Fangirl

Publicado el 23 marzo 2015 por Magik
Hoy os traigo la reseña de una novela a la que le tenía muchas ganas. Conocí a Rainbow Rowell con la estupenda Eleanor y Park, que me encantó de principio a fin, así que estaba deseando leer su otra novela, Fangirl. Además, era un título con el que podía sentirme muy identificada porque yo puedo ser muy, muy fangirl. Pero vayamos en orden, así que lo primero es lo primero: ¿de qué trata Fangirl?
Cath es una chica complicada, a la que no se le da demasiado bien la vida y mucho menos afrontar los cambios que se le vienen encima al tener que comenzar la universidad. Cath, además, es una fan incondicional de la famosa saga Simon Snow, la cual terminará en unos meses con la publicación de su octava y última entrega. Precisamente como la historia acabará pronto, Cath se siente presionada para terminar su propio fanfiction, el cual es todo un fenómeno en Internet.
Por si no tuviera bastante con dicha presión y con lo que supone abandonar por completo su zona de confort, Cath también debe lidiar con un padre que tiene ciertos problemas, el que su hermana gemela Wren se aleje cada vez más de ella y tener que compartir habitación con Reagan, una chica mayor y un tanto brusca. Y es precisamente Reagan quien provoca que otra persona entre en la vida de Cath: Levi, un chico adorable, una presencia casi constante, que poco a poco se transforma en algo más.
Al igual que ocurría en Eleanor y Park, tenemos una historia de amor, pero también mucho más. No obstante, las similitudes terminan prácticamente ahí, ya que Rainbow Rowell logra una historia completamente distinta, nueva y refrescante. Es cierto que también comparte el que los personajes sean peculiares, pero no se parecen en absoluto, lo que fue una alegría, pues muchos autores se repiten de una obra a otra.
Bueno, pues en este caso no es así.
Y superada esa pequeña comparación, que en realidad no es, entremos en Fangirl, en el mundo de Cath, esa chica tan peculiar que es una fan acérrima de Simon Snow. Simon Snow, por cierto, es una especie de Harry Potter: un mago, que tiene un grupo de amigos, un rival que no sabes a qué juega exactamente y ese rol de elegido. Es cierto que Simon Snow se asemeja a la saga de J. K. Rowling, siendo en mi opinión un bonito homenaje, que Rainbow Rowell se toma lo suficientemente en serio como para desarrollarlo.
Pues entre un capítulo y otro de la novela, siempre hay algún tipo de texto sobre Simon: desde fragmentos de las novelas, hasta fragmentos de los fics que escribe Cath, hasta una entrada de la Wikipedia para dejarnos claro de qué van los libros. Incluso dentro de los capítulos hay fragmentos del fic que Cath está escribiendo, su final perfecto, donde Simon está con Baz (su rival).
La verdad es que a mí esta parte me resultó interesante, me gustaba leer los fragmentos de Simon y, honestamente, si Rainbow Rowell se liara la manta a la cabeza y escribirá la saga, yo la leería. De hecho, seguramente shippearía a Simon con Baz, pero eso ya es otra cuestión diferente. Aunque, vamos, la autora logró que me picara la curiosidad por el mundo de Simon.
Aunque la parte de Simon es como una pequeña historia dentro de la principal, ya que lo que de veras importa es lo que le ocurre a Cath en su nueva vida. Es curioso, porque Cath tiene todas las papeletas para ser un personaje desesperante, pero no lo es. De hecho, es imposible que Cath no te caiga bien, ni que no la entiendas, aunque en muchas ocasiones quieras zarandearla para ver si espabila la muchacha, que una cosa es no ser una persona no muy social y otra empecinarse una y otra vez en ser un ficus humano.
Y es que Cath dista mucho de ser perfecta. Sí, es inteligente, responsable, generosa y cuida de sus seres queridos, pero también es apática, cobarde y una persona un tanto difícil. Sin embargo, como he dicho, es imposible no adorarla. También es muy sencillo empatizar con ella, compartir sus miedos e ilusiones, sus decepciones. Rainbow Rowell nos presenta a una gran protagonista, un personaje complejo, bien escrito y sobre todo muy humano.
De hecho, todos los personajes lo son, en todos los sentidos. No sólo son imperfectos como personas, sino también físicamente: Cath lleva gafas, pintas desastrosas; Levi tiene entradas; Reagan no está delgada y no le importa... Me gusta ese detalle, que los personajes sean tan reales que no sean súper maromos y súper buenorras.
Que, por cierto, no os he contado que Levi es amor del bueno. En serio, es un chico adorable, inteligente, dulce y paciente, todo un gran héroe romántico. Levi es un chico al que te encantaría conocer para poder enamorarte de verdad de él.
Hablando de enamorarse, en este caso no tenemos amores a primera vista, no tenemos a ninguno de los dos perdiendo la cabeza por el otro en un segundo, sino que la historia de amor se cuece de forme lenta, pero segura. Y es una maravilla. En serio, es una historia preciosa, muy mona y sin resultar cursi, pues Rainbow Rowell siempre consigue ese equilibrio entre romanticismo, diversión y realidad, que hace que no te suba el azúcar hasta alcanzar cuotas peligrosas. Las escenas entre Cath y Levi están muy escritas, sus diálogos sin chispeantes y muy ingeniosos.
A decir verdad, todas las relaciones que establece Cath son especiales, están cuidadas y no tienen desperdicio: la amistad con Reagan, lo tierna que es la relación con su padre, que también es un hombre adorable.
Prácticamente todos los personajes desprenden el cariño que les pone la autora, mimo, salvo una excepción: Wren. De hecho, es en este aspecto donde Fangirl me ha chirriado un poco. Y es que Fangirl tiene un poso moralista que no ha terminado de convencerme, ya que Rainbow Rowell presenta el mundo de las fiestas y la juerga como algo malo. Los dos personajes claramente fiesteros, son presentados como antagonistas: la amiga de Wren es superficial, idiota y mala, mientras que Wren es el personaje detestable del libro, mientras que Cath es su víctima.
Me habría gustado que la autora hubiera incidido más en Wren, humanizándola más, en lugar de relegarla a ese ingrato rol de villana. A fin de cuentas, el que Wren quiera experimentar y hacer cosas nuevas no es nada malo, es una opción tan lícita como el empecinamiento de Cath de no pasar por cambios. Sin embargo, Wren se muestra como un ser egoísta, descarriado e hiriente durante toda la novela, aunque al final se dulcifique y se redima al volver a ser la hermana de Cath. Eso sí, una vez abandona la vida fiestera, lo que refuerza esa idea moralista.
Sin embargo, es el único “pero” que le pongo a Fangirl, que vuelve a tocar temas dispares como la aceptación (ya sea de gente diferente o de los cambios que te reserva la vida), la superación, el miedo a lo desconocido o/y a uno mismo, el abandono y las familias complicadas, que no disfuncionales. Pues los Avery tienen una complicada situación, pero el amor siempre prima y también el cuidarse unos a los otros.
Todo ello escrito con la preciosa pluma de Rainbow Rowell, que vuelve a demostrar que es una autora a la que tener muy en cuenta.
Rainbow, estoy esperando tu siguiente novela, que lo sepas.
El próximo lunes literario estará dedicado a... Tiempo de cenizas de Jorge Molist.