Falsos mitos de la crema protectora solar

Por Pequelia @pequelia

Como ya hemos comentado en muchas ocasiones, la protección solar es el único medio por el que podemos salvaguardar a los niños de la exposición a los rayos solares, la piel debe estar protegida en todo momento de los rayos solares directos, con ello se evitarán las quemaduras y sobre todo el riesgo de que en un futuro se pueda desarrollar el temido cáncer de piel. Hasta la fecha se ha recomendado aplicar la crema solar incluso en días nublados ya que los rayos ultravioletas atraviesan las nubes y la piel de un bebé se podría quemar, pues todavía hay quien cree que esto no es así. También se ha dicho que una vez que los niños están morenos ya no es necesario aplicar este tipo de protección y por ello no se ponen crema protectora.

Merece la pena destacar que existen falsos mitos de la crema protectora solar, que merece la pena tener en cuenta para aplicar correctamente el producto cuando es necesario. Por ejemplo, decir que un niño moreno no puede sufrir quemaduras en su piel es en parte erróneo. Estos niños tienen un fototipo 6, es la clasificación máxima otorgada por la escala Fitzpatrick, que mide la capacidad de la piel para asimilar la radiación solar. Los niños con piel y ojos claros tienen un fototipo 1 (el más bajo), no tienen capacidad de bronceado y cuando se exponen a los rayos del sol se queman rápidamente. Es cierto que los niños morenos no se queman, pero ello no quiere decir que su piel esté exenta de sufrir, ya que reciben igualmente radiación y el riesgo de desarrollar cáncer de piel en un futuro es elevado, por lo que es obligada la protección solar.
En días nublados es necesario aplicarse la protección solar, las nubes impiden el paso de la luz solar pero no el de los rayos ultravioletas, aunque llegan en menor grado, tienen la capacidad de poder quemar y por supuesto, contribuyen al riesgo del cáncer de piel. Por tanto, hay que tener siempre a mano la crema protectora y aplicarla aunque vayamos a la playa o la piscina en días nublados. Con respecto a las veces que se debe aplicar la protección solar, hay quien cree que con una sola vez es más que suficiente y su acción protectora se mantiene a lo largo de todo el día, esto ocurre especialmente con aquellas cremas que se pueden utilizar en los baños y con las que se garantiza que el agua no las elimina.

Los expertos explican que las cremas solares no son productos mágicos y que su protección se mantiene durante dos horas, pasado este tiempo dejan de ser efectivas y es necesario volver a ponerlas. Esta regla se aplica también a las cremas protectoras resistentes al agua. Algunos padres se preocupan por el aporte de vitamina D que brinda el sol a sus hijos, creen que es necesario que los niños reciban una exposición prolongada para recibir la cantidad de vitamina que necesita el organismo. Pues bien, hay que saber que los expertos explican que basta una exposición solar de tan sólo cinco minutos para recibir la cantidad necesaria, un exceso de esta vitamina podría incluso causar problemas, como por ejemplo elevar el nivel de calcio en sangre (hipoercalciemia), dañando con el tiempo los huesos y los tejidos blandos.

No hay que olvidar que a través de la alimentación también recibimos vitamina D, diferentes tipos de pescado como el salmón, las sardinas o el atún, también verduras como las acelgas. Si a esto le añadimos que quizá se está proporcionando al niño un suplemento de vitamina D, el riesgo de sufrir problemas por el exceso de esta vitamina se incrementa.

Hablando del factor de protección, es necesario que sea elevado. Los adultos, ante el temor de que las cremas solares les impidan adquirir ese bronceado tan ansiado, optan por una protección más reducida. Los dermatólogos desmienten esta idea, el moreno se va a producir igualmente, así que si los padres quieren que su hijo se ponga moreno, deben tener claro que la protección que deben aplicar debe ser la máxima, de nuevo hay que apuntar que con ello se reduce el riesgo de sufrir cáncer de piel en un futuro.

Hay muchos más mitos a tener en cuenta, de algunos de ellos nos hablan aquí, pero nosotros hemos querido destacar los que pueden estar relacionados con la seguridad infantil. Por tanto, la regla de oro es aplicar protección solar a los niños en días de sol y nublados, renovar la protección cada dos horas, no tomar el sol en las horas de mayor exposición y vigilar continuamente que los pequeños disfruten de una hidratación adecuada.

Foto | dCast’s

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