El Faro es una torre muy importante para la navegación segura que se construye cerca de la costa, puede ser dentro o fuera del mar. Se ubican en los lugares donde transcurren las principales rutas de navegación de los barcos y disponen, en su parte superior de una potente lámpara, o generador de luz, cuya irradiación se utiliza como guía para el movimiento marítimo.
En Cuba se instaló a principios del siglo XIX, exactamente en el año 1818, a la entrada de la bahía de La Habana, una farola de gas obtenido del chapapote, pero esta no cumplió con cabalidad el objetivo y se sustituyó por una de aceite en 1824.
En 1843 se realizó un análisis completo de las costas de la isla y se decidió construir otros para orientar la navegación completa alrededor del archipiélago. Entre los años 1859 y 1860 continuaron incrementándose los faros cubanos, y así durante todo el siglo diecinueve.
Entre los principales se pueden mencionar, además, los ubicados, en el cayo Paredón Grande, en el puerto de Isabela de Sagua, en el cabo de San Antonio, en el puerto de Santiago de Cuba, en la punta Los Colorados, en el golfo de Batabanó, en Punta Lucrecia, en la Punta de Maisí, en Cabo Cruz, en la bahía de Nipe, en Baracoa y en la Isla de la Juventud.