TAONOS
Un
relato del Mundo Vamurta
La fantasía heroica
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Collage, by Igor
—
Mañana despertaré
siendo uno de los muy poderosos, gran veguer de la
Marca Sur —contestó,
sonriendo—. Y déjame pensar… Existe un jardín por el que sí daría mi vida,
aunque a veces sus tallos parecen estremecerse si mis pasos se alejan
demasiado.
Elisabetz rió, removiendo la quietud de la
tarde.
—Ve,
trata con esos hombres cuyos corazones no conocen el sosiego.
Descolgó
su mejor espada, limpia de los adornos que tanto le molestaban. Antes de
abandonar el comedor, la miró con ternura y la dejó con el chisporrotear de los
troncos como única compañía.
Su
hermano pequeño y los dos guardias aguardaron hasta que el Conde, bajo las
altas bóvedas del Salón de Gobierno, lo invistió como nuevo gobernador, ante
las miradas inexpresivas de la corte, que veían con cierto desagrado como un
pequeño vizconde ascendía en el escalafón nobiliario, olvidando que las artes
de aquel joven soldado habían evitado que buena parte de sus tierras fueran
pisoteadas por las pezuñas de las bestias. Notó el peso del cetro sobre sus
hombros, a la vez que las palabras mucho tiempo atrás escritas, eran
pronunciadas de nuevo para otorgarle poderes y tierras.
—Aquí.
Aquí debe llegar nuestro brazo y abrir el paso de Hamamel. Una vez esta puerta
sea abierta, los hombres grises podrán alcanzar los mares occidentales y
alargar su mirada a un mundo, que hasta hoy, ha permanecido velado. Los
mercaderes de Vamurta abrirán sus ojos y en ellos refulgirá el oro.
Los
deseos del Conde no sorprendieron a nadie, pues los nobles y oficiales reunidos
alrededor de la mesa, sospechaban las intenciones del primero de ellos y de su
hermano. La joven Condesa, permanecía inusualmente callada, detrás de su
marido.
—Señor,
los padres de nuestros padres intentaron tomar el paso y establecer un
asentamiento fortificado cerca de las gargantas. No volvió ninguno —apuntó
Erdit, el gobernador de la Marca Norte.
—Las
Gargantas del Diablo…—recordó el Conde—. Tribus de montañeses, nada más. ¿Los
teméis, Erdit?
—Temo
perder el favor de mi señor. Por eso os aviso, para evitar los males de un
lugar donde nuestros dioses no han llegado.
—Gobernador,
esas son historias del pueblo para evitar la verdad —respondió el hermano menor
del Conde—. La verdad es que los nuestros fueron emboscados y masacrados por un
atajo de bárbaros que habitan en los bosques, que no reconocen nuestro dominio,
nuestra civilización. Nada más, no hay hechos mágicos en una trampa.
Erdit,
que no contaba con el favor de Ermesenda, la Condesa, ni con la aprobación de
parte de los miembros del Consejo, guardó silencio, y con él se acallaron las
voces de la memoria. Los jóvenes tomaban la iniciativa.
Segundo fragmento del relato. Faltan 21 por publicar.
Fantasía Medieval. Taonos