No ha pasado más que un año desde la última retransmisión de la primera temporada de Fargo, para poder ver su secuela aunque en un tiempo pasado. Nos situamos casi treinta años antes de la acción de la primera temporada y en un nuevo lugar. Se trata de Sioux Falls, una ciudad donde se producen una guerra entre familias (al más puro estilo “El Padrino") donde por un lado destaca la familia Gerhardt y por el otro, la “familia” (puesto que se trata de miembros activos de Fargo) de Kansas City. Entre medias se encuentra la justicia y la ley representada por el padre de Molly de la primera temporada. Esta nueva temporada que vuelve a contar con el guionista Noah Hawley lo que hace que la narración de los hechos sea muy similar a lo que vimos hace un año. No olvidemos que se trata de una revisión, en forma de serie, de la película homónima de los hermanos Coen. Adentrándonos en los hechos de la serie, nos falta por contar que ambas familias comienzan su conflicto tras el accidente de coche donde se ve involucrado el hijo menor de la familia Gerhardt donde una peluquera lugareña, Peggy, atropella al benjamín de la familia.
A partir de ahí, la acción se desarrolla a toda velocidad. A pesar de ser una temporada de diez episodios (ni tantos como una temporada estándar de Netflix de trece ni tan poco como una temporada de True Detective o Mad Men de ocho) el ritmo es trepidante y es imposible despegar los ojos de la pantalla. Me sorprende de nuevo la gran fotografía y el uso de luces y contrastes de la serie. Es común ver la diferencia de luces (o más bien resplandores) entre los carteles de neón de las oficinas, cafeterías y moteles y la oscuridad de la noche, del exterior. La música tiende a quedarse entorno a lo más escuchado en los setenta. Uno de los personajes, el líder de la familia de Kansas City, Mike Milligan suele estar siempre presentado con música disco de esa época. Los spoilers vendrán a continuación por lo que si no has terminado la serie, quizás debas de dejar de leer a partir de ahora. De nuevo nos vemos con una historia muy pasional. Es lo que tiene cuando sucede entre familias. Nos lo dice el sheriff si revisamos la primera temporada: “en Sioux Falls había cadáveres para llenar dos plantas”. Y sin embargo, nos quedamos con la duda de lo que ocurrió. Por suerte, Hawley sabe resolver esta incógnitas y muchas más. La bestia a la que se refiere también el padre de Molly se trata del indio Hanzee. Un auténtico criminal que no tiene amigos ni enemigos y que se sitúa en el corazón y el núcleo interno de la familia Gerhardrt. Éste se encarga de impartir su justicia personal hacia unos y otros en los últimos capítulos de la temporada.
Si continuamos con las incógnitas podemos destacar el protagonismo de los aliens dentro de esta temporada. No podemos decir que haya sido “incoherente” haber incluido a estos seres dentro de la serie, ya que, se representan desde el principio (son unos actores más en el momento del atropello) pero sí resulta sorprendente. Solo sabemos algo más de ellos a través de ese lenguaje a completar que realiza el suegro del sheriff y su participación activa en la escena del motel. Podemos deducir que esta inclusión alienígena puede ser una mención al “boom” sobre UFOs y extraterrestres de aquella época. En la segunda temporada de Fargo las muertes suceden casi episodio a episodio. Acaban muriendo primero benjamín de la familia para luego pasar al patriarca, a la sobrina, al tío y al padre del chico arrestado. Todo ocurre de forma rápida y sin apenas darnos tiempos para recuperarnos e incluso dejando algunas muertes sin resolver (no sabemos que la sobrina muere hasta que no nos dan un plano aéreo en el último episodio). Sin embargo, la única muerte que parecía inevitable, la de la madre de Molly ya que sabemos que en el futuro lleva muchos años muerta, no se produce. Y es una auténtica forma de cuidar al espectador. Todavía recuerdo el triste final de diversas mujeres de protagonistas que así, de repente, morían en el último episodio dejándonos con un mal gusto en general. Por eso, esa última escena, la de la cama donde sheriff y mujer miran al cielo y dicen aquello de: “Buenas noches señor Solverson” “Buenas noches señora Solverson. Y a todos los barcos del mar”