Faltó un pasodoble (5ª de abono en 'La Malagueta')

Por Malaka

El subalterno Juan José Trujillo

Plaza de Toros de Málaga  /  Casi lleno
Lunes 15 de Agosto de 2011
2 toros para rejones de Fermín Bohórquez y 4 de La Quinta muy mal presentados,  descastados. Solo se dejó el segundo. Fueron pitados en el arrastre primero y último.

A caballo:
MANUEL MANZANARES: Saludos y Silencio.

A pie:
EL JULI: estocada desprendida saliéndose (Saludos desde el tercio). Dos pinchazos y estocada atravesada y trasera (Leves pitos).
JOSÉ MARI MANZANARES: estocada recibiendo caída y tendida (1 oreja con petición de la segunda y bronca al presidente). Pinchazo contrario y caído y bajonazo (Saludos)

FALTÓ UN PASODOBLE

Por José Daniel Rojo

15 de agosto de 1994. Curro Romero apadrina en Málaga la ceremonia de alternativa del torero malagueño Juan José Trujillo. Antes y después de la alternativa le tocó vivir la parte más difícil del torero, la de no torear y además verse vilipendiado por unos y otros taurinos de turno que en la actualidad ocupan más de un burladero en la plaza de La Malagueta. Ante tal situación, tomó la decisión más acertada, la más cabal: marcharse. Irse para luego volver, pero en esta ocasión vistiendo el traje de plata. Ahí ha encontrado su camino el malagueño Trujillo y como el de arriba, casi siempre, suele ser justo, le echó el capote para ir colocado, por méritos propios en la cuadrilla de una figura. Una cuadrilla que ha conseguido alcanzar casi la perfección y que va recogiendo ovaciones y galardones allá por donde va. Es ese el premio al niño que soñó ser torero, la recompensa al hombre que luchó por lo que siempre pensó que era su destino.

Ayer, diecisiete años después, volvió Juan José Trujillo a la Malagueta convertido en figura de los de plata. En el primer toro de su matador bregó colocándole el animal a sus compañeros Curro Javier y Blázquez. Y en el segundo se hizo amo del tercio de banderillas. Un capotazo, ¡y qué capotazo!, de Curro Javier fue suficiente para llevarse al toro desde la puerta grande hasta el tendido dos. Trujillo hizo su particular paseíllo, posiblemente recordando aquella tarde en la que el Faraón lo convirtió en Doctor en Tauromaquia, cuadró en la cara y dejó dos pares sublimes. Sin más. No hacen falta más adornos. El público en pie le obligó a saludar, debió hacerlo también Curro Javier por su labor con el capote. Y ahí, justamente ahí, en ese momento en el que la plaza se puso en pie para ovacionar al mejor torero de plata que ha dado Málaga, faltó un detalle, un detallazo. El Maestro Puyana debió obligar a sus chicos a tocar el pasodoble torero al Torero que, además, lo es. Málaga y su banda le negó la música del toreo a un hombre que la mereció por su actuación en el día de ayer y con las circunstancia que le rodeaban. Me duele en alma reconocerlo, pero en otras plazas esto no hubiese sucedido. El jefe de filas de Trujillo, José Mari Manzanares se encargó de poner el remate a unos momentos que en la plaza se vivieron con una emoción especial al brindarle la muerte del segundo de su lote con la plaza puesta en pie. Gesto torero. Gesto cargado de sensibilidad. Una sensibilidad que no tuvo el Maestro Puyana.

En el toro que Manzanares brindó a su banderillero inició la faena de muleta con una serie que tuvo mucha intensidad porque el torero se colocó bien y se fajó con el animal. Un toro que reponía rápido y con el que el torero estuvo firme y decidido. Al primero de su lote lo recibió muy habilidoso con el capote destacando dos verónicas de excelente trazo. Y en la franela enjaretó series con mucho temple, profundas y ligadas. Es cierto que, en ocasiones, abusó de pico y toreó algo distanciado, pero a Manzanares le acompaña y acompaña con estética y haciendo lo mismo que otras muchas figuras, visto en este torero resulta mucho más bello. Tiene empaque, torería y un “no se qué” que te remueve. Para recordar y no olvidar un cambió de mano, con enjundia, apoteósico, en los compases finales de la faena. Mató a la suerte de recibir pero la estocada quedó caída y tendida y precisamente por eso aplaudí la decisión del Presidente Ildefonso dell´ Olmo de no conceder la segunda oreja, porque para su otorgamiento debe tenerse en cuenta la perfección de la suerte suprema.

El Juli vino a Málaga a llevárselo calentito, o si no es así, no encuentro otra explicación a su actuación ayer en el albero malacitano. Su primero fue un toro sin casta que iba a la muleta por ir pero sin emplearse. Y por allí anduvo Julián sin demasiado interés la verdad. Descolocado, abusando excesivamente del pico de la franela y sin emoción. No hubo emoción por varios motivos: primero porque lo que tenía delante, por presentación, no era un toro, sino más bien un novillote y segundo porque no hubo verdad en el toreo del madrileño. Un torero que viendo el comportamiento de la afición de Málaga que le aplaudió, simple y llanamente, por tropezarse, pues tampoco era plan de jugarse la vida con una afición de pueblo. Y posiblemente por eso tampoco salió decidido con su segundo con el que decidió abreviar incomprensiblemente. No era la actitud que se esperaba en Málaga de El Juli que hizo el paseíllo desganado.

Y respecto al rejoneador, impuesto precisamente por Juli para no abrir plaza, mejor ni les hablo. Haciendo uso de la “Glosa a la Soleá” que interpretaba Pepe Pinto…
”Yo de caballos no entiendo, pero ¿te gusta de veras lo que estás viendo? Pues no, que diría yo. Y no me gustó porque vi que no fue capaz de clavar ni una sola banderilla en lo alto. Todas quedaron por un lado o por otro, menos donde tenía que ser. Y aunque ni me gusten ni entienda de caballos, pero no me disgusta ver a Hermoso o a Ventura y ayer con Manzanares me aburrí y le saqué hasta defectos. Como defecto impropio de quien se viste de torero o de rejoneador fue la patada en el hocico que le propinó Manolito Manzanares cuando tras un recital de descabellos consiguió pasaportar a su antagonista.

Y esta era una de las “supuestas” corrida toristas del abono y que curiosamente, ¡ojo al dato!, se aplaudieron a los picadores por no picar. No obstante esto era lo que se podía esperar de una corrida “torista de Málaga” que vino a menos, para empezar, poniendo por delante a un rejoneador y que luego se remató con los ¿toros? que saltaron al ruedo de la Malagueta y que el Señor Presidente Ildefonso nunca debió aprobar. Por muchas presiones que venga de Roberto Domínguez o pepito de los palotes. Así no, Ildefonso. ¡¡Hágase notar y ejerza como lo que es, Autoridad del festejo!!