Feliz cumpleaños, relato erótico.
Diana y Esteban se conocieron en la escuela primaria. Siempre fueron muy buenos amigos, no fue sino hasta mediados de la universidad que decidieron hacerse novios. Diana, durante el colegio no se sentía atraída por Esteban. Desde muy pequeña, ha tenido claro quienes son los que llaman su atención. En la escuela donde estudiaban Diana y Esteban estudiaban también los hermanos Molina. El mayor, Rafael Molina, un chico alto, rubio, de ojos azules y un tanto musculoso, un poco más atlético que su hermano Simón Molina, el menor. Alto también, también rubio y de ojos azules, sin embargo Simón tiene una contextura más delgada.
Esteban siempre fue simplemente un amigo de Diana, durante la época escolar el tampoco sentía atracción por ella, al menos no de manera consciente. El punto es, que Esteban siempre fue el confidente de Diana antes de ser su pareja, así que sabe muchísimas de las intimidades de su novia, entre estas, su atracción a los chicos del perfil de los Molina.
Esteban y Diana no son de salir de fiesta, pero sí que les gusta reunirse a compartir tragos sociales con sus amigos. Especialmente a Diana, digamos que le agrada un poco embriagarse constantemente. El 17 de Octubre de 2016, Esteban cumplía 22 años. Una excusa perfecta para reunirse con los colegas a tomar un poco y echarse unas risas. Obviamente, Diana no desperdiciaría la oportunidad de hacer una de las cosas que más le divierten.
El mismo día de su cumpleaños, a las 2:15 PM. Esteban se encarga de escribir a sus amigos para avisarles que hay reunión nocturna en su casa. Diana pregunta a Esteban si ella puede invitar a algunos de sus amigos. Esteban es muy unido con Diana, con lo cual le extraña que ella le hable de unos amigos de ella, como si él no los conociera.
«¿Cuales amigos?» Pregunta Esteban.
«Mis amigos». Responde Diana con dureza, como molesta ante la reacción negativa de Esteban, reafirmando que él debería confiar en ella y simplemente decir que sí.
«Bueno, si quieres les puedes decir que se acerquen». – Responde Esteban cabizbajo, no muy convencido.
Diana sujeta la cara de Esteban y lo besa de manera tierna, dándole un premio por obedecer.
Cae la noche y está todo listo. Diana y Esteban están alistándose para recibir a las personas en su casa. Esteban se viste decente pero casual. Sin ser muy extravagante. Mientras que Diana, utiliza un top corto de frente cruzado que hace juego con una falda que es larga pero al ser alta, deja espacio para que los atributos de sus esbeltos muslos puedan ser vistos como merecen. Sandalias pequeñas, que cubren muy poco sus pies, para poder lucirlos ya que Esteban pagó la pedicura de Diana hoy.
Las personas comienzan a llegar a la reunión, Diana es quien abre la puerta a los primeros invitados, Alejandro y Paola. Estos entran y se sientan cómodos. Diana sirve el primer trago para sentarse a hablar con ellos mientras esperan que baje el cumpleañero, Esteban.
Antes de que Esteban termine de alistarse para bajar a recibir a los invitados, llegan tres grupos de personas más: Andrés, Antonio y Fabiola vienen juntos. También llegaron Andrea, Elisa, Germán y los hermanos Molina.
Diana abre la puerta a todos y les da la bienvenida con su sensual conjunto. Dejando a más de uno de los hombres que ha cruzado esa puerta, con los ojos pegados en ella.
Esteban por fin baja a recibir a los invitados. Saluda a todos, le felicitan y agradece.
Están todos los invitados con sus tragos en la mesa familiar, hablando, rompiendo un poco el hielo. Para romper el hielo siempre es bueno hacer algún juego. Ya habían varias partidas de dominó y de Poker. Así que Alejandro, quien siempre fue uno de los amigos más tremendos de Esteban, propuso jugar la botella. La botella es un juego en el cual una botella da vueltas y apunta a dos personas. Estas dos personas se tienen que liar.
Fue una propuesta comprometedora, puesto que muchas de las personas que estaban en la reunión vinieron con sus respectivas parejas. Así que muchos de ellos se resistieron a jugar. Sin embargo, Diana, Esteban, Alejandro, Paola y los hermanos Molina accedieron a jugar.
Primera vuelta a la botella: Alejandro y Paola tienen que besarse.
Segunda vuelta a la botella: Diana y Esteban tienen que besarse.
Tercera vuelta a la botella: Paola y Esteban se tienen que besar. Pero Esteban prefiere no hacerlo, para no tener problemas con Diana.
Cuarta vuelta a la botella: Diana tiene que besarse con Alejandro. Pero Alejandro ante la decisión anterior de Esteban, decide irse más lejos y decir. «Vamos a hacerlo más interesante». Si la botella nos apunta, tenemos que subir de nivel. (Refiriéndose a que pasaran de un beso a tocarse, de tocarse a una felación, y de una felación a la penetración).
Alejandro propone: «Ya que me ha tocado con Diana, nos tenemos que masturbar mutuamente durante 3 minutos».
Diana acepta la idea y los demás también. Esteban tiene que poner el reloj para empezar a contar los tres minutos, empieza:
Los dedos de Alejandra frotan la húmeda y promiscua vagina de Diana, mientras que las sofisticadas y arregladas manos de Diana, acarician con suavidad y calidez el endurecido pene de Alejandro. Los hermanos Molina, Paola y Esteban observan. Esteban estaba excitado mientras que los hermanos Molina y Paola se sentían extraños al ver a Esteban viendo semejante espectáculo sin accionar.
Terminaron los tres minutos. Ya estaban todos algo borrachos, así que Paola pregunta a Esteban si puede retirarse a tomar algo de agua y aire fresco y Esteban le permite irse, quedándose con Alejandro, los hermanos Molina y su pareja, Diana, quien iba a girar la botella por quinta vez:
La botella apunta a Diana y a Simón. Diana tiene que hacerle sexo oral a Simón durante tres minutos. Una vez más, Esteban coloca el reloj y Diana comienza a hacer su trabajo. Introduce el pene de simón en su boca y lo besa suavemente de arriba hacia abajo, lo acaricia suavemente con la punta de sus dedos y hace movimientos circulares con su lengua en la punta de su pene.
Esteban no se aguanta, aparta la botella y desabotona su pantalón para comenzar a masturbarse frente a Diana, Alejandro y los hermanos Molina mientras Diana le hacía una felación a Simón Molina.
«pop». Suena la boca de Diana cuando saca el pene de Simón de su boca, con un pequeño hilo de saliva que seguía conectándolos y propone: «Cariño, vamos al cuarto». Se pone de pie y se lleva a Simón de la mano, Esteban les sigue y le dice a Rafael y a Alejandro: «Ustedes también pueden venir». Así que ellos salen de dudas y siguen a Simón, Esteban y Diana al cuarto de Esteban y Diana.
Diana termina de despojar a Simón de su pantalón para continuar con el trabajo oral en la cama, mientras que Rafael, Esteban y Alejandro se quitaban por sí solos sus pantalones y comenzaban a masturbarse mientras esperaban que Diana se pusiera en dispocición para los cuatro.
«pop». Regresa ese sonido que hace la boca de Diana, al sacarse el pene de la boca y le dice a Esteban. «Cariño, tú no». Esteban se pone el pantalón de nuevo y se sienta en una esquina del cuarto así que Diana aprovecha para terminar de desnudarse y ponerse en cuatro para que Simón la penetre, mientras que Rafael está acariciándole y besándole las nalgas, esperando su turno y Alejandro está disfrutando de una deliciosa felación.
Diana, desconcentrada y entre gemidos, con el pene de Simón en lo más profundo de ella, advierte: «No vayan a venirse adentro, si se van a venir, se me vienen en la cara o en la boca».
Simón se excita más al escuchar eso, así que comienza a follar a Diana con más fuerza, forzando así su eyaculación para hacer precisamente lo que ella pidió: Eyacular en cara de Diana. Eso fue lo que hizo. Retiró su pene a tiempo para poder disparar toda su leche a la mejilla derecha de Diana, mientras esta, seguía haciendo sexo oral a Alejandro.
Era el turno de Rafael. Así que ahora, mientras Esteban seguía observando resignado en una esquina del cuarto, Diana ya había olvidado su presencia mientras que Simón y Rafael cambian de puesto, ahora es Simón, quien soba y besa con propiedad las nalgas de Diana mientras Rafael, con sus muscolosos brazos aprieta con fuerza la cintura de Diana, introduciendo su pene en ella de una forma tan placentera y tan salvaje, que Diana ya no puede controlar sus labios, estos se abren solos para que ella pueda emitir los gemidos que le están produciendo. Sacándose sin querer el pene de Alejandro de su boca.
Alejandro comienza a masturbarse una vez teniendo el pene fuera de la boca de Diana y los párpados de Diana son quienes reciben toda esa calentita leche recién producida. Rafael continuá follando a Diana con fuerza. Diana ya está cansada. Quiere hacer venir a Rafael para volver a acompañar a Esteban en su cumpleaños.
¿Te falta mucho? Pregunta Diana a Rafael, pero Rafael está tan excitado que ni siquiera responde, sólo está concentrado en el cuerpo de Diana. En sus curvas, en como sus manos blancas hacen contraste con el cuerpo moreno de Diana. Al concentrarse en eso, el placer aumenta con lo cual su eyaculación se va asomando poco a poco. Hasta llegar, pero Rafael no logra llegar hasta las mejillas de Diana para venirse en su cara, sólo logra retirar su erecto, caliente, grueso y endurecido pene de la deseosa vagina de Diana unos segundos antes y deja caer toda su leche sobre la espalda, las nalgas y el ano de Diana.
Diana, sudada, con olor a semen, fluidos y licor, llama a Esteban.
«Cariño, ven». Ordena Diana a Esteban
Esteban se levanta y la mira, con su cabello sudado, su cara llena de leche ajena de dos hombres distintos (Simón y Alejandro) y su espalda, sus nalgas y su ano, también escurriendo la leche de alguien más.
«Límpiame». – Ordena Diana a Esteban mientras le muestra con su mano un pañuelo.
Esteban obedece, toma el pañuelo de Diana y comienza a limpiar poco a poco su cara, sus párpados, sus cejas, por donde cayó el semen de Alejandro y su mejilla derecha, por donde cayó el semen de Simón. También tiene que limpiarle atrás, así que pasa el pañuelo por la espalda de Diana, por sus nalgas y por su ano, hasta recoger la última gota de semen que escurría entre los muslos de Diana.
Esteban entrega el pañuelo a Diana, lleno de semen de tres hombres distintos y Diana lo agarra, y se lo pasa a Esteban por toda la cara, con maldad y mala intención. Luego de dejarle a Esteban toda la cara repleta de hijos de otro, le da una cachetada, le hala el cabello y le dice al oído.
«Feliz cumpleaños, mi amor. Ahí tienes tu regalo. Ahora vamos a picar el pastel».