Hervé Falciani, empleado del HSBS, destapó, en 2006, los datos de 80.000 particulares y empresas, entre los que se encontraba la familia Botín, que tenían sus capitales en el vergel fiscal de Suiza. Allí se suele exigir un capital mínimo de 1,6 millones de euros para abrir una cuenta. Francia entregó a España la relación de nacionales con capitales en aquella filial bancaria. La Agencia Tributaria española intentó entonces la regularización fiscal de 6.000 millones de euros de los 1.500 defraudadores españoles, comenzando una inspección hacia los codiciosos contribuyentes, inlcuidos en aquella lista, que posteriormente se rebajó a 659 personas a los que requirió. Entre los casos se encontraba el Presidente del Banco de Santander y varios de sus familiares que no habían declarado estos fondos desde el año 2005 al 2009.
A dicho requerimiento, Emilio Botín e hijos (éstos últimos no fueron requeridos formalmente), presentan declaraciones complementarias de fecha 28,29 y 30 de julio de 2010. Su hermano e hijos (éstos no fueron tampoco requeridos) presentan declaraciones complementarias de fecha 27 de julio de 2010 y una hija residente en EEUU, el 4 de agosto de 2010. Nótese, que dichas regularizaciones extemporáneas, son posteriores a la comunicación francesa y anteriores al requerimiento formal de la AEAT, transcurriendo un año entre una fecha y otra, 15 y 18 de abril de 2011.
Los servicios de inspección de la AEAT emite informes, el primero referido a Emilio Botín e hijos, y el segundo a su hermano e hijos, haciendo constar que la documentación es ingente, en inglés y francés, no pudiendo acreditarse la titularidad de activos ( por la existencia de trust, fundaciones, empresas varias creadas al socaire de la actividad) y por lo tanto, la dificultad de poder determinar los obligados tributarios.
Junio de 2011.
La fiscalía anticorrupción formula denuncia contra los Botín.
15 de junio de 2011.
Mediante Auto, el Juzgado Central número cuatro de la Audiencia Nacional, admite a trámite la denuncia de la Fiscalía especial contra la corrupción y la criminalidad organizada, contra Emilio Botín y sus hijos, su hermano Jaime y sus hijos, por la comisión de un presunto delito contra la Hacienda Pública.
Se nombran dos peritos judiciales a fin de verificar las regularizaciones practicadas por los requeridos.
9 de marzo y 11 de mayo de 2012.
Los peritos emiten informes, haciendo constar que lo hacen únicamente sobre la base de la documentación aportada por la parte, ante la imposibilidad de contrastar su contenido con la base de datos de la AEAT, ni datos que pudieran aportar terceros. Llegan a la consideración de que bastan para verificar en grado suficiente los hechos objeto de tributación. Si bien en unos caso con exceso de tributación (en la regularización) y en otros casos en defecto, pero en todo caso, la regularización sin mediar requerimiento previo de la AEAT ha pretendido adecuarse en todo momento razonablemente a lo establecido en la normativa reguladora de los referidos impuestos.
Ante estos informes, la fiscalía y la abogacía del Estado, interesan el sobreseimiento y archivo de las actuaciones, que se decreta mediante Auto de 22 de mayo de 2012, bajo el argumento de concurrir la excusa absolutoria del art. 305.4 del CP, esto es, que las regularizaciones se han producido antes de que la Administración tributaria iniciase procedimiento alguno concluyendo que se puede considerar correcta y veraz, al verificarse en grado de suficiente los hechos acaecidos en los años 2005 a 2009 objeto de comprobación.
El final del asunto le costó a la familia Botín 200 millones de euros.
Ahora, Falciano va a ser extraditado a Suiza, por el Estado español. Debe ser que aquí tiene enemigos muy poderosos, sobre todo después de sus revelaciones. El Consejo de Ministros ha dado luz verde al proceso de extradición, este viernes.
Para los jueces y banqueros suizos, Falciani es un ciberdelincuente que ha sustraído de la sede ginebrina del mayor banco privado del mundo, el británico HSBC, 80.000 nombres de empresas y particulares con sus respectivos datos contables secretos, dispersos en cerca de decenas de miles cuentas bancarias.
Falciani entró a trabajar en la filial ginebrina del HSBC en el año 2000. Tenía 28 años y era un genio de la informática. Según su propia versión, desde su entrada en la entidad empezó a percibir que había diariamente cientos de operaciones irrastreables. Transferencias entre cuentas anónimas inmediatamente borradas gracias al programa Hexagon, que permite desplazar en un solo clic fortunas entre Ginebra y Hong Kong sin dejar huella numérica. Siempre según la versión de Falciani, durante los siete años siguientes este joven Robin Hood del Sherwood de los ceros y los unos se dedicó a investigar información de operaciones y operantes binariamente opacos. Y, en 2007, decidió sustraer esta información sensible y llevársela a su casa. Cuando terminó su relación contractual con el HSBC en diciembre de ese mismo año, el ordenador personal de Falciani era un pozo negro de dinero del mismo color. Falciani es un Julian Assange, un adalid contra la corrupción financiera internacional.
Ya en 2009, Falciani accedió a justificar su delito en la cadena televisiva France 2, alegando que consideraba “un deber cívico” denunciar los manejos del banco en que trabajaba. No es el único que lo ha hecho. El día 16 de julio, el Senado de los EEUU presentó un informe denunciando que HSBC llevaba años lavando dinero del narcotráfico y financiando grupos terroristas. ¿Pedirá también Suiza la extradición del Senado americano?
Nos preguntamos si detrás de esta extradición está Botín u otros botines.