Falsos indignados

Publicado el 14 mayo 2012 por Cronicasbarbaras

Nada hay más falso que vivir y mostrarse como lo contrario de lo que se dice ser. Y el movimiento de los autoproclamados indignados, que vuelve un año después de su sonada aparición, ha renacido como lo que es: una gran mentira.

Porque, al margen de los inevitables antisistema, en lugar de estar formado por masas furiosas, rabiosas y descompuestas, es alegre, divertido y está bien alimentado, la antítesis de lo que genera la indignación.

Viéndolos así podemos saber que los verdaderos indignados, los coléricos de verdad, no han salido a la calle todavía; aunque también lo son los ciudadanos cuya libertad de circulación o de descanso desaparece por la fiesta de los falsos indignados.

Que ocupan las calles y plazas principales con tam-tams, bandas de bongos y pancartas, algunas con fotos de Stalin, benefactor de la humanidad pareja de Hitler.

Habla usted con ellos y descubre que los de mayor edad son casi todos funcionarios a los que les había rebajado el sueldo Zapatero, y que ahora temen perder el trabajo vitalicio con Rajoy al controlarles la productividad, los horarios y las bajas laborales.

Los menores son estudiantes que aprovechan los fines de semana para divertirse y hacer botellón, aunque sus líderes sindicales son de los que se eternizan matriculándose de la misma asignatura lustro tras lustro, ejemplo del magnífico sistema escolar español.

No aparece ni un solo obrero en paro, alguien que realmente busque trabajo, nadie verdaderamente desesperado, porque los encolerizados organizan otro tipo de manifestaciones menos jaraneras.

Los verdaderos indignados no los vemos en estas fiestas que recuerdan en laico las de la visita del Papa.

Cuando salgan, los indignados de verdad no irán con tambores y bailes examinando asambleariamente proyectos imposibles alrededor del botellón.

Los verdaderos indignados serán temibles, como su calificativo.

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