Fantasia '24 - Parte 3: Encajar en la sociedad

Publicado el 22 julio 2024 por Enprimera
A lo largo de las próximas dos semanas, Fantasia Festival ofrece un panorama amplio de más de doscientas películas de género fantástico que en muchos casos son reflejos de las fragilidades de nuestra sociedad. En nuestra nueva crónica, nos centramos en películas que tienen como protagonistas a personajes inadaptados, a los que les resulta difícil encajar dentro de la sociedad, ya sea una mujer introvertida que pierde la memoria tras una experiencia en un bosque, un viudo que se refugia en la bebida y acaba convirtiéndose en el único que puede salvar a la humanidad de las fuerzas demoníacas, un grupo de personas de distinta procedencia que debe sobrevivir a una secta asesina o una banda de criminales de poca monta en el Montreal de los años setenta. 

Kryptic

Kourtney Roy

Canadá 2024 | Septentrion Shadows | ☆☆

SXSW '24: Midnighter

Al comienzo de esta película, la introvertida protagonista Kay (Chloe Pirrie) conduce su coche animándose a sí misma a ser más sociable mientras se dirige al encuentro con el Cedar Springs Women’s Walking Club, un grupo de mujeres senderistas. Es una definición muy clara, quizás demasiado obvia, de la personalidad de un personaje desde cuyo punto de vista vamos a ver toda la historia. En esta excursión por las montañas de Hope, rodada en los espectaculares bosques de Columbia Británica, el guía cuenta a las senderistas la historia de Barb Valentine, una criptozoóloga que desapareció en Krypto Peak mientras perseguía a una criatura bípeda conocida como Sooka, uno de esos animales ocultos, los denominados críptidos, de los que hay leyendas misteriosas pero cuya existencia no ha sido probada. A pesar de sus esfuerzos, Kay no consigue integrarse en el grupo y camina sola por el bosque, llegando a vislumbrar una figura extraña y encontrando una tela roja que cuelga de un árbol. Cuando regresa, comienza a tener problemas para saber quién es, debe revisar su identificación para saber dónde vive y acaba encontrando en los periódicos noticias sobre la desaparición de Barb Valentine, pero con su fotografía. Kay ya no sabe si su amnesia la ha acabado identificando con la criptozoóloga o en realidad ha sido ella todo el tiempo. Haciendo honor a su título, el debut en el largometraje de la fotógrafa Kourtney Roy (1981, Canadá) se mantiene críptico durante todo el tiempo, sin dar demasiadas explicaciones sobre lo que está sucediendo, aunque se despliegan metáforas sobre las inseguridades de una mujer que se distancia de sí misma, cuya casa tiene un aspecto impersonal, y sobre el descubrimiento de una sexualidad más salvaje que refleja un estado de alienación. Hay en esta búsqueda que lleva a Kay a regresar a los bosques de Krypto Peak y tratar de reproducir el viaje que realizó Barb, un cierto surrealismo que parece estar influenciado por el cine de David Lynch, pero también se acerca a los cuentos de exploración de personajes femeninos como Alicia en el país de las maravillas (1865) de Lewis Carroll, e incluso la protagonista llega a vestir una capa roja que remite directamente al cuento de Caperucita Roja de Charles Perrault. 
El guión de Paul Bromley sin embargo acaba construyendo una narración que se pierde en demasiados aspectos misteriosos, a través de la relación de Kay con personajes variados como Sally Antoine (Patti Allan), la dueña de un motel por el que pasó Barbara, la aficionada criptozoóloga Starla Northstar (Pam Kearns) cuya hija Diane (Vera Arthur) también desapareció en el bosque, o la maga alcoholizada que se hace llamar The Amazing Gigi (Jennifer Copping) que le regala una capa brillante con la que, afirma, "siempre me hizo sentir que podía hacer lo que quisiera". Envuelta en esta capa, Kay tiene una experiencia sexual violenta y viscosa, que recuerda al body horror de David Cronenberg. Al adoptar en todo momento el punto de vista de Kay/Barb, la perspectiva de la historia siempre es poco confiable, siendo un personaje que también está rodeado constantemente por el alcohol, en cuya búsqueda no sabemos cuál es la realidad y qué es el producto de sus alucinaciones. Esta transformación del personaje principal y la conexión con una cierta sexualidad primitiva recuerda a veces a La región salvaje (Amat Escalante, 2016), aquella hermosa película sobre una joven que, tras el ataque de una criatura, comienza a experimentar cambios que la conectan con su lado más salvaje. Casi al final de su camino, Kay se encuentra con la particular familia de Johnette (Christina Lewall), una mujer que afirma haber tenido contacto con el Sooka, y que menciona la existencia de un portal temporal en el bosque, pero se identifica especialmente con la alienación familiar que sufre la joven transexual Sasha (Ali Rusu-Tahir). 

Kryptic (Kourtney Roy, 2024) explora también temas relacionados con el abuso a través de la figura de Morgan (Jeff Gladstone), el marido que ha estado esperando el regreso de Barb Valentine y que, cuando encuentra a Kay, que comienza a asumir su nueva identidad dejando atrás la antigua, refleja una relación controladora. Quizás uno de los comentarios en broma que hizo una de las integrantes del grupo de senderismo respecto a la desaparición de Barb, tiene algo de realidad: "Probablemente solo se levantó un día y decidió abandonar a su marido". Aunque en su desarrollo la película no termina de encontrar un camino realmente efectivo, hay que destacar el compromiso de la actriz Chloe Pirrie, a la que hemos visto en series como Gambito de dama (Netflix, 2020) y Por mandato del cielo (Disney+, 2022), con un personaje complejo y psicológicamente enfrentado al trauma y la pérdida de identidad, que finalmente consigue reforzar una historia que se pierde demasiado en su propia estética. 

O velho e a espada

Fábio Powers

Portugal 2024 | Underground | ☆☆

Remitiendo a las historias clásicas medievales, pero sobre todo al cine de terror Z, esta pequeña película portuguesa en la que el director Fábio Powers se ha encargado de buena parte de los aspectos técnicos, incluidos los efectos especiales y el diseño de la espada, comienza con una escena nocturna en un misterioso bosque en el que el guardián de una espada embrujada es atacado por las fuerzas del mal, que recuerdan a aquellas figuras sombreadas de El señor de los anillos (Ralph Bakshi, 1978). Fábio Powers ha crecido admirando películas como Posesión infernal (Sam Raimi, 1981) o Mal gusto (Peter Jackson, 1987), dos referencias que están presentes en esta producción de muy bajo presupuesto que sin embargo consigue recuperar cierto tono de esos cuentos clásicos de espada y brujería que forman parte de la memoria colectiva de los aficionados al cine fantástico, pero aportando una mirada irónica y un sentido del humor que destaca en algunas escenas como la reunión del cónclave de una secta. El personaje principal es António da Luz, quien se interpreta a sí mismo, un viejo amigo del director que soñaba con ser protagonista de una película, algo que finalmente pudo cumplir. Rodada en 2019, O velho e a espada (Fábio Powers, 2024) se ha ido completando a lo largo de estos años como un trabajo personal, que sin embargo no pudo concluirse del todo debido al fallecimiento en 2022 de António da Luz, a quien está dedicada la película. Él es un obrero de la construcción viudo que se emborracha diariamente en el bar de un pequeño pueblo de Castelo Branco y una noche se encuentra poseído por una espada embrujada y convertido en la única salvación de la humanidad, destinado a impedir que se produzca el apocalipsis que abra el séptimo círculo del infierno, con la ayuda de una espada que tiene la voz de João Loy, un conocido actor de doblaje portugués, que también interpretó un personaje secundario en el popular culebrón Jardins proibidos (TVI, 2014-2015). 
A lo largo de su cruzada en mitad de los bosques de Castelo Branco, António se cruza con personajes singulares como el párroco del pueblo, demonios voladores, una secta misteriosa que no paga el recibo de la luz, un ventrílocuo, una señora entrometida, y hasta se le aparece el escritor Fernando Pessoa (Luís Aleluia). La película reemplaza su falta de presupuesto con suficiente ingenio a la hora de representar con ironía una historia de héroes y maldiciones, con influencias reconocidas de títulos recientes de Troma Films como Mutant blast (Fernando Alle, 2018), aunque mucho menos gore. Pero también con la personalidad de su protagonista, António da Luz, que se convierte en un personaje entrañable, superado por las circunstancias en un mundo apocalíptico que ni siquiera le importa mucho. El director describe O velho e a espada como una historia autobiográfica del protagonista, y el carácter metafórico de la película, al margen de sus aciertos con el ritmo o sus escasas pretensiones, es lo que sobresale principalmente. El camino que sigue António representa un trayecto marcado por la soledad, refugiándose en la bebida, un trabajador que se enfrenta a algunas cuestiones relevantes como la fe y las nuevas tecnologías, en una divertida escena en la que los móviles se presentan como objetos embrujados que absorben el alma de las personas. Más allá de su carácter amateur, esta historia es una hermosa representación de la capacidad que tiene el cine para sanar emocional y psicológicamente, convirtiendo una historia sencilla y algo ridícula en una forma afectuosa de acabar cumpliendo el sueño de su protagonista. De hecho, hay una introducción de la narrativa metalingüística en la que parte del equipo de rodaje discute sobre si se están aprovechando demasiado de la desinteresada participación del actor, lo cual aporta también una lectura irónica sobre el cine y sus formas de intromisión. Pero con su corta duración de una hora y su despreocupado reflejo de los cuentos de brujería, O velho e a espada también es una película disfrutable y entretenida, y un homenaje extravagante al cine fantástico de bajo presupuesto. 

Mash Ville

Hwang Wook

Corea del Sur 2023 | Cheval Noir | ☆☆☆

Autodefinida como "un western oriental de acción", la última película del director de Dog eat dog (Hwang Wook, 2015) tiene una premisa atractiva que acaba desarrollándose de forma caótica y con escasos resultados positivos en su pretendido humor absurdo. Durante la primera media hora, hasta que el espectador se acomoda a la introducción de personajes caricaturescos, barbas postizas, colores brillantes que aporta la fotografía de Kang Hyun-gyu, en la que predominan los amarillos verdosos del desierto como si fuera Asteroid City (Wes Anderson, 2023), y una narración que va alternando diferentes tramas que acaban confluyendo en una sola, la expectación es destacable en torno a cómo se va a desarrollar la historia. Por un lado, un vendedor de alcohol ilegal descubre que algunas personas están muriendo en un pequeño pueblo tras consumir su bebida, por lo que trata de recuperar junto a sus dos hermanos el licor que se ha distribuido por la zona. Pero coinciden con dos miembros de una secta que han comenzado a asesinar indiscriminadamente para tratar de llevar a cabo un extraño rito en el que tiene especial importancia la fecha de nacimiento de los muertos. Con sus escopetas, primero disparan y después preguntan, sembrando el caos y obligando a luchar por su supervivencia a sus habitantes y algunos foráneos que han llegado por casualidad, como los miembros de un equipo de efectos especiales de una película que se está rodando cerca. De manera que Mash ville (Hwang Wook, 2024) despliega a un grupo de personajes de diferente procedencia en mitad de un campo de batalla, sin que la mayor parte de ellos sepa realmente lo que está sucediendo. Quizás el título al que más fácilmente puede recordar por su estética es esa película de culto en que se ha convertido con los años El bueno, el malo y el raro (Kim Jee-woon, 2008), pero ésta no tiene el ritmo ni la inventiva de aquella, ni proporciona los niveles de diversión que desplegaba. Por el contrario, se trata de una sucesión de escenas humorísticas que juegan con el absurdo de las situaciones a través de unas interpretaciones muy exageradas (y los coreanos cuando son exagerados pueden llegar a niveles estratosféricos) en la que todos parecen pasárselo bien, excepto el espectador. 

El director Hwang Wook ha mostrado su interés por diversos géneros en sus anteriores películas: desde el thriller en Dog eat dog (2015) hasta el drama musical en Live hard (2020), y parece evidente que tiene capacidad para construir una historia que incorpora una buena cantidad de situaciones extravagantes. Hay un manejo de la cámara solvente en algunas escenas de acción, especialmente las que acompañan a los dos asesinos seguidores de una secta, bien siendo ellos los perseguidores o convirtiéndose en los perseguidos, pero en realidad nunca llega a ser demasiado relevante la trama que desarrolla esta historia. Mash ville acaba siendo una película frustrante y decepcionante porque tiene posibilidades de ser una buena diversión pero acaba absorbida por la propia irrelevancia de su propuesta y la escasa capacidad de seducción de su desarrollo.  

The rubber gun

Allan Moyle

Canadá 1977 | Fantasia Retro | ★☆

Genie Awards '80: Nominado Actor principal, Guión original


Entre los títulos clásicos que el festival recupera como parte de sus secciones retrospectivas, se pueden encontrar algunas obras sorprendentes y desconocidas fuera del territorio canadiense, como esta película casi experimental de 1977 que refleja los bajos fondos de Montreal y que tiene conexiones con el cine de David Cronenberg a través de dos de sus responsables: el actor Stephen Lack, que escribió el guión e interpreta a uno de los personajes principales, protagonizó Scanners (1981), unos años más tarde, y el director Allan Moyle había participado como actor en la película Rabia (1977). La frase promocional de su estreno comercial es significativa: "Los chicos con los que tu madre nunca te dejaría jugar", presentando a los componentes de un grupo de aspirantes a artistas que se recrean en sus adicciones a las drogas y se dedican al contrabando para sobrevivir. Se trata de una particular familia liderada por Steve (Stephen Lack), un tipo carismático y vitalista que convive con Pam (Pam Holmes-Robert), la madre frustrada de una niña de tres años, Rainbow (Rainbow Robert), que protagoniza algunas de las escenas más divertidas de la película. Ella también es la hija de Pierre (Pierre Robert), un hombre bisexual adicto a la heroína que se dedica al contrabando pero es sobornado por la policía con más droga para sacarle información sobre las actividades ilegales de Steve. Y también está Peter (Peter Brawley), un joven que aspira a hacerse con el liderazgo a través de un plan para robar una maleta con gran cantidad de heroína de un casillero en la consigna de la estación de tren Windsor, que Steve piensa que puede ser una trampa de la policía. Aunque esta particular familia se haya introducido en la venta de drogas, de alguna manera representan a inadaptados que solo encuentran esta forma de supervivencia, y a pesar de mostrar a una niña creciendo en este ambiente de trapicheos ilegales, hay un cierto sentido de estabilidad dentro de un entorno familiar, con Steve ofreciéndole la dedicación paternal que no le da su propio padre, Pierre. Steve incorpora a la familia a Bozo (Allan Moyle), un joven estudiante de la Universidad McGill que se siente tan fascinado por este ambiente que decide escribir su tesis doctoral sobre sociología centrándose en ellos. 
En cierto modo, The rubber gun (Allan Moyle) se puede considerar como una especie de secuela de Montreal Main (Frank Vitale, 1974), otra película que giraba en torno a una comunidad artística en la que los actores interpretaban a personajes con sus propios nombres. De manera que Stephen Lack y Allan Moyle recuperan sus papeles para construir una historia diferente que, sin embargo, tiene muchos elementos de aquella, como un guión en el que los diálogos no están claramente definidos, sino abiertos a la improvisación, e incluso los personajes son una representación de los propios intérpretes. The rubber gun fue rodada con poco presupuesto, al negarse las instituciones canadienses a financiar este tipo de historias, y tiene más interés en elaborar escenas con diálogos en las que los actores improvisan aportando naturalidad y tratando temas que en general hablan sobre la forma de encajar en la sociedad y las relaciones familiares. En una escena, Steve menciona cómo sus padres tienen una mentalidad conservadora y no saben nada de sus "negocios", pero les visita todas las semanas. Hay algunas interpretaciones que sobresalen, especialmente Stephen Lack (1946, Canadá), que incorpora con habilidad a este criminal que tiene una seductora capacidad para provocar fascinación, pero que comienza a tener dudas sobre el estilo de vida que ha elegido, centrándose cada vez más en su faceta artística como pintor. Mientras el trabajo de dirección de Allan Moyle (1947, Canadá) deja tiempo a la improvisación dejándose influenciar por autores como John Cassavetes o Paul Morrissey. The rubber gun es una película de su tiempo, que refleja unos años setenta tan caóticos como la estructura de esta historia, pero que tiene un espíritu cautivador que recuerda a un estilo de hacer cine que se despreocupaba de las reglas narrativas tradicionales. La película pasó por el Festival de Locarno y fue nominada a los Premios Genie canadienses en la edición de 1980, cuando finalmente tuvo un estreno comercial, en las categorías de Mejor Guión y Actor Principal. Otro de los aspectos interesantes es una banda sonora que contenía exclusivamente canciones extraídas del álbum The humours of (1976, Aquarius Records), del cantante Lewis Furey (1949, Canadá), con composiciones que se movían siempre dentro de una marcada ambigüedad sexual como "Top ten sexes". Lewis Furey acabaría años después co-escribiendo junto a Leonard Cohen el guión del olvidado musical Night magic (Lewis Furey, 1984). 
______________________________________Películas mencionadas:
La región salvaje,
El bueno, el malo y el raro y Rabiase pueden ver en Filmin.Posesión infernal se puede ver en Movistar+.Asteroid City se puede ver en SkyShowtime.Scanners se puede ver en Acontra+ y Filmin.