Aunque tenía ya 93 años, era uno de esos gigantes cuya figura parecía estar exenta del fin del común de los mortales. Sin embargo, primero fue Steve Ditko, después fue Stan Lee y ahora... le ha tocado el turno a John Romita. Para mí, la perfección absoluta como dibujante.
Él rediseñó la imagen de nuestro amigo y vecino Spider-Man, hasta el punto de convertirla en el canon por el que habrían de regirse los posteriores artistas en los siguientes treinta años. Personalmente, yo, cuando pienso en Spider-Man, pienso en SU Spider-Man. A mi entender, todo lo que vino después fueron meras reinterpretaciones que, cuanto más intentan alejarse de su impronta, menos me gustan (cuando no directamente me aborrecen). Me pregunto que pensaría él en su fuero interno de la "calidad" de los cómics que se han hecho desde los 90´s hasta hoy... (aunque puedo imaginármelo).
Su fallecimiento me ha afectado especialmente, pues siento que con él se ha ido una época y un modo de hacer tebeos que, por desgracia, ya nunca volverá. Descanse en paz.
Y para recordarlo como se merece, a continuación recupero el artículo que le dediqué por aquí hace casi ocho años:
Cuando en 1966 el primer dibujante de Spider-Man, Steve Ditko, rompe definitivamente su relación con Stan Lee y por extensión con el arácnidoy con la propia Marvel (por los motivos aquí explicados), urge buscarle un sustituto a la mayor brevedad posible.
Pero hay que tener en cuenta que a estas alturas El Hombre Araña ya es, junto a Los 4 Fantásticos, uno de los títulos más vendidos de la editorial, por lo que dicho cambio no puede tomarse a la ligera.
Stan Lee, que no tiene un pelo de tonto, demuestra un gran olfato editorial encargando el dibujo de Amazing Spider-Man #39 a John Romita, un artista de -entonces- treinta y seis años que, aun a pesar de contar con un considerable bagaje artístico a sus espaldas, así como con una indiscutible calidad técnica, aún no es demasiado conocido en el medio.
Nacidoen Brooklyn (Nueva York), el 24 de enero de 1930, Romita se graduó en la Escuela de Arte Industrial en 1947. Tras trabajar un tiempo como ilustrador publicitario, dio el salto al cómic como entintador de diversas publicaciones, hasta que en 1951 comenzó a colaborar con Stan Lee en Atlas Comics (antiguo nombre de Marvel), en ciertos trabajos "menores" de terror y ciencia ficción.
En 1957 abandonaría la empresa, entonces en crisis, y comenzaría a trabajar para National Periodicals (antigua DC), donde durante ocho años ilustraría infinidad de historietas (principalmente románticas).
En 1965 regresó a Marvel, y tras entintar algún número de Los Vengadores pasó a dibujar Daredevil.
Pero poco tiempo antes de darle el puesto en la cabecera arácnida, y en otro alarde de astucia, The Man tiene ocasión de probarlo dibujando al trepamuros haciendo aparecer a éste como personaje invitado en Daredevil (serie de la que, como hemos dicho, se encarga Romita desde hace unos meses). El resultado debe parecerle lo suficientemente satisfactorio al mítico editor, porque acto seguido el trabajo es suyo.
Así, mes a mes, Romita va cumpliendo el encargo, pero al principio limitándose a tratar de imitar (aunque nadie se lo exige) el peculiar estilo del trazo de Ditko, dando por hecho que su ausencia en la cabecera arácnida es tan sólo fruto de un enfado temporal, por lo que no tardará en regresar cual hijo pródigo. Lo cierto es que Ditko nunca volverá.
Años después, él mismo lo relatará del siguiente modo: "Otros artistas siempre recibían más correo. Durante mis dos primeros años, escribían a Stan diciendo: "Me gusta el argumento, el humor, los secundarios, los villanos..." ¡¡Nadie hablaba del dibujo!! La gente me decía a la cara: "Nos gusta lo que haces, pero, ¿cuando va a volver Steve Ditko?" Consiguieron que me sintiera como un usurpador. Sinceramente, estaba muy incómodo haciendo Spider-Man. A lo largo de todos aquellos años, siempre me sentí como un artista invitado, como si no estuviera trabajando en mi propio tebeo. Era muy extraño, porque estuve en Spider-Man seis o siete años, mientras que Ditko sólo permaneció tres".
Sea como fuere, el caso es que el paso del tiempo va haciendo que Romita se vaya desligando paulatinamente del trazo " Ditkoniano", y el dibujo de la serie se va estilizando más y más, alcanzando unos niveles de calidad (impresionante su dominio de la anatomía, así como la belleza que imprime en los rostros) que -según mi criterio personal- serán los mejores de toda la historia del personaje. En otras palabras: que John Romita es, con gran diferencia, mi dibujante arácnido favorito.
No en vano, a él se le atribuye el mérito de haber dado a Spider-Man su imagen "definitiva", o al menos la que fue considerada como definitiva hasta el cambio de imagen que sufrió a finales de los años 80, cuando Todd McFarlane nos dejó su peculiar versión del asunto (dicen las malas lenguas que la animadversión entre ellos era antológica). En cualquier caso, debe tenerse en cuenta que cuando se estrenó la versión cinematográfica del personaje en 2002 (visto aquí), resulta innegable que el uniforme que luce Spidey en pantalla le debe muchísimo (por fortuna) al diseño clásico de Romita.
Romita también empieza a aplicar en la serie ciertos elementos "realistas", o por lo menos racionales. Así lo explicará él mismo muchos años después: "Spider-Man se balancea de Manhattan a Queens, acaba en una azotea, coge el ascensor y sale como Peter Parker. Yo le decía a Stan, ¿pero cómo... a ver, dónde ha metido el traje de Spider-Man? Y él me decía "lo lleva debajo de la ropa". Pero luego se olvidaba y el personaje acababa en la consulta del médico y se quitaba la camisa y no tenía el traje debajo, y yo le decía a Stan: "¿Pero, no tenía el traje de Spider-Man debajo?" Él nunca se preocupaba por esas cosas [...] Yo fui el que creé el saco de telarañas donde Peter Parker podía dejar sus ropas y llevarlas colgadas como una mochila (Izqda.). Así, al menos, podías saber donde estaban sus ropas en todo momento. Intentaba ser realista con estas cosas y Stan era... "No es importante, el lector no se preocupa de esas cosas". Bien, pues yo me preocupaba. No podía dejarlo pasar".
Gracias a su deslumbrante tarea en el título (en el que también comienza a colaborar activamente en las tramas argumentales junto a Lee, transformando la serie en uno de los más destacados ejemplos de soap opera de la época), el dibujante adquiere una gran importancia en la compañía y participa en otras colecciones tales como Los 4 Fantásticos o el Capitán América hasta ser ascendido, en 1967, a director artístico de Marvel. Este cargo lo convertirá durante el siguiente cuarto de siglo en algo así como el "guardián" del standard en el que han de moverse los futuros dibujantes, aconsejándolos e incluso corrigiéndolos, a fin de supervisar que todos los cómics de la compañía compartan una cierta homogeneidad estilística. Su nueva posición también le permitirá colaborar como diseñador, tomando parte en la creación de nuevos personajes tan importantes en el futuro como Wolverine (Lobezno) o The Punisher (El Castigador).
Por otra parte, entre 1977 y 1981 compaginará dicha labor con la de dibujar las tiras de prensa diarias de Spider-Man (también con guiones de Stan Lee).
Se jubila en 1995 con su último trabajo Spider-Man / Kingpin to the Death (Spiderman/Kingpin: A Muerte), nuevamente con guión del mismísimo Stan Lee (que vuelve especialmente para la ocasión, a pesar de llevar ya un tiempo retirado como guionista de cómics). Su marcha como director artístico coincide con el fin de una época y de un modo de hacer tebeos, que nunca más volverá a ser como antes. A partir de ese momento (y coincidiendo con la repercusión cada vez mayor en occidente de esa moda denominada amerimanga), Marvel comenzará a dar total "manga ancha" a sus dibujantes, con lo que el estilo homogeneizado que el autor lograra preservar durante tanto tiempo -sin duda una de las señas de identidad de la empresa- se perderá para siempre en apenas un lustro.
Posteriormente, en 2003, Romita vuelve a participar brevemente en la elaboración del Amazing Spider-Man #500 (por tratarse de un número conmemorativo), encargándose de dibujar sus cuatro últimas páginas y demostrando, de paso, que la firmeza de su legendario trazo permanece tan fresca como el primer día. Desde entonces, también ha elaborado un buen puñado de preciosas portadas alternativas para el trepamuros (y personalmente, opino que mucho mejores que las "oficiales").
Su esposa, Virginia Romita, también trabajó muchos años como traffic manager (es decir, responsable de que se cumplieran las fechas de entrega de los encargos) en Marvel, y el hijo de ambos, John Romita Jr. (de quién espero hablaros más detenidamente en un futuro), es otro reconocido artista de cómic que -entre otros trabajos- también se ha encargado varias veces de Spider-Man.