Factual: "Extraterrestres"

Publicado el 18 octubre 2012 por Fimin

18 de Octubre del 2012 | etiquetas: Factual, Manel Carrasco Twittear

Desde que el hombre es hombre mira a las estrellas. El espacio es la última frontera, como se dice a menudo, y desde siempre la hemos observado con los ojos cuajados de múltiples sensaciones: hay fascinación, hay temor, hay intriga, hay ilusión y hay respeto. Y ahora hay un monopatín teledirigido dando vueltas por Marte. Y tiene un mecanismo de origen español que, mira tú por dónde, es de lo primero que se ha estropeado con la caída.

A mediados de este verano la NASA anunció a bombo y platillo la llegada de la Curiosity a Marte. La noticia era más que relevante, por su importancia científica y por la maravilla de la ingeniería que supone el artefacto en cuestión. Una vez más, se ponía de manifiesto el espíritu de superación y el afán de conocimiento que guía y caracteriza al ser humano desde sus albores. Aunque, bueno, para retratar en su justa medida al humano común, el robot teledirigido debería llevar un ambientador de pino, la ITV caducada, y avanzar a 140 por una vía estrecha.Imaginaos al venusiano de turno, de vacaciones con la familia por el planeta rojo, que mientras se hace una foto de recuerdo de los mares de dunas se ve atropelladopor un coche terráqueo que avanza atronando al ritmo de radiofórmula, y encima lo insulta por estar en medio. Eso sí sería un símbolo de nuestra presencia, y no la bandera de Neil Armstrong en la Luna.

En cualquier caso, el cine siempre se ha interesado por las inacabables posibilidades que ofrecen los viajes espaciales. Es casi improbable que Georges Méliès supiera la cantidad de imitadores que tendría cuando clavó su pequeña nave en el ojo de la Luna, en su más célebre cortometraje, pero ahí están: miles de películas y series de televisión que fabulan sobre lo que podemos encontrar en galaxias lejanas (y no tan lejanas), en mundos llenos de sorpresas y peligros, o a la inversa, en los visitantes que pueden llegar de los confines del universo. No sabemos si estamos solos, pero el cine ha poblado la bóveda estelar de tantas razas, de tantos mundos, que cuesta creer que no haya nadie esperando ahí fuera. Y es que al final el ser humano siempre avanza impulsado por la misma pregunta: ¿qué encontraremos más allá? Aunque si os digo la verdad, yo diría que en Marte la Curiosity se va a encontrar una sucursal del IKEA, o una franquicia del MacDonalds. Y si no, al tiempo.

¿Y en filmin qué tenemos? Visitantes y visitados, extraterrestres de todos los pelajes y alguna que otra marcianada. Hay celuloide interestelar para rato, variado y muy divertido. Cogeos una bolsa de palomitas liofilizadas que nos vamos de viaje:

Extraterrestre (2011)

Julio se despierta en cama ajena y en piso ajeno. La chica que lo acompaña parece tan cohibida como él, y lo peor es que ni siquiera recuerda qué ha pasado. Hasta aquí, nada que no se pueda controlar. Pero entonces Julio se asoma a la ventana, y lo que ve recortado sobre el cielo de Madrid ya es más peliagudo…

Así empieza el segundo largometraje de Nacho Vigalondo tras la estimulante Los cronocrímenes (2007). El cineasta cántabro demuestra su habilidad para servirse de la ciencia ficción como engranaje y punto de partida de un film que transita entre varios géneros sin amilanarse ni un ápice. Tenemos una invasión alienígena en toda regla, tenemos galanes, antihéroes, melocotones y envenenadas pelotas de tenis. Y tenemos a la chica. ¿Quién no se puede enamorar de la chica?Vigalondo construye un relato que funciona como un instrumento de relojería, preciso en la concatenación de escenas que admiten más de una lectura, que crece y avanza con paso firme. Singular, con bellísimos ecos de la más clásica de las películas de Hollywwod,Extraterrestre convierte su premisa inicial en el marco de algo más terrestre y a la vez tan extraordinario como el amor en sus formas más genuinas. Cine que trasciende géneros, con la frescura de un director que consolida su estilo y demuestra que hasta en tiempos de crisis se puede remar contra el viento. Como Carlos Vermut, Paco León  o Alfonso Sánchez, el futuro del cine español pasa por aquí.

La niebla (2007)

Frank Darabont hace años que le tiene tomada la medida a los relatos de Stephen King. Sin embargo, nunca como ahora su producción se había acercado tanto a los derroteros más habituales del autor de El resplandor. En La niebla el terror más absoluto late y se respiratras el manto blanco que cubre una pequeña comunidad cercana a una base militar. Algo se ha liberado, desconocido y terrible. Cuando los supervivientes se encierran en una gasolinera las tensiones afloran, y pronto los monstruos se encuentran a ambos lados del cristal protector. Darabont disecciona los comportamientos grupales en una situación de tensión, sus debilidades y sus momentos de nobleza, mientras la insoportable niebla avanza y las opciones se agotan. El miedo, la disensión, la enajenación transitoria de un colectivo acorralado, todo aquello que aflora cuando la pátina de civilización (otra niebla, menos inquietante) amenaza con desvanecerse. Y al otro lado, acechantes, monstruos que son apenas siluetas, pero cuyos contornos se vuelven cada vez más terroríficos a medida que dejamos que nuestra imaginación acabe de componer sus figuras. Claustrofóbica, inquietante y pesimista, La niebla tiene en Darabont a un brillante generador de atmósferas, de entornos sofocantes que deslizan lentamente a sus personajes hacia la angustia y la catarsis. Y no, pese a la coincidencia de títulono tiene nada que ver con la de John Carpenter, pero tampoco lo necesita. Una de las mejores propuestas de terror que nos ha brindado Hollywood en los últimos años.

Batalla más allá del sol (1960)

Antes de Tetro (2009), antes de Cotton Club (1984), antes de ApocalypseNow (1979) y por supuesto, antes de El Padrino (1972), hubo un primer trabajo de Francis Ford Coppola. Y contra la creencia común, no estamos hablando de Dementia 13 (1963), sino de una película de ciencia ficción sobre la conquista de Marte: Batalla más allá del sol. ¿Y esto qué rayos es? Pues nada más y nada menos que un encargo de Roger Corman al joven estudiante Coppola. El avispado Corman compró los derechos de una película rusa llamada Nebo Zovyot (1959)y mandó que se readaptara para el gusto norteamericano. Esto es, sin propaganda anticapitalista, ni referencias a los soviéticos, y con un cambio de tono que la acercara al modelo de consumo estadounidense. Dicho y hecho, Coppola rehízo la historia, americanizó los nombres, cortó aquí y pegó allá, e incluso se permitió incluir dos monstruos alienígenas inspirados en los genitales masculinos y femeninos. Casi nada. El resultado es una curiosidad que se vendió bajo seudónimo, una jugada comercial tan sugestiva como naïf, tan bizarra como divertida. La conquista del espacio, y concretamente del planeta rojo, sirve de excusa a uno de los cineastas más importantes del siglo XX para foguearse con una opera prima involuntaria, un trabajo mercenario que despierta toda nuestra ternura por la candidez con que está ejecutado. Pocas veces el debut de un grande ha sido tan trash. Pero más allá de consideraciones sobre la autoría del proyecto Batalla más allá del sol es un ejemplo perfecto de la ciencia ficción de serie B, especialista en levantar decorados imposibles y atrezzos alucinantes con una tuerca y un limón, supliendo con empeño y ganas la falta de medios. Otra forma de hacer cine, más festiva que la mayoría, más primitiva, más descacharrante, pero igual de necesaria que las convencionales.

Pledge this! (2006)

Resulta que Paris Hilton quiere salir en la portada de la revista FHM, y como que dirige una hermandad universitaria pues… Un momento, ¿este factual no era sobre extraterrestres? Efectivamente, y no hay nada más marciano que una comedia donde la cutrez marca el compás, una astracanada kitsch que no podríamos parar ni aunque quisiéramos.¿Mala? Como diría Mae West: peor. O por decirlo de otro modo: consecuente hasta el tuétano. Porque ahí reside su encanto. Pledgethis! es un despropósito cargado de desparpajo, que no niega su condición y adquiere todo su valor en la coherencia de su premisa. Esto es lo que hay, caballeros, bizarro y descocado. Ni más ni menos. Podemos empezar a verla con media sonrisa de displicencia, pero es tan rematadamente trash que nos atrapa en su universo de plástico barato, igual que Paris Hilton.Una oda a la majadería que se enmarca en una nueva manera de ver cine, donde el valor de la experiencia estética nos acerca al feísmo y al encumbramiento del producto de mercadillo. Hilton (y Paula Garcés, Carmen Electra, ¡Paulina Rubio!) ponen rostro a esta cumbre de un fenómeno cinematográfico insólito hasta ahora, que cobra sentido en un entorno de múltiples formatos audiovisuales. ¿Hay algo que esté más fuera de este mundo? Si los extraterrestres han llegado ya, y se esconden entre nosotros, buscadlos entre las alhajas y lentejuelas rosas de Pledge this!

Fin del viaje. Hay otros títulos. Habrá muchos más. Mientras tanto, cuando cerréis la página de filmin echad una ojeada al cielo. El Curiosity sigue avanzando por las arenas de Marte. Quién sabe qué más encontrará. Con suerte, otra historia para ver en el cine. O eso, o un peaje para ir a la Jonquera.