo con el que crucé dos palabras en la feria del libro de este año. Fui a su caseta para que me firmara este libro y compré el de Ventajas de viajar en tren.
En todo caso, compré el libro y he tardado un año en leerlo. Lo he tomado de mi estantería de inleídos durante el pasado mes de mayo, en que extrañamente he leído seguidos unos cuantos libros escritos por españoles.
Fabulosas narraciones por historias nos lleva al Madrid de 1923 y al entorno de la Residencia de Estudiantes dirigida por José Moreno Villa. Los protagonistas principales son tres jóvenes: Patricio Cordero, sobrino del novelista José María de Pereda, Martiniano, sobrino de Azorín, y Santos, un joven de origen rural, cuya familia se dedica a la cría de cerdos. Una constante en el libro será la mezcla de personajes reales con otros inventados; así por estas páginas desfilarán Ortega y Gasset, Juan Ramón Jiménez, García Lorca, Neruda, Vicente Huidobro… En una nota final Orejudo afirma que esta novela “bautiza con nombres verdaderos a personajes imaginarios”.
El tono de farsa irónica queda establecido desde la primera página del libro (o incluso desde la primera frase: “¿Y si después de todo no era un genio?”), narrado en tercera persona; una tercera persona omnisciente, que a menudo, guiada por su afán caricaturesco, dirige una mirada de superioridad condescendiente y de burla sobre sus personajes; así, por ejemplo, habla de Santos en la página 335: “Pasaba las tardes de invierno con la Chari frente al fuego, que le provocaba pensamientos que a él le parecían profundos”. Las caricaturas de Juan Ramón Jiménez, convertido en un maniático del silencio y del orden, y la de Ortega y Gasset, convertido en un sátiro intrigante, son especialmente divertidas. Las famosas tertulias literarias de la época tampoco se van a escapar al escarnio burlesco de esta mirada novelística que parece ridiculizar todo lo que describe.
La Residencia de Estudiantes era un caos de señoritos, nos cuenta Orejudo en esta novela, un caos de juventud bullente como era el Madrid de la época. Ya sabía por novelas como La calle de Valverde de Max Aub que Madrid era una ciudad más moderna en 1923 que en 1943 o 1953, una ciudad que miraba a Europa con una cercanía que iba a quedar cercenada por la autarquía de años venideros. Así, al recrear el lenguaje de 1923 (una recreación muchas veces falsa, pues los jóvenes de esta novela hablan como los de la década de 1990) Orejudo emplea el uso de términos en inglés: race, leader, off-side…, y los nombres de los personajes aparecen, a menudo, transformados en diminutivos de sonido anglosajón: Pátric, Martini…  Me ha llamado poderosamente la atención una imagen: “Las races de autos ilegales que Teuco Salas, el hijo del embajador argentino, organizaba viernes y sábados, a partir de las tres, al final de la Castellana.” (pág. 37). En todo caso, existe una diferencia clara entre un libro como La calle de Valverde de Aub y Fabulosas narraciones por historias de Orejudo, éste último recrea la vida madrileña de la década de 1920 con la visión desenfadada y desprejuiciada de 1990; así el sexo explícito será frecuente en esta novela, mientras que en la Aub una realidad como ésa se mostraba muy elípticamente.
En la página 297 he marcado el párrafo que posiblemente justifica el título del libro: “Nos pasamos toda la vida tomando las narraciones fabulosas por historias y, cuando por fin conseguimos entrever la historia verdadera, ésta nos suena tan fantasiosa que no nos la creemos.”
El todo burlesco de la primera parte del libro (con su abultado humor escatológico y brutal, tan español: pedos, golpetazos…) empieza a dejar entrever una realidad más turbia, como el juego a través del cual la Generación del 27 fue fruto de una conspiración que pretendía canalizar el gusto popular hacia la poesía o la novela de prosa poética en contra del realismo (conspiración dirigida por José Ortega y Gasset), que acabará conduciendo –sin abandonar el tono burlesco- hasta el asesinato. La novela gana en altura cuando la narración nos conduce hasta la Guerra Civil y la posguerra, y veamos la evolución de Patricio o Santos bajo el nuevo régimen, cuando aquellos años locos de la juventud han quedado tan atrás.
Otro elemento destacado de esta novela es que en la narración se van intercalando páginas de memorias, de entrevistas o de ensayos publicados ya en la democracia o cerca de la democracia (años 1970-1990), donde las palabras de personajes reales (por ejemplo, aparece alguna página real de Ortega y Gasset) se van intercalando con las de otros inventados. También la novela recoge artículos de la revista pornográfica de la época La Pasión, que al final descubriremos que están escritos por algunos de los personajes del libro.
El tono burlesco, de condescendiente farsa, y el lenguaje irónico y sonoro, tan cervantino, me han recordado también al empleado por Luis Landero en su primera novela, Juegos de la edad tardía.
La lectura de Fabulosas narraciones por historias ha hecho que me apetezca leer más novelas españolas, novelas que reflejen como era este país hace décadas. Tengo que acercarme a Benito Pérez Galdos, por ejemplo; y he estado a punto de leer otro de mis inleídos clásicos: Lola, espejo oscuro de Dario Fernández Flórez. En todo caso, he descubierto por fin a Antonio Orejudo, y su primera novela, publicada el año en que el autor cumplía treinta y tres años, y por tanto, posiblemente escrita con unos treinta, me ha parecido verdaderamente ambiciosa y conseguida.
Seguro que repetiré con Orejudo.

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