WAITING FOR DUTCH (12 DE OCTUBRE DE 2015) -AVISO SPOILERS-
No decepciona el primer capítulo de la segunda temporada de la estupenda Fargo, que nos cuenta una historia diferente pero que conserva las constantes de la película de los hermanos Coen. Se mantiene la sensación de tiempo detenido y de vacío existencial de esos pequeños pueblos de Minnesota separados por solitarias carreteras nevadas. Una vez más, las monótonas vidas de unos personajes se interrumpen por sangrientos estallidos de violencia. Crímenes chapuceros perpetrados por pringados como Rye Gerdhart (Kieran Culkin), heredero del Carl Showalter (Steve Buscemi) de la película original. También se repite aquí un momento puramente "Fargo": un policía investiga la escena de un crimen que previamente hemos presenciado. Hipnotizados, escuchamos atentamente al investigador para comprobar si acierta en sus deducciones. Y una vez más, el azar es un elemento esencial. Recordemos los numerosos cruces fortuitos entre Lorne Malvo (Billy Bob Thornton) y Gus Grimly (Colin Hanks) en la primera temporada. Aquí, Peggy -una irreconocible Kirsten Dunst- atropella a Rye y eso cambiará completamente su vida y la de su marido, Ed Blomquist (Jesse Plemons). Este personaje es de nuevo el hombre común que comete un crimen, en la línea de Lester Nygaard (Martin Freeman) y de Jerry Lundegaard (William H. Macy). Y otra vez un sangriento asesinato múltiple desencadena la historia, desvelando el submundo del crimen organizado. El horror de una existencia sin sentido.
Estamos ante algo más que una precuela. La historia de esta segunda temporada es diferente pero conecta con la primera recuperando a un personaje, Lou Solverson -aquí Patrick Wilson, antes Keith Carradine- policía y padre de Molly (Allison Tolman) que es apenas una niña.