Hacía unos meses que Máximo me envió un mensaje verbal: “dile que yo soy su amigo”. Respondí que “viceversa y que se cuidara”.
Sé que fumaba en demasía. Por lo menos, ahora Máximo ya es libre. Lástima que no haya podido ver a su patria libre de las manos de los Castro, a quienes odió con toda la fuerza de su alma.
Descanse en paz, querido Máximo.
Ángel Santiesteban-Prats
14 de abril de 2015
Prisión Unidad de Guardafronteras
La Habana