Cualquier experiencia extraña que suframos individualmente, aún pudiendo ser explicada de manera racional, será en muchas ocasiones atribuida al mundo del más allá, reforzando la creencia en lo sobrenatural. En cualquier conversación sobre el tema, siempre habrá alguien que aporte una historia más o menos inquietante. Como escribe el especialista en Mitología de la Universidad de Bristol, Richard Buxton:
"Los fantasmas proporcionan un campo de investigación maravilloso, ya que no solamente son fascinantes desde un punto de vista intelectual - ofreciendo como hacen la oportunidad de comparar entre culturas y periodos históricos - , sino también por el hecho de que el concepto de fantasma podría tener que ver con personas individuales hoy (...) en relación con experiencias que esas personas hayan podido tener ellas mismas. Esto se debe a que, a pesar de todas las variaciones en las ideas sobre fantasmas, todas ellas surgen de dos aspectos universales de la existencia humana: muerte y memoria."
Una de las más famosas representaciones de fantasmas, que ha hecho fortuna hasta nuestros días, fue la descrita por Plinio el Joven en el siglo I de nuestra era, respondiendo por carta a su amigo Sura, que le preguntaba acerca de la naturaleza de los espectros. El escritor romano cuenta el caso de la típica casa encantada en la que nadie quiere vivir por estar habitada por un fantasma. El filósofo Atenodoro, recién llegado a Atenas, se entera del asunto y decide alquilar la vivienda debido a su bajo precio. Esa misma noche está escribiendo en su habitación cuando se le aparece un espectro silencioso dotado de la iconografía que ha hecho fortuna hasta nuestros días: un anciano de aspecto etéreo vestido con sábanas y cadenas. El fantasma llama la atención del filósofo, que sigue un rato escribiendo hasta que le hace caso. Entonces lleva a Atenodoro a una habitación de la casa y desaparece. Al día siguiente se excava allí y aparecen unos huesos y unas cadenas: cuando se da correcta sepultura al cadáver, el fenómeno deja de suceder.
Tan espectacular relato ha servido de modelo a muchos otros y seguramente procede de una tradición que era ya antigua en los tiempos de Plinio el Joven. Ya Homero había insertado con toda naturalidad a fantasmas de héroes en la Ilíada. Eso no quiere decir que en las distintas leyendas y narraciones de diferentes pueblos y épocas los fantasmas vengan siempre en son de paz. En Europa del Este es frecuente el folklore relacionado con vampiros y muertes vivientes, en ocasiones muy agresivos con los vivos, aunque es más habitual la creencia en el espectro errante - ya sea o no agresivo - porque dejó sin completar asuntos en nuestro mundo.
Siempre resulta interesante estudiar las creencias en este sentido, porque nos hablan del carácter y las inquietudes de una determinada sociedad. Ha habido casos de estudiosos, como Lafcadio Hearn, que se dedicaron a la recopilación de leyendas, en este caso japonesas. Fantasmas, aparecidos y muertos sin descanso está escrito por los mejores especialistas en Historia, Mitología, Filología y Arte, para ofrecernos un completo panorama del fantasma a través de distintas épocas y ublicaciones geográficas, revelándonos que estas creencias son una constante en distintas civilizaciones y seguirán siéndolo, al menos hasta que el misterio de la muerte no sea resuelto.