Fascitis

Publicado el 22 agosto 2014 por D10
Me desperté temprano, he decidido asentar acabeza. No es cierto. He sido castigado con un alto grado de estupidez por lo que siempre creí merecer el premio de no hacer nada. Típico, no sólo de estúpidos, también de personas cuyas madres se encargaron de malcriar a los hijos poniéndoles todo al alcance. Mi madre siempre ha sido así. Yo decía: Voy a tomar agua. Y ella: Yo te la traigo!. Y regresaba con el océano Atlántico. Voy a jugar a tapar con tierra los pozos que hacen las avispas. Y ella: Yo te los tapo!. Y corría a conquistar Europa. A tal punto que uno decide guardar silencio, no necesitar ya nada más con tal que la madre no tuviera tanto trabajo. Y así muere uno de inanición porque la costumbre queda y aunque no quiere molestar a la madre, tampoco tiene ganas de ir a la heladera. Esta manía servicial de ciertas madres convierten al hijo en un bueno para nada o genera un carácter observador. Gracias a mi madre yo podría haber inventado la Autobservación de Gurdjief o haber escrito El libro rojo de Jung. Ambas cosas deberían borrarse por decreto para que yo pudiese inventarlas. No lo diré en voz alta porque mi madre es capaz de iniciar una carrera en la política con tales fines.
De los padres hablaré otro día porque hoy tenía pensado hablar de la lesión de Riquelme pero ya me fui, como dice el chino del supermercado, para el lado de las tomates. Los chinos, los paraguayos, y los periodistas de C5N, sufren de disforia de género en los artículos. Las tomates, los zanahorias, la sacapuntas, el guitarra, la presidente. Y cuando se topan con una construcción donde el artículo es bisexual, proceden a hacerse la harakiri.
En fin, quería hablar acerca de la lesión que aqueja a Riquelme, el la Fascitis. El portero de mi edificio también la sufre, por lo que podría yo dar muchos detalles acerca de síntomas y causas. La palabra pareciera indicar un paulatino paso hacia colgar el cuadro de Mussolini. A no confundir, Fascismo proviene de Fasces, insignia de los cónsules romanos, que se componía de una segur en un hacecillo de varas. Eran la unión de treinta varas (generalmente de abedul u olmo, una por cada curia de la Antigua Roma), atadas de manera ritual con una cinta de cuero rojo formando un cilindro que sujeta un hacha común o un labrys. Y Fascitis es, como todo lo que termina en Itis, la inflamación de la Fascia, comuna italiana de 106 habitantes en la región de Liguria una membrana que recubre y conecta todas las estructuras corporales.
En el caso de Riquelme y del portero de mi edificio, la inflamación se genera en la planta del pie. No se sabe porqué es Plantar y no Plantal. Será porque es una lesión que deja plantado al resto del plantel. Es curioso que a un conjunto de personas que conforman un grupo se le denominara Plantel, parece más una oferta de Telefónica. La cuestión es que, largos años de estudio y de experiencia en la revisión de casos similares me permiten afirmarlo, se trata de una lesión dolorosa. Y en este caso está en comorbilidad con un desgarro en el gemelo.
Tengo la impresión de que la lesión se debe a sostener demasiado peso durante largos períodos, y Riquelme se ha caracterizado a lo largo de su carrera por haber aguantado la pelota mientras cuatro o cinco rivales se colgaban de él. Cuántas copas tiene Boca gracias a que Riquelme defendió solito todo lo que no podían defender los demás. En el Villarreal también solía hacer lo mismo. Es una lesión que también puede surgir por tener el pie plano o por correr en superficies desiguales. En el caso de Riquelme, creo yo, ha de ser crónica asintomática que se resiente cada un tiempo. Revisando el estado del césped del Diego Armando Maradona (estadio de Argentinos Juniors) no resultará raro que la lesión de Riquelme se hiciera presente en forma reiterada. Pero son puras especulaciones de una mente perturbada.

Lo importante es la cerveza es que el diez se recupere pronto así salimos de esta catatónica anhedonia.