Y a partir de aquí, destripes por doquier. Avisados quedáis.
Es Rowling en la fotografía, en la ambientación, en los personajes, en la recuperación, y ampliación, de parte de la historia que ya conocíamos. Es Rowling en ese nuevo tipo de magos, los Oscuros, aquellos que reprimen su magia. Sólo Jotaká podía crear una metáfora tan acertada con el puritanismo americano y que quedara bien. Es Rowling en ese Newt Scamander adorable, taciturno, tan Hufflepuff, apasionado de sus bichos (otra metáfora, el cuidado del medio ambiente y la naturaleza), que se hace amigo de un intento de panadero, gordinflón y buena gente, y de dos chicas que son puros años 20 en los EEUU. Qué bien queda, por cierto, ese ambiente al mundo mágico. Qué nos quedará por ver en las siguientes películas, cuando llegue el crack del 29, por ejemplo. Y cómo es Eddie Redmayne...
Es Rowling y no hay más que decir. Sólo que es una pena que no haya sido antes un libro, o varios, porque habríamos disfrutado tantísimo de esta extensión del Mundo Mágico... Pero Jotaká está dedicada ahora a sus novelas policíacas, algo que tampoco me parece mal porque necesitamos más Cormoran Strike. Ya.
En fin, sólo queda dar las gracias a la hija de fruta de Jotaká, y desear que llegue pronto la siguiente película, que promete y mucho.