Fascismo catalán en los pueblos

Publicado el 09 julio 2019 por Manuhermon @manuhermon
Familia, municipio, fascistización catalana en pequeñas unidades: 
Los fascistas en todas partes son nacionalistas y totalitarios, lo manifiestan en muchos aspectos de la vida cotidiana, y en los niveles administrativos, municipales y parlamentarios que controlan, niveles en los que es imposible debatir, ni siquiera manifestar opinión distinta, por aplastamiento, por presión, por expulsión, o por cierre del Parlament… intentan dirigir a su antojo la creación de una nueva nación, bloqueando la participación de los diferentes que apartan de las instituciones que ellos controlan, poniendo éstas enteramente a su exclusivo servicio. Porque todo está permitido ante fines tan gloriosos como salvar la supervivencia del pueblo y el destino de Cataluña, eso lo expresa bien la grandilocuencia de Quim Torra. El problema es que el pueblo, es quien ellos dicen que es, desde luego queda fuera de ese común quien discuta y considere a todos, ciudadanos libres e iguales. 

‘’Cuando la patria vive un momento de urgencia nacional, cuando se corre el riesgo de que la nación se deshaga como un azucarillo en un vaso de leche, cuando están sonando todas las alarmas a la vez por nuestra supervivencia como pueblo, la discusión ideológica no puede ser en ningún caso el eje que nos separe, por encima está el destino de Cataluña.’’ Quim Torra, 7/marzo/2012. 
Ayuntamientos, edificios públicos, calles, fachadas, marquesinas, portadas, edificios de colegios y universidades, televisión y radio… todo ello es propiedad común y debería ser de uso colectivo, por tanto neutral, será utilizado única y exclusivamente por el independentismo, que una vez más hay que decir que tiene menos de la mitad de los votos catalanes. Así lo hacía el fascismo, machacando a todos con sus consignas, banderas, proclamas sonoras,… su carácter totalitario queda refrendado cuando la propiedad de toda la sociedad es puesta a su único servicio, el país es suyo, la calle es suya, despreciando a los vecinos, a quienes no piensan y opinan como ellos. Este comportamiento puede ser asfixiante en las poblaciones pequeñas en donde la posibilidad de evadirse del totalitarismo es muy difícil y significarse en contra puede ser una heroicidad. 'Ven a matar españoles en un ambiente festivo, pacífico y familiar'. Fascismo de pura raza catalana, el odio a la máxima potencia.
En muchos pueblos de Cataluña la autoridad municipal concentra el rasgo fascistoide y supremacista, convenientemente protegida por el corporativismo del grupo local, y por el movimiento general. Podemos leer en los estatutos de la Asociación de Municipios por la Independencia “Sabemos que, en Cataluña, el trabajo, la ciencia, las artes, el pensamiento siempre han estado a la vanguardia de la realidad y del sentimiento de un pueblo, en contraposición de la dedicación de las élites españolas de habla castellana, dedicadas a la gran administración, al ejército y la judicatura”.
Como en la Italia de Mussolini, o en la España franquista, los líderes locales hacen su trabajo de fascistización amparados en su supremacismo, adueñándose del conjunto de la vida institucional y cotidiana en sus pueblos, expandiendo la revolución permanente, incorporando la cultura general del movimiento, diadas, antorchas, homenajes a catalanistas históricos, al tiempo de impulsar la conversión o marginación de los no creyentes en la población en la que viven, privilegiando a unos sobre otros, linajes, apellidos, lengua, por supuesto ningún otro partido no independentista tendrá sitio en ese pueblo en el que se atacarán sus sedes se amenazará y perseguirá a sus militantes hasta silenciarlos. Totalitarismo fascista se llaman esos comportamientos. Además esas unidades pequeñas conectarán con las movilizaciones masivas a las que trasladarán agrupamientos de vecinos organizados, el autobús de tal pueblo en aquel lateral, el haz del pueblo X al sector azul, el gremio o sindicato de Y en la cabecera, la escuela Z con los distintivos a la plaza,… 
Pretenden organizar la nueva sociedad por encima de la mitad de catalanes, -a los que están censando, haciendo listas, marcándoles- e imponer al resto sus deseos y manías, sus mitos y forma de vida, para ello utilizan la violencia cuando fuere necesario. Los indepes, como hicieron antes los fachas italianos o franquistas, amparados en la supremacía moral que pretenden ostentar, son opresores que utilizan la fuerza necesaria para lograr sus fines, fuerza que puede ser variada en formas y grados de aplicación. Si con fuerza de grado 1 consiguen resultados, no subirán otros grados, por ejemplo, si aplicando la violencia administrativa de negar una licencia de apertura a un negocio, un alcalde en un municipio impide que un establecimiento comercial abra, no será necesario subir de grado, forzando así la migración del unionista. Si el establecimiento ya estuviera abierto y se quiere bloquear, se atacará con pintura, rompiendo sus cristales, boicoteando proveedores y suministros, obstaculizando la entrada de clientes, dañando los cierres del establecimiento, atentando contra las conexiones eléctricas o de agua, presionando a los profesionales de oficios para impedir arreglos... 
Los resultados que obtienen consecuencia de la opresión serán los deseados en cada momento: Que no voten en las elecciones celebradas en el pueblo, para lo que se apartan y esconden papeletas que no sean las indepes, que no protesten por la ocupación de calles, iglesias y edificios públicos con los símbolos y banderas, incluso en los espacios electorales los días de votación, que se acepten las consignas y letanías sonoras periódicas emitidas mediante altavoces desde torres de iglesias y ayuntamientos, que acepten como normal entrar a bares comercios bajo las cortinas/banderas independentistas, que acepten no los sirvan en un bar o ser expulsados, que aíslen y no hablen a los niños en el colegio si hablan su lengua materna, el castellano, sin ser recibidas las madres por el profesorado,… así hasta la asfixia de cualquier comportamiento distinto basado en pensamientos democráticos y tolerantes. La fascistización de Cataluña se está consolidando.