Todo comenzó cuando un agente de Vialidad, en su recorrido habitual, encontró lo que creyó era un dedo humano en uno de los estacionamientos que rodean al Cobach 28. Tras el hallazgo, y visiblemente alterado, el agente solicitó de inmediato refuerzos y equipos de emergencia para responder a lo que se creía era un macabro hallazgo.
Rápidamente, un operativo policial fue desplegado en la zona, con la llegada de agentes de diversas corporaciones y especialistas del área de Servicios Periciales. Se establecieron medidas de seguridad y se iniciaron protocolos para garantizar la integridad de la comunidad escolar ante la posible presencia de un riesgo.
Sin embargo, al inspeccionar el objeto encontrado, los expertos determinaron que no era un miembro humano. Se trataba de un llavero en forma de dedo, que estaba adornado con pintura roja que simulaba ser sangre. Al descubrirse el error, el operativo fue desmantelado y los agentes se retiraron del lugar.
El incidente ha dejado varias interrogantes en el aire, en especial sobre la preparación y capacidad de algunos elementos policiacos para enfrentar situaciones reales. El error cometido no solo generó preocupación entre la comunidad escolar y vecinos, sino también un despilfarro de recursos al movilizar a tantos agentes y equipos de emergencia para una falsa alarma.
Este hecho pone en evidencia la necesidad de una formación más rigurosa y actualizada para los elementos de seguridad, para evitar confusiones de este tipo en el futuro y garantizar una respuesta adecuada ante situaciones de emergencia reales.