"Fantasmas" de Joe Hill (2005)

Publicado el 23 junio 2013 por Tomas

Saludos a todos. En las artes, en las ciencias, en el pensamiento, en la Cultura en general, en todo aquello que es obra del género humano, eventualmente surgen genios. Hombres y Mujeres que, por su talento, por su capacidad innata, por su creatividad, son capaces de asombrarnos y cautivarnos con especial intensidad. Entre estos genios, sólo unos pocos escogidos aúnan en vida el beneplácito de crítica y público. Hoy estamos ante uno de ellos. Se llama Joe Hill. Compramos "Fantasmas" y "Cuernos", como contamos en el IMM de Abril, un poco a ciegas, guiándonos las opiniones favorables que habíamos escuchado, y tentados, por qué no decirlo, por su atractivo precio. Poco después leímos este estupendo artículo sobre el autor en el blog El Cubil del Cíclope, donde nos enteramos que Joe Hill es ni más ni menos que el hijo del Rey del Terror Stephen King y que optó por ocultar su apellido para triunfar por méritos propios, no desvelando su identidad hasta haberlo logrado (con creces, opinamos).

Por fin hemos leído su libro. Y nos ha conquistado. Nos hemos rendido sin luchar. Sencillamente. Por momentos nos vimos trece años más jóvenes, sintiendo el mismo arrobo y el mismo embelesamiento que cuando leímos "Historias Fantásticas" de otro genio llamado Stephen King. Y es que además del apellido y el parecido físico, el hijo ha heredado del padre la imaginación desbordante, la capacidad para romper las barreras del género de terror y llevarlo mucho más allá, para crear historias originales y tremendamente evocadoras y para crearnos adicción a sus textos. Veamos ya "Fantasmas", en una reseña en la que intentaremos huir del siempreterrible spoiler, pues hoy más que nunca queremos que quien se acerque a este autor y a este libro lo haga tan poco preparado y tan inocentemente como nosotros lo hicimos, pues mayor y más gratificante será el impacto que reciba.

Título: Fantasmas ( 20th Century Ghosts)

Autor: Joe Hill, escritor, guionista de cómics, bestsellerman y legítimo heredero al trono de Rey del Terror.

Lo leemos...: En papel, en rústica, 408 páginas, de Ed. Sumadeletras (Santillana). Comprado en Abril en una gran superficie comercial de A Coruña, de cuyo nombre no quiero acordarme.

Sinopsis: Sabemos que hay otros mundos, pero están en éste. Con sus dieciséis imaginativos relatos, Joe Hill nos ayudará a encontrarlos y nos descubrirá que lo fantástico, lo horroroso, lo sobrenatural, lo sobrecogedor, lo misterioso, está entre nosotros. Y que no siempre es tan terrorífico como pensamos.

¿Cómo la podemos definir?: Como una recopilación de relatos de terror, suspense, misterio y fantasía, de diferentes extensiones y temáticas, pero cuyos elementos comunes su carácter sobrenatural y la originalidad de sus argumentos.

¿Qué podemos destacar de ella?: Que no se trata únicamente de una compilación de relatos de terror. Sólo cinco de los relatos se podrían tipificar como horror propiamente dicho, porque hay mucho más. "Fantasmas" es Fantasía, es magia, es sentimientos, es un montón de homenajes, evidentes o velados, a la cultura popular contemporánea. Como somos unos copiotas, para expresar lo que nos transmite, vamos a apropiarnos del término "Tsunami de feels" que leímos en Forbidden Planet el otro día (atención al GIF, impagable).

Y es que "Fantasmas" sabe a la vieja y buena serie B. Sabe a sesión de tarde en el cine del barrio. A "El teatro de Ray Bradbury". A "Dimensión desconocida" y a los "Cuentos Asombrosos" de Spielberg. A leyendas urbanas y a historias de miedo contadas a oscuras en una tienda de campaña. A ejemplares de "Creepy" leídos a escondidas ("no leas eso que después tienes pesadillas").

La capacidad de Joe Hill para construir imágenes, para evocarnos sensaciones, es extraordinaria. Además de su innegable talento literario y el dominio de los diferentes estilos narrativos que utiliza a lo largo del libro, nos ha fascinado por su manera de tejer las historias, de manera que siempre queda algo sujeto a nuestro punto de vista, a nuestra comprensión. Somos los lectores quienes debemos completar el cuento, debemos involucrarnos y hacer trabajar nuestra imaginación, Hill no nos da una conclusión, debemos sacarla nosotros. A nuestro juicio esto engrandece la obra, porque permite múltiples lecturas, tantas como personas la lean.

Hemos de decir que el autor huye de los clichés del género y especialmente del gore y de los caminos más trillados. Al igual que en la obra de su padre, la de Hill versa sobre "el terror en lo cotidiano". Es decir, el horror no tiene procedencia arcana, extraterrestre o sobrenatural, sino que ya está entre nosotros (y muchas veces dentro de nosotros) y sólo está esperando a surgir. Pero insistimos que pese a lo engañoso del título, "Fantasmas" no es un libro de horror. Si se nos permite la osadía, lo encuadraríamos incluso dentro del realismo mágico, por sus enfoque tan similar al de autores de ese género. Veremos historias realmente emotivas, mágicas incluso. "Un fantasma del siglo XX" por ejemplo, único "cuento de fantasmas" del libro, es realmente una preciosa historia de amor, un sincero tributo al cine como arte y como lugar físico, y una reflexión sobre el paso del tiempo y la pérdida de los valores y de aquello que conocemos y en lo que creemos. Dijimos que somos nosotros, los lectores, quienes construimos la historia, que como vemos tiene numerosos niveles de lectura, y tal vez vosotros saquéis conclusiones completamente diferentes.

Por último, pero no menos importante, nos han gustado especialmente los desenlaces de las historias, por inesperados y poco convencionales, y cómo están van evolucionando de manera que en ocasiones nos sentiremos poco seguros de lo que hemos leído. No queremos decir con esto que los relatos sean inconsistentes o enrevesados, al contrario está bien estructurados, pero Hill nos tiende celadas que, como veremos más adelante, juegan con nuestra predisposición, con nuestra espera inconsciente, a buscar el elemento sobrenatural y terrorífico que damos por hecho existirá. Un viejo truco aprendido de papá King, que siempre funciona porque "el monstruo está dentro de nosotros". Tal vez el ejemplo más clarificador sea "Bobby Conroy regresa de entre los muertos", donde nosotros nos precipitamos sacando una conclusión, dejándonos después el final con una agradable sensación de esperanza y de fe en el género humano.

Vamos a repasar ahora las dieciséis piezas, una a una:

"El mejor cuento de terror" ("Best New Horror") es un homenaje al mundillo literario y a sus gentes, a las revistas pulp, a las miriadas de recopilaciones de relatos, a las pequeñas y esforzadas editoriales del ramo y al terror en sí mismo. Eddie Carroll, avezado editor de Best New Horror, se empeñará en publicar un estremecedor y polémico relato, el mejor que ha leído en años. Pero para ello debe localizar a su esquivo autor. Un repaso a los clichés y a los lugares comunes del género que nos hará disfrutar como el niño que quiere escuchar el mismo cuento cada día precisamente porque sabe como acaba.

"Un fantasma del siglo XX" ("20th Century Ghost") es una hermosa historia de amor, una filigrana literaria, profundamente conmovedora. Alec, propietario del vetusto cine Rosebud, conoce bien a Imogene, la joven loca por el cine, desde que la vio por vez primera en el estreno de "Fantasía". Poco importa que Imogene sea un fantasma, Alec no desea que el derribo del Rosebud la deje sin un lugar al que pertenecer. Todo un tributo a las viejas salas de proyección en estos tiempos de asépticos e impersonales multicines.

"La ley de la gravedad" ("Pop Art") es un relato de fantasía que casi podríamos enmarcar dentro del realismo mágico. En primera persona, el protagonista nos narrará sus recuerdos de su mejor amistad: Arthur Roth, un chico hinchable. Y judío. La amistad por encima de las diferencias, el rechazo de lo diferente y la búsqueda de la felicidad y la libertad están en el centro de esta historia que además de entrañable es tremendamente original, una de las más ocurrentes que hemos leído en mucho tiempo.

[El título castellano no respeta el juego de palabras Pop Art ("Arte Pop" o "Art el hinchable")]

"Oirás cantar a la langosta" ("You Will Hear The Locust Sing") es, por su extensión, más una novela corta que un relato, y es un claro exponente del torrente de inventiva de Hill. Francis se despertará un buen día convertido en una gigantesca langosta. Lejos de recluirse como el protagonista de "La metamorfosis" de Kafka, y pese a los muchos inconvenientes de su nueva forma, pronto le encontrará el lado bueno a la situación. Magistral. Simplemente magistral.

"Hijos de Abraham" (Abraham's Boys") muestra el dominio que Hill tiene del suspense y de la tensión narrativa. Una historia engañosa, de doble lectura, que nos hace reflexionar sobre un gran clásico de la novela de horror. Su estilo nos recordó al de papá King, y las reminiscencias bíblicas del título nos hicieron temer lo peor desde el principio.

"Mejor que en casa" ("Better Than Home") tiene un cierto toque costumbrista y está ambientado en el mundo del béisbol, afición común de King Sr. y King Jr. En primera persona, un niño con problemas nerviosos nos cuenta su relación con su padre, entrenador de un equipo de béisbol, durante el estresante tramo final de la liga [pedimos perdón por nuestra total ignorancia sobre este deporte, minoritario en España]. Pese a que no falta el componente fantástico, realmente estamos ante la historia, agradable y empática, de la unión entre un padre y un hijo.

"El teléfono negro" ("The Black Phone") es la narración más escalofriante del libro. Un perturbado, un niño, un secuestro, un sótano. La angustia y el ansia de escapar. Terror, suspense y elementos sobrenaturales de la mano de una historia que no por manida o recurrente deja de ser original, a través de un viejo teléfono negro que lo cambiará todo. Imposible no leerlo de corrido, pese a ser uno de los más extensos de la recopilación.

"Carrera final" ("In The Rundown") es otra de las historias engañosas que contiene el libro, imprevisible, sorprendente. Cruel, y frustante. El bueno de Wyatt es un fracasado con pocas luces y mucha mala suerte. Suspense y tintes gore para un relato sobre acontecimientos que se precipitan fuera de control.

"La capa" ("The Cape") es, como "La ley de la gravedad" un cuento de género puramente fantástico,de"lo extraordinario en lo cotidiano"aunque más truculento, menos bienintencionado. En primera persona, el protagonista (aparentemente con algún tipo de desorden psicológico) recuerda la capa que le permitió volar. Ahora de adulto, recuperará dicha capa y con ella la capacidad de volar. Atentos al desenlace.

"Último aliento" ("Last Breath") es, además de un sentido homenaje a escritores como Poe y Roald Dalh, un relato fantástico que nos ha recordado a los clásicos de Ray Bradbury por su original y estrambótico argumento: Un médico retirado dirige un museo de últimos alientos, donde conserva el hálito final de personas tanto anónimas como célebres. Otra muestra de la desbocada creatividad del autor.

"Madera muerta" ("Dead-Wood") El texto más breve del libro (dos páginas) pero no el menos evocador ni el menos bello. Una reflexión sobre el alma de los árboles llena de lirismo y poesía.

"El desayuno de la viuda" ("The Widow's Breakfast") Nuevamente asoma Bradbury entre las páginas de nuestro libro. Un cuento de regusto clásico, ambientado en los duros años de la Gran Depresión. Uno de los muchos vagabundos que recorren el país recibirá la desinteresada caridad de una mujer viuda. Una narración estremecedora por su delicadeza, por la crudeza de su trasfondo y a la vez por la esperanza que transmite.

"Bobby Conroy regresa de entre los muertos" ("Bobby Conroy Comes Back From The Dead") Un relato diferente. Artistas invitados: George A. Romero y Tom Savini. Una historia sobre segundas oportunidades, sueños rotos y todo lo que pudo ser y no fue. Un hombre y una mujer, antiguos amigos y aspirantes a actores, se reencontrarán durante el rodaje del remake de "Night of the living dead", donde hacen de extras. Por momentos nos confundirá, jugando con nuestra predisposición a buscar lo sobrenatural.

"La máscara de mi padre" ("My Father's Mask") es, con diferencia, el relato más desconcertante, proteico y alambicado de la obra. Nada es lo que parece y cada vuelta de tuerca nos desconcierta aún más. Nosotros recomendamos leerlo dos veces. Narrada en primera persona, comenzaremos pensando que el joven protagonista es arrastrado por sus progenitores en su huida de los acreedores de su padre, arruinado por deudas de juego. Escondidos en una cabaña del bosque, sus padres (especialmente su madre) harán gala de una desinhibida y provocativa conducta, de la que le hacen partícipe. Pero todo se transforma, una y otra vez. Los que recordeis "Twin Peaks" os podeis hacer una idea.

"Reclusión voluntaria" ("Voluntary Committal") tiene un tono decididamente fantástico y sobrenatural. En primera persona, el protagonista nos hablará de su hermano Morris, aquejado de cierto grado de autismo, y de las construcciones con cartón en las que ocupaba la mayor parte de su tiempo; y de su conflictivo amigo Eddie. El destino de uno y otro se unirán a través de las extraordinarias construcciones de Morris, que son extrañamente distintas por dentro que por fuera. Un relato extenso que una vez más nos hará reflexionar sobre la cordura de su protagonista.

"La máquina de escribir de Sherezade" ("Scheherazade's Typewriter") es un cuento extra incluido en los Agradecimientos, breve y fantasioso, que nos retrotrajo a "El procesador de palabras de los dioses" de papá King, por su planteamiento similar, pero en el que Hill juega nuevamente al despiste con nosotros y con el posible origen de los relatos que acabamos de leer. Nos gusta el nombre de la protagonista, quien sino la más inmortal de las contadoras de historias que ha dado la literatura universal.

¿Hemos subrayado algún párrafo?: Sí, pero vamos a ver sólo tres para no extendernos demasiado:
El comienzo de"Oirás cantar a la langosta", que nos anticipa el tono general del relato:

"Francis Kay se despertó de un sueño que no le resultó angustioso, sino placentero, y comprobó que se había convertido en un insecto. No le sorprendió, pues se trataba de algo que había pensado que podría suceder. Bueno, pensado no, más bien deseado, imaginado y, si no eso precisamente, al menos algo parecido. Durante un tiempo había llegado a creerse capaz de controlar a las cucarachas por telepatía, de capitanear un ejército de ellas con sus lomos de color marrón brillante marchando con un estrepitoso repiqueteo a combatir por él. O, como en aquella película con Vincent Price, se había imaginado transformado sólo parcialmente, con una cabeza de mosca de la que brotaban obscenos cabellos negros y ojos poliédricos en los que se reflejaban miles de caras gritando, en el lugar de la suya."

Este de "Madera muerta" nos ha parecido de un gran lirismo:

"Después de que te marcharas -no inmediatamente, sino cuando terminó el verano- talé el aliso bajo el que solíamos leer, sentados en la manta de picnic de tu madre; el aliso bajo el que nos quedábamos dormidos escuchando el zumbido de las abejas. Era viejo, estaba podrido e infestado de insectos, aunque cada primavera le seguían brotando nuevos retoños de las ramas. Me dije a mí mismo que no quería que el viento lo hiciera desplomarse sobre la casa, aunque ni siquiera estaba inclinado en esa dirección. Pero ahora, a veces, cuando estoy allí fuera, en el jardín, el viento crece y aúlla desgarrando mis ropas. ¿Qué será lo que grita con él, me pregunto?"

Y uno de "El teléfono negro", para ilustrar el estilo del autor:

"Cuando la oscuridad llegó y lo envolvió se hizo un ovillo sobre el colchón con las rodillas pegadas al pecho. No durmió y apenas parpadeó mientras esperaba a que la puerta se abriera, el hombre gordo entrara y la cerrara detrás de él, y a que los dos estuvieran solos en la oscuridad. Pero Al no vino. Finney tenía la mente en blanco, concentrado sólo en el latido seco de su pulso y el murmullo distante del viento detrás de los ventanucos. No tenía miedo, lo que sentía era algo más grande que el miedo, un terror narcótico que lo inmovilizaba por completo, le volvía incapaz de pensar siquiera en moverse."

¿Más datos de interés?: Sí. El editor español no incluyó los títulos originales de los cuentos, ni las publicaciones donde aparecieron originalmente cada uno de ellos, así que recurrimos a esta entrada de la Wikipedia para obtener dicha información. También decidieron rebautizar el libro como "Fantasmas" (entrañable costumbre hispana la de cambiar títulos de libros y películas) privándonos del juego de palabras 20th Century Ghosts - 20th Century Fox.

Ester libro ha sido galardonado con los premios Bram Stoker Award, World Fantasy Award, British Fantasy Award, International Horror Guild Award y el prestigioso KindleGarten's Coffee and Books Award, que acabamos de instituir para la ocasión.

Para despedirnos, y como habréis deducido de la reseña, nos permitimos recomendaros fervorosamente que os acerquéis a la obra de este autor, pues estamos, a nuestro juicio, ante uno de los mayores fenómenos literarios de nuestra época. Esperamos no haber desvelado demasiados detalles del libro porque pensamos sinceramente que se disfruta mucho más dejándose sorprender por él, o al menos así ha sido para nosotros. Nos leemos!