«Fahrenheit 451» de Ray Bradbury | Reseña

Publicado el 17 abril 2017 por Carmelo Carmelo Beltrán Martínez @CarBel1994
Desde hacía mucho tiempo estaba deseando leer Fahrenheit 451, la famosa obra de Ray Bradbury con la que cerraría el trío de distopías que el boca a boca considera imprescindibles y que, a parte de la que hoy nos atañe, está conformado por 1984 y Un mundo feliz.


Datos del libro


Título: Fahrenheit 451Autor: Ray BradburyEditorial: DEBOLS!LLOPáginas: 192Año de publicación: 1953ISBN: 978-8490321478Cómpralo: versión física / versión digital

Sinopsis

Guy Montag es un bombero y el trabajo de un bombero es quemar libros, que están prohibidos porque son causa de discordia y sufrimiento.El Sabueso Mecánico del Departamento de Incendios, armado con una letal inyección hipodérmica, escoltado por helicópteros, está preparado para rastrear a los disidentes que aún conservan y leen libros. Como 1984, de George Orwell, como Un mundo feliz, de Aldous Huxley, Fahrenheit 451 describe una civilización occidental esclavizada por los medios, los tranquilizantes y el conformismo.

Opinión


La visión de Bradbury es asombrosamente profética: pantallas de televisión que ocupan paredes y exhiben folletines interactivos; avenidas donde los coches corren a 150 kilómetros por hora persiguiendo a peatones; una población que no escucha otra cosa que una insípida corriente de música y noticias transmitidas por unos diminutos auriculares insertados en las orejas.
Bradbury nos transporta a una sociedad apática, insulsa, en el que la mediocridad se ha impuesto, en la que el mundo vive aislado, los suicidios son tan comunes que ni siquiera los médicos los tratan y en la que los jóvenes deciden asesinar para pasárselo bien. Todo lo que no tenga un placer o una utilidad inmediata es prescindible, por lo que todo lo relacionado con la filosofía, la literatura o incluso la política carece de interés para una sociedad que dedica sus días a interactuar con otros a través de las pantallas de su casa, con un contacto real que brilla por su ausencia.
En dicho mundo encarnaremos a Montag, un bombero para el que un día la realidad explotará gracias a la conversación con una joven a la que todos consideran una loca y comenzará a cuestionarse todo lo que le rodea. 
En este mundo el trabajo de los bomberos no es apagar incendios, sino provocarlos. Su función es quemar todo aquello que pueda trastocar la falsa tranquilidad, la falsa felicidad que todos viven. Son los guardianes de la felicidad, como en alguna ocasión se llegan a hacer llamar, y entre sus funciones está incinerar cualquier vivienda en la que haya un rastro de un libro.
Por ello, la idea que subyace a la obra es «¿por qué son tan peligrosos los libros?». Los libros tratan de dar sentido al universo, tratan de hacernos comprender las cosas más allá de lo que parecen a simple vista. Como dicen en la obra, nos muestran «los poros de la vida», lo bueno y lo malo, no lo superficial. Un televisor es algo inmediato, real, que nos dice qué debemos de pensar en cada instante sin darnos tiempo a reflexionar. No así el libro, que podemos cerrarlo, hacerlo esperar, y nos permiten recordar lo tontos o estúpidos que somos.
Fahrenheit 451 es una obra que preocupará al lector conforme vaya avanzando en las páginas y se dé cuenta de que el temeroso y preocupante mundo que se describe en la obra está muy presente en el que él vive. No estamos tan alejados, no somos tan distintos. Todo lo relacionado con las letras tiene cada vez menos valor, en los colegios las asignaturas en las que se estudian tiene cada vez menos peso. Nos pasamos horas perdidos en cacharros electrónicos en lugar de vernos cara a cara. Preferimos la inmediatez, las redes sociales, es el mundo de lo superficial, de lo instantáneo. Si tenemos que esperar, pensarlo dos veces ya no nos gusta. Bradbury consigue describir un mundo que, aun en papel, parece ser la meta a la que nos dirigimos.
Como el dice, no nacemos iguales y eso es lo bonito, pero estamos en un mundo en el nos obligan a ser semejantes, una sociedad en el que el que no queremos que nadie desentone, que nadie destaque, porque eso perjudica al resto, en una realidad que al inteligente se le aísla, en el que las envidias mueven cielo y tierra.
¿Por qué los libros son tan peligrosos? Esa es la verdadera respuesta que encontraréis en el mapa que dibujó Bradbury hace sesenta y cuatro años y que a día de hoy parece una fotografía.
Lo importante de esta obra no es lo que se cuenta, sino lo que se deja caer, los pequeños detalles que se destilan, las gotas de realidad que se mezclan con el libro.
Es espeluznante.

Versión en vídeo



Carmelo Beltrán@CarBel1994