Presentadores y comentaristas de TV3, controlada por los independentistas catalanes, advirtieron que los convocantes de la gigantesca manifestación de este domingo a favor de España y de las elecciones del 21 de diciembre eran falangistas.
La machacona propaganda del órgano secesionista al que no se ha atrevido a tocar el Gobierno con el artículo 155 lleva muchos años acusando de falangismo, fascismo y franquismo a los constitucionalistas.
Pero la Cataluña moderna, la que eclosiona gracias a los Juegos Olímpicos de 1992, se debe a un falangista y franquista hasta la muerte de Franco, Juan Antonio Samaranch, miembro de la burguesía barcelonesa mayoritariamente adherida a ambas militancias.
Una burguesía que se pasó en los 1980 al pujolismo, tras negar sus vínculos anteriores, luego al independentismo, y que apoyará el constitucionalismo si Ciudadanos, PSC-PSOE y PP ganan las elecciones de diciembre.
Muchos catalanes que siguen y creen a TV3 deben estar desconcertados, igual que los militantes de Podemos.
Los falangistas, fascistas y franquistas de la Sociedad Civil Catalana, según los medios separatistas, casi todos, y Podemos, habían elegido para pronunciar los discursos, entre otros ultraderechistas, al ex secretario general comunista Francisco Frutos, y los dos Josep, el socialista Borrell y el comunista, después popular, Piqué.
No sólo en Cataluña, en el resto de España y por la penetración de otros nacionalismos y de los anárquicos satélites de Podemos, quien contradiga a Pablo Manuel Iglesias debe ser acusado de los tres adjetivos, en realidad, sustantivos.
Falangista, fascista y franquista están volviéndose más que una imputación negativa en una señal de sentido común, de honorabilidad y buena cabeza.
Lo que es descorazonador, porque le quitan la carga de opresión y violencia natural de esas tres formas de ejercer la política, aunque se hubiera atenuado enormemente en el tardofranquismo.
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SALAS
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PABLO MANUEL, EL PURGANTE DE SUS PROPIOS FALANGISTAS, FASCISTAS Y FRANQUISTAS