¡Oh, no, ya esta otra vez aquí el pesado del Sr. Helvetica con esa lista anual de canciones favoritas que absolutamente nadie necesitaba! ¿Pero por qué se empeña, a qué viene tanta insistencia? ¿Pero no decía que aquella historia del blog, alcanzado el hito de las mil canciones, estaba ya terminada? ¿A santo de qué, pero quién le habrá pedido, pero en serio que este hombre no tiene nada mejor que hacer? Papiroflexia. Sudokus. ¡Obras de caridad! ¡Que haga lo que quiera, pero que nos deje en paz! ¡Que ya vale!
A ver, por favor, tranquilidad, si hablamos todos a la vez no se escucha nada. El que quiera preguntar algo que levante la mano ¿si? A ver, la señora de las gafas ha levantado la mano, por favor acercadle el micro. No se le oye, señora, acérquese el micro…
Ay, perdónperdón ¿se me oye ahora? ¿Se escucha, sí? A ver… lo mío, más que una pregunta, es una reflexión: Yo quería decir que creo -digo yo, vaya- que existe la muy saludable opción de no seguir leyendo, y además el hombre siempre ha reconocido su terrible subjetividad: estas nunca han sido, ni serán, las mejores canciones de 2025. Tan sólo es la selección caprichosa de las 50 canciones que más le han obsesionado en este año que ya se acaba, coronada -como todos los años- con la tontada aquella de dar un mayor protagonismo a aquellas que le caben en los 80 minutos de un CD, y tampoco hay que darle más vueltas. No sé. Que no hace daño a nadie, y si a él le hace feliz, pues…
A ver, perdona que te interrumpa, perdona. Tú, el del jersey amarillo. Sí, tú. Que te estabas riendo mucho. A ver, qué es eso tan divertido. Sí, sí que te estabas riendo, ahora no digas que no. Venga, compártelo con todos para que nos riamos los demás ¿No? ¿Ahora te callas? ¿No podemos saber que eso eso que te hacía tanta gracia? ¿Que no has sido tú? Bueno, pues hasta que no salga quien ha sido, de aquí no se marcha nadie, y empezamos con las
MENCIONES DE HONOR:
50 Say You Will – Ivy: ¿Alguien se acuerda de Ivy? Me quiere sonar que mi querido P.E. tenía un disco de ellos, allá por los 90, posiblemente «Long Distance«, pero no estoy seguro. El caso es que ahora son un dúo, porque sí, están en activo (me imagino que con el éxito justito) y con ganas de recuperar ese sonido amable y noventero, en un momento en el que hasta La Oreja de Van Gogh les parece algo reivindicable a algunos. No he escuchado más que un par de canciones de «Traces Of You«, pero este reencuentro con mis 18 años me hace sentir un poco menos viejo.
49 Bologna – Destroyer: Me fascina especialmente la sección rítmica de esta «Bologna» en la que el seductor Dan Bejar se deja acompañar de la voz de Simone Schmidt (Fiver). Muy probablemente, la canción de «Dan’s Boogie» en la que el canadiense parece mostrarse más interesado en acercarse al sofisticado espíritu del legendario (¿insuperable?) «Kaputt«.
48 Catch These Fists – Wet Leg: Vuelven a golpear las británicas, y superan con nota el complicado reto del segundo disco después de firmar uno de esos debuts apabullantes que inevitablemente conducían a la pregunta: ¿y ahora qué? Pues un poco más de lo mismo: diversión y mala leche. Quizás no haya nada tan espectacularmente redondo como «Wet Dream«, pero en «Moisturizer» sí hay canciones tan fabulosamente descaradas como esta.
47 Adriatic – Westerman: Se recupera Will Westerman de leve traspiés que supuso la continuación de su genial estreno, y publica en este año un disco titulado «A Jackal’s Wedding» que invita a volver a confiar en él. Menos Talk Talk y menos The Blue Nile (al menos de forma explícita) que en sus inicios, pero aún interesado en explorar ciertos márgenes del pop, que no por menos transitados son menos interesantes. «Adriatic» es rara, pero también algo que podría haber firmado David Bowie en sus años berlineses.
46 Dopamine – Robyn: La sueca anticipa el que será su próximo largo con este sencillo de lo más resultón, aunque alguno podría pensar (no sin cierta razón) que a Robyn se le puede pedir más. Y el título «Dopamine» alude, sí, a ese neurotransmisor del cerebro que regula el movimiento, la motivación, el placer y la recompensa: la verdad, no se me ocurre mejor forma de describirla.
45 Giving Up Air – The Temper Trap: -¡Eh, Dougy, qué pasa tío! +Hola, tronco, cuánto tiempo -Tío, que no hemos tenido un éxito decente desde 2009, tío, escríbete algo +Buah tío, paso, me he quedado sin ideas. Sólo me salen cosas de un rollo MUY épico mezclando «Sweet Disposition«, nuestro único pelotazo, con el «Born Slippy» de Underworld -Buah, suena fatal. Te oigo y me estoy acordando de aquello espantoso de Coldplay con Avicii, pero es que.. tío… necesito pasta, ando flojo. Sacamos eso, y a correr. +No hablarás en serio… Que no, tío, que la peña se va a dar cuenta que es la misma puta canción, que no va a colar – Tú hazme caso. Fijo que acaba el año y algún pelado hasta la mete en su lista de favoritas + ¡Jajaja, ni de coña! -¿Que no?… ¿hacemos una apuesta?
44 Soy Mayor – Rigoberta Bandini: Me ha quedado un poco peligroso, lo de la canción anterior, y ahora esto, pero es lo que tiene ser honesto. A los que sigan leyendo a partir de este punto les vamos a llamar «los supervivientes», porque me consta que lo de la Bandini no es para todo el mundo. Para mí, a veces sí que es, y de hecho sólo se me ocurre una forma de mejorar esta canción: que hubiera sido este himno geriátrico el que hubiera sonado sobre el escenario del Benidorm Fest (lo hizo «Kaiman«), cuando la barcelonesa organizó su invasión por parte de una maravillosa horda de señoras jubiladas ¡Menudo momentazo hubiera sido! Superafavor de esa trompeta, también.
43 Juste Avant de Tomber – Benjamin Biolay: Ah, qué bien, justo a tiempo, Benjamin Biolay al rescate. El francés tiene justamente el pedigrí que esta lista necesitaba después de mi descenso a las simas del mainstream, y eso que en esta canción el francés está más cerca de Jarvis Cocker que de Gainsbourg, con quien fue muy comparado en su día. No, definitivamente «Juste Avant de Tomber» no es gainsbarre, pero sí una de las mejores canciones del más que apañado (Biolay no suele bajar del notable) y doble «Le Disque Bleu«.
42 Somebody New – Tunde Adebimpe: No, no me he pasado a la música africana. Ese nombre de resonancias nigerianas es en realidad el de uno de los vocalistas de la banda estadounidense TV On The Radio (ese de los pelacos que estáis pensando, no; ese es Kyp Malone), quien abandona el sonido de la banda matriz en esta hipersaturad-ah-ah-ah-ah-ah-ah-ah-ah-Ah-AH! «Somebody New» y se deja atraer por el fulgor de las luces de neón, para terminar plantado en el centro de la pista de baile.
41 Ricochet – Sorry Girls: Retropop a cargo de un dúo de Montreal que se presentó con un disco delicioso en 2019, y se han plantado en el tercer largo (el segundo se me escapó completamente, lo confieso), igual de nostálgico y vaporoso, en el que destaca esta canción. Rollo ochentero sofisticado, de la vertiente de los Fleetwood Mac de «Tango In The Night«, para entendernos.
40 ICU2 – Tops: Tengo un poco de mala conciencia con los también canadienses TOPS. Son la típica banda a la que debería hacer más caso (más aún ahora que sus compañeros de frecuencias, mis queridos Tennis, se han disuelto), y de los que he escuchado varias canciones que me gustan. Pero por lo que sea, nunca me pongo en serio con ellos ¿Cambiará la juguetona y muy retro «ICU2» esta mala costumbre?
39 Obsession – Oliver Sim: Un poco de coitus interruptus con esta canción: los preliminares son taaaaan buenos que cuando llega la hora de rematar, me deja un poco la sensación de que, hombre, Oliver, no ha estado mal, pero recuerdo algún otro revolcón bastante mejor. Ahora, sin guarreridas: si el estribillo de esta canción compuesta por el bajista de The XX (verás qué risa cuando el grupo se disuelva y nos refiramos a él como el ex-XX) hubiera estado a la altura de lo que prometen los 40 primeros segundos, estaría aún mucho más arriba en la lista.
38 You Can Call – The Hidden Cameras: ¡Menuda sorpresa! 2025 ha sacado del armario (de los trastos, no seáis chungos) a Joel Gibb y los suyos, y los canadienses han publicado un disco de lo más pintón y bastante más electrónico de lo que podíamos esperar de los firmantes del magnífico «The Smell Of Our Own«. Esta «You Can Call» es quizá la canción que os reconciliará con ellos si también los habíais mandado al trastero, pero si queréis saber a qué suena «Bronto«, mejor escuchad «Undertow«.
37 Safeandsound – Parcels: Los Parcels no molan tanto como antes, me parece a mi, o la gente empieza a aburrirse de su agradable fórmula de funkflojito ¿se les estará pasando el arroz? Pero lo peor no es eso, no: lo peor es que me la han metido bien doblada con este remake de la maravillosa «Withorwithoutyou«. Y con todas las palabras juntitas y sin espacios, vaya a ser que alguien no se dé cuenta de que es un tema de Parcels. Pero aquí está: ay Dios, qué poco fundamento tengo.
36 UFO – UFO: Los UFO se cuelan entre mis favoritas del año con una canción llamada UFO. Pues sí que estamos bien, cómo para buscarlos en google. Pero si le damos al botón de play, la cosa cambia ¿eh? Ahora sí, no hay ninguna duda, esa voz es inconfundible: añadid «Phoenix Thomas Mars» al campo de búsqueda, y listo.
35 Inside The Lines – Chaparelle: Descubrí la música de Jesse Woods demasiado tarde: anda que no hubiera aparecido en mis listas si llego a conocer antes las canciones del texano, aún sin la edición física que se merecen. Pero más vale tarde que nunca: compré toda su discografía en formato digital en bandcamp por un precio muy inferior a lo que realmente vale, y ahora estoy muy al loro. Así puedo avisaros de que Woods ha unido sus fuerzas a las de Zella Day y Beau Bedford para firmar como Chaparelle canciones tan irresistibles como esta oscilante «Inside The Lines«.
34 Anytime, Anyplace, Anyhow – Matt Maltese: Vuelve a dejarse caer por aquí un viejo conocido de la casa. Y qué le vamos a hacer: me gusta mucho la música de Matt Maltese, y el mundo no le está dando lo que se merece, así que aquí estoy yo para corregirlo. Por supuesto, baladón, que es lo que mejor se le da, y de propina unos versos «Anytime, anyplace, anyhow / You’re allowed to treat me like a piece of meat» de los que cuesta desprenderse.
33 Man I Need – Olivia Dean: La británica ha llegado al número uno de las listas británicas con esta canción que juega en la misma (y exitosa) liga neo-soul en la que militó la desaparecida Amy Winehouse. Revivalista a tope, animada pero sin perder la clase, como de marcar el ritmo con el pie mientras trabajas, con tu cabeza en otra parte. Sí: esta es la canción de la lista de este año que le puedes poner a tu madre.
32 Party People – Rose Gray: Esta cantante inglesa ha debutado este año con un disco que tiene muy claro a quién se dirige: todo es muy dance-pop, muy fansdeKylie, muy gente que dice «queeeen! y yaaaaas!» viendo a la enésima diva sobre el escenario de Eurovisión. Por supuesto, un disco tan marica es un disco muy divertido, y como muestra esta canción de rotundo mensaje: confía solo en los fiesteros.
31 QQQQ – Ela Minus: No le había prestado hasta el momento la debida atención a la música de la colombiana Ela Minus, pero este año me he puesto al día a propósito de (ejem) «Día«, su último largo hasta la fecha. Me gusta mucho «Broken«, y me gusta esta palpitante pista electrónica que es algo así como el reverso triste de nuestro legendario nohayquienaguanteesteolorafindelmundo. Ella lo tiene muy claro: si va a ser como parece, que se acabe ya.
30 Bird On A Swing – Cory Hanson: Amigos del sonido Laurel Canyon y del pop con pianito a lo Randy Newman, este disco es para vosotros. De hecho, después del cuerpo tan raro que me dejó el single autosaboteado de Tobias Jesso Jr. (esa batería, menudo susto), aún me entraron más ganas de refugiarme en las bonitas canciones contenidas en «I Love People«. Pero ojo, que lo de bonitas tiene truco: si uno presta atención a las letras, los bombones no van rellenos de dulce licor sino con el amargo sabor del desastre…
29 50mg – Panda Bear: Noah Lennox sigue a lo suyo, esto es: creando canciones de lugares a priori imposibles en las que se acomodan el alma reggae, los sintetizadores de barrio Sésamo y las brisas oceánicas que acariciaron las gigantescas siluetas de los moais antes de llegar a nosotros. Y mucho, mucho Brian Wilson, por supuesto. Componiendo el pop del futuro, hace ya mucho tiempo.
28 Tron – Los Chivatos: Pues mira, hasta que llegó el huracán Rosalía, Los Chivatos podían presumir de ser los autores de la canción en español con mayor número de reproducciones en mi cuenta de Spotify ¡Atentos fans de Alcalá Norte! Los de Bilbao llevaban un tiempo avisando (desde la esquina de pensar), pero es con esta pieza más recitada que cantada que han logrado tener el himno que buscaban. Si con esto no te entran ganas de decir «¡tron!«, es que no tienes sangre en las venas.
27 Dancing In The Club (feat. MJ Lenderman) – This Is Lorelei: ¿Os acordáis de This Is Lorelei? La música del compositor y cantante Nate Amos ya dejó su huella en esta bitácora el año pasado con la sencillísima pero inapelable «I’m All Fucked Up«, y este año repite con una fórmula no demasiado distinta. Parece fácil, pero no lo es: basta con repetir una sola idea -pero tiene que ser muy buena- para dotar de alma a una canción.
26 Dancing With The Europeans – Suede: ¡Toma ya! Los Suede de 2025 están en plena forma, el CD de «Antidrepressants» (lo han vendido como «su disco post-punk«) ha sonado incansablemente en mi coche y ya tienen dos gemas, como poco, para añadir a su flamante guardajoyas: la inolvidable y perfecta estrofa de esta «Dancing With The Europeans«, y el adictivo estribillo de «Trance State«.
25 Funny Music – Gelli Haha: «Switcheroo«, el disco que ha publicado la estadounidense Gelli Haha (antes Angel Abaya) es tan colorido y divertido como anuncia su portada, pero para que no haya dudas, la canción que lo abre es esta animada «Funny Music«, toda una declaración de intenciones desde su propio título ¡Plonk! ¡Clic! ¡Poing!… ¡¡Bam!!
24 Bonnet Of Pins – Matt Berninger: Pues a ver, que nadie se espere una revolución: es Matt Berninger haciendo de Matt Berninger, tampoco le pidamos peras al olmo. Pero que el sabor sea conocido no impide el deleite: la canción está bien hasta el 2:37, y a partir de ahí pasa a un categoría superior, al alcance de no tantos.
23 Careless Whisper – Brigitte Calls Me Baby: Sí, es una versión de la inmortal canción de George Michael. Sí, el tipo parece que se ha comido a Morrissey, lo que -no lo tengo del todo claro- tal vez convierte a Wes Leavins en carnívoro, o quizás en vegetariano, si atendemos a la estricta dieta del mancuniano. Y sí, está tan chula que me hace dudar si prefiero esta o la original: las versiones deberían ser siempre para esto.
22 Kiss It Kiss It – Reneé Rapp: Alguno/a se llevará las manos a la cabeza, pero mira, él/ella se lo pierde. Yo ya he llegado a esa edad en la que afortunadamente he dejado de cuestionarme y me importa bien poco que lo hagan otros por mi: esto es pop ultra-comercial a cargo de la modelo, cantante, y actriz (Mooo!!… Caaa!!…) Reneé Rapp. Y ese estribillo, cochino y adhesivo (ella es una chica mala ¿Qué esperabais?), es un diez.
21 Pop-Corn (avec Gaétan Nonchalant)- Côme Ranjard: Una auténtica delicatessen recomendada por el infalible Borja Coquillat en Atonal que se disfruta con la placidez de una tarde tonta de verano de esas en las que en realidad no has hecho nada, pero cuando terminan piensas: «qué bien ha estado». Y no, lo de que comparta créditos con un tipo apellidado Nonchalant («despreocupado») no puede ser casualidad.
20. You Were The Ones I Had To Betray – Dean Wareham: El ex-Galaxie 500, casi ex-Luna (llevan sin publicar disco desde 2017), pero aún-marido de Britta Phillips ha publicado este año un disco más que recomendable del que destaco esta sencillísima (iba a escribir minimalista) pero imbatible canción, y una «Yesterday’s Hero» de resonancias cockerianas. La madurez, es lo que tiene.
Y ahora, sí ¡que se abra el telón, que suenen los címbalos, que no se acabe el mundo que aún quedamos gente para darle vida, bendita sea la tierra yo no tengo ganas de una despedida! Esto que viene a continuación es la crème de la crème, la punta del iceberg, la de cal o la de arena (nunca tuve claro cuál de las dos es la buena, pero vaya: me estoy refiriendo a la buena), mi selección de CANCIONES FAVORITAS DE 2025 ¡Abróchense los cinturones, despegamos!
* * * * *
19. Devotion – Hot CHip: Los británicos han publicado este año un recopilatorio titulado «Joy In Repetition» que da buena cuenta de la ristra de hits lanzados por Alexis Taylor y los suyos, y aún se deja unos cuantos ¡Pero qué buenos son, menuda fantasía de repertorio! Y como si no fuera suficiente, aún se han permitido el lujo de incluir la típica canción inédita con la que animar a los dudosos a la compra (aunque en estos días de streaming y playlists personalizadas…), de título «Devotion«: la típica canción de Hot Chip -ellos se lo pueden permitir- que no inventa nada pero provoca un auténtico subidón, y deja al terminar una pregunta flotando en el aire, aún sin respuesta: ¿Pero, cómo… otra vez? ¿Pero cuántas veces me la van a colar Hot Chip?
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17. Richardson (feat. Cassandra Jenkins) – Shura: Tenemos a Shura en modo intimista, y no sé si eso es una buenísima noticia o no, pero es lo que es, y posiblemente es más bien culpa de las expectativas que yo solito me cociné tras su portentoso -y mucho más animado- debut. Su disco de 2025 se titula «I Got Too Sad For My Friends» y, quizás será cosa de la tristeza bajo la que fue compuesto, no me ha gustado mucho; pero bueno, Alexandra sigue cantando muy bien, y cuando da en la diana (también lo hace en «Recognise«), pues da en la diana. En esta apacible «Richardson» a la que da nombre una calle neoyorquina por la que Shura paseaba en aquel raro momento de la pandemia del COVID, se deja acompañar además por la fabulosa Cassandra Jenkins: no podía salir mal.
16. Riders Of The Moon – Arc De Soleil: Resulta bastante complicado etiquetar lo que hace este chico ¿música surf venida del espacio? ¿psicodelia casi-instrumental? El caso es que quizá la escucha del tirón de «Lumin Rain«, el estreno musical del sueco Daniel Kadawatha bajo el alias de Arc de Soleil, se me hace un poco larga (el tío es un virtuoso de la guitarra, qué puede dar más miedo), pero cuando lo dosificas un poco, la cosa mejora mucho. Y como muestra, un botón: en esta canción parecen convivir a la perfección las nebulosas galácticas de Pink Floyd con guitarras reverberantes que podrían pasar por un sample de The Shadows. ¿Pinta bien o no? Pues suena aún mejor.
15. Balenciaga Covered Eyes – Agnes: Esta creo que la descubrí en la web de Jenesaispop, y lo cierto es que no he vuelto a leer nada de esa chica por ningún lado, aunque tampoco es que que me vea comprando la discografía completa: la tal Agnes es una disco-diva sueca con pinta de haber pasado por algún que otro talent show antes de triunfar en las pistas de baile con trallazos como este, muy petardo y housero, con el que a un menda hasta le entran ganas de hacer voguing. Lo de meter marcas de lujo en los títulos de las canciones, en plan «My Versace», «Your Prada», etc, etc me sigue pareciendo una horterada mayúscula e igual de ridícula que «Your Bershka» o «Their Adolfo Domínguez», pero cualquiera se queda quieto bajo el latigazo de esos beats, ay… soy débil, lo sé.
14. Reliquia – Rosalía: Vale, esta es una canción que se llama «Reliquia» de una cantante que por lo visto es catalana y que firma sus canciones como Rosalía. No sé el apellido. Os podría decir que se hizo conocida con un disco llamado «El Mal Querer» del me gusta casi todo, luego sacó otro titulado «Motomami«, del que no me gusta casi nada, y que de este que ha publicado este año y se llama «Lux«, pues unas cosas me gustan mucho (esta canción, «Dios Es Un Stalker«, o la preciosísima «Magnolias«) y otras quizás menos. Pero en lugar de todo eso, os voy a decir esto otro: me gusta que «Lux» exista. Y me gusta mucho que una chica que podría triunfar con la ley del mínimo esfuerzo (para qué vamos a mentirnos: el mundo tiene desde hace tiempo los ojos puestos en ella) se sienta tan libre como para intentar llegar al corazón mismo del mainstream del -más es más- modo más complicado.
13. Tariik – Rachid B: Saudade es esa palabra portuguesa que describe una profunda melancolía, nostalgia o añoranza por algo o alguien ausente, que se ama y se desea, a menudo con la conciencia de que quizás nunca regresará. Pues bien, aunque no tengo ni repajolera idea de lo que está cantando Rachid B, el músico marroquí afincado en nuestro país que ha dejado a todo el medio mundo hechizado con «El Ghorba» (No es solo un lugar en el mapa, es una geografía del alma. Es la sensación de habitar un espacio intermedio, donde el corazón late entre dos tierras), yo voy y digo que escuchar «Tariik» es exactamente eso, pura saudade. Produjo el omnipresente David Rodríguez, editó Discos Centeneros (aka Discos Garibaldi), la voz y la guitarra que llegan a nosotros con olor a salitre son las del propio Rachid B, y si esto les conmueve tanto como a mi, no se vayan todavía, que aún hay más: el disco entero se puede escuchar aquí.
12. Fallen Cloud – Austra: ¡Pero cómo me gusta lo que hace esta chica! Katie Austra Stelmanis no sólo canta como los ángeles (creo que ya lo comenté por aquí en su día: se le nota un montón la formación clásica) sino que además ha sido capaz de desarrollar un lenguaje propio dentro del vasto territorio del pop electrónico: oyes una canción de Austra, y enseguida sabes que es una canción de Austra. En 2025 ha publicado «Chin Up Buttercup«, un disco post-ruptura en el que esta canción se cuela como un rayo de esperanza, entre tanto nubarrón. Sólo os pido un poco de paciencia: en el primer minuto y medio parece que no vaya a pasar gran cosa, pero ya veréis a partir de esa marca, ya veréis… La etiqueta «música celestial» debería quedar reservada para ella a partir de ahora.
11. Shy Girl – Haute & Freddy: Synth-pop del bueno + mamarrachismo ilustrado = completamente a favor. A la compositora y vocalista Michelle Buzz (Haute) y al productor Lance Shipp (Freddy) se les dan tan bien los disfraces loquísimos como la composición de himnos de pop sintético de esos que todo el mundo debería estar escuchando, en lugar de perder el tiempo con (inserte aquí nombre de cualquier cantante famoso/a que haya publicado una -otra- canción de pop ochentero algo ramplona de la que nos habremos olvidado en dos semanas). Dicen los angelinos: «Shy Girl‘ es un himno a la salida del armario en todos los sentidos: salir de tu caparazón, liberarte de las expectativas y asumir cada parte de ti mismo sin disculparte”. Pues eso: a desmelenarse. Y a darle las gracias a Isa.
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09. Cobra – Geese: ¡Ojo con los Geese! El jovencísimo cuarteto de Brooklyn lo ha petado este año con un disco («Getting Killed«) que crece con cada escucha y que les ha dado su propio lugar en el panteón del indie rock, pero que nadie vaya a pensar que esto va de cuatro por cuatro facilito. A su manera es un disco raro, como extraña se hace al principio la voz de su frontman, Cameron Winter (hasta que empiezas a pensar qué normal te parece ahora la voz de Thom Yorke, de quien en cierta forma no está tan lejos); pero con las reproducciones la cosa va generando una extraña adicción. Encontrareis «Taxes» como canción destacada en muchos de los resúmenes publicados por los medios especializados, yo (y no soy el único, me consta) soy mucho más de la hipnotizante psicodelia en la que se enreda la intrincada «Cobra«.
08. The Jamie Oliver Petrol Experience – CMAT: Qué duda cabe que 2025 ha sido el año de Ciara Mary-Alice Thompson, que es de donde vienen las siglas con las que ha firmado su celebradísimo y bastante guasón «Euro-Country». Y es que la gasolina que propulsa el pop de esta simpática chica irlandesa es altamente inflamable, y como prueba esta canción que desde su despegue no hace más que ascender y ascender (hasta iluminar el cielo con una explosión espectacular). En teoría, es el intento de su autora por disculparse por todo el odio irracional que le tenía al famoso cocinero Jamie Oliver, y muy en particular a la colaboración del chef británico con la cadena de gasolineras Shell para ofrecer a los consumidores una línea de comida saludable bajo la marca «Jamie Oliver Deli by Shell«; pero claro, esto es sólo un pretexto: la cantante no es de las que dejan títere con cabeza, y por el camino no sólo se interpela y se cuestiona («Hmm, this is making no sense to the average listener / Let me try to explain myself in a few words«) sino que también nos regala el estribillo más coreable y divertido («okay, don’t be a bitch / The man’s got kids, and they wouldn’t like this«) de todo 2025.
07. Sailor Girl – The Nines: Esta canción que nunca hubiera conocido si no llega a ser por mi querido cuñado (este chico es una mina) es de esas que no encontraréis en ninguna otra lista de canciones favoritas de 2025, así que abrid bien las orejas, porque realmente el descubrimiento es de los que valen la pena. The Nines son un grupo de Toronto que ha publicado este año un disco titulado «Echoes of Past Future«, de esos que parecen hechos para gustar -sobre todo- a los de cualquiertiempopasadofuemejor. Y sus autores lo saben, por supuesto que sí: en la grabación del disco se emplearon viejas grabadoras de casette Yamaha y Tascam con las que apuntalar el sonido retro, la voz de Steve Eggers tiene un más que evidente deje a McCartney, y las armonías del estribillo (¡ese momento a capella, pero qué barbaridad!) son tan celestiales que las podría haber firmado el mismísimo Jeff Lynne. Todo muy viejuno, todo tan bonito que está maravillosamente pasado de moda. Y esa portada…
06. Where Is My Husband! – Raye: Como futurólogo no hago carrera: en 2020 me enganché al pop pluscuamperfecto de «Natalie Don’t» de la británica Raye. El caso es que aquello me sonaba a flor de un día, el clásico ejemplo de canción mainstream con pinta de convertirse en algo así como el pequeño one hit wonder de su autora, que ni siquiera había alcanzado el reconocimiento que realmente se merecía, y que lamentablemente sería enterrado por la incesante avalancha de lanzamientos de cantantes, por lo que sea, mucho más relevantes. ¡Me alegro mucho de haberme equivocado, una vez más! Raye no sólo está teniendo una carrera de lo más interesante, y tiene a la crítica rendida a sus pies, sino que además empieza a hacerle ojitos al público general ¡Pero oigan, que «Where Is My Husband» ha sonado en la edición de este año (lo que no haga un padre por su hija… ) de Operación Triunfo! Y en el fondo, tiene todo el sentido del mundo: a ver quién es el guapo que dice no a esta trepidante pieza en la que encajan a la perfección el sonido motown y el pop más contemporáneo. Di que sí: yo me caso contigo, Raye.
05. Spike Island – Pulp: Bueno, a los que me conocen personalmente o en su día siguieron este difunto blog esto tampoco les va a sorprender: Pulp es la banda de mi vida, y su regreso ¡24 años después! una de las cosas más ilusionantes que han sucedido este año que ya se acaba. Más allá de la evidentemente conexión emocional con Jarvis Cocker y los suyos del que esto escribe, la calidad de «More» ha superado todas las expectativas: el regreso de la banda de Sheffield acaparó alabanzas desde su publicación, y aún ha sido elegido el mejor disco del año para cabeceras tan reconocidas (y, ejem, británicas) como Mojo o Uncut. «Spike Island» fue el sencillo de presentación, y el glorioso reencuentro con el sonido con el que Pulp alcanzó el éxito en todo el mundo, pero aunque «More» no es ese disco trufado de hits que hubieran querido los que se quedaron en «Different Class«, sí que es un álbum mucho mejor que su predecesor de 2001, y generoso en canciones de esas que ya tienen un lugar destacado en el corazón de sus fans: lo de «Slow Jam«, «My Sex» o «Background Noise» no lo hace cualquiera.
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03. L’Inconnu En Personne – Bertrand Belin: Lo que se dice cantar, canta poquito, pero cómo canta, oigan. El francés tiene sólo 55 años, pero su voz suena como si tuviera 80 y viviera en una abandonada Fortaleza de la Soledad, tapándose a las noches con las páginas arrugadas de un viejo ejemplar del Daily Planet. No sólo eso: en «Watt«, su álbum de 2025, acompaña esas notas musicales heridas que salen de su garganta con unos arreglos que hacen de la contención virtud y saben guardar un seductor equilibrio entre lo electrónico y lo orgánico. Y aunque fue esta canción la que -gracias, MichaelDani- me descubrió a Belin, también podían haber acabado por aquí «Pluie De Data» (no la busquéis en la lluviosa banda sonora de «Blade Runner«, aunque creedme, os entiendo) o una «Berger» que parece guiñar a la chanson de otros tiempos, desde un lugar muy, muy lejano.
02. Mid Century Modern – Deacon Blue: 2025, y he aquí que se cuelan los Deacon Blue (sí: ESOS Deacon Blue) en mi lista de canciones favoritas del año, algo por lo que desde luego nunca hubiera apostado. Lo que son las cosas, la banda escocesa formada en 1985 está viviendo una segunda juventud y en esta temporada han publicado el fantástico «The Great Western Road«, un disco de pop clásico en el mejor sentido del término, con el que además han vuelto incluso a las listas de ventas de su país. El caso es que estaba prácticamente convencido de que sería la fastuosa «Late 88» la que acabaría asomando el hocico por aquí, pero con las (muchas) escuchas de este disco en el reproductor de CD’s del coche, finalmente se ha impuesto la sacudida emocional de esta increíble «Mid Century Modern«, un auténtico seísmo de melancolía que alcanza el nivel 9 en la conocida escala (es más que evidente) McAloon.
01. I Come With Mud – Men I Trust: Me pilló de viaje familiar en Londres y no pude entretenerme mucho con los detalles, pero cuando se publicó la historia esta del Spotify Wrapped a principios de diciembre, el vistazo que le di a mi resumen anual de escuchas me dio hasta cosica: edad musical, 79 años (¡!); grupo más escuchado, Men I Trust; disco más reproducido, «Equus Asinus«; canción más repetida, «I Come With Mud«. Chorprecha. Lo obsesionado que me ha tenido este disco (los de Montreal han publicado dos este año, ahí es nada, pero es este más ingrávido el que me fascina) es una cosa que excede de lo saludable, así de muchísimo me gustan estas canciones que parecen trazar un puente de niebla entre Mazzy Star y nuestra Jeanette*, cuando no osan adentrarse («Paul’s Theme«) en los sagrados terrenos del mismísimo Ennio Morricone.
«I Come With Mud» llega a nosotros como el fantasma de alguien al que perdimos hace mucho tiempo, que volvió mientras dormimos para decirnos que no nos ha olvidado, y que después de rozarnos el alma se desvanece (envuelto en una coda de guitarra que dice mucho más que todas las palabras del mundo) dejándonos suspendidos entre la belleza y la nostalgia. Será su poco usual estructura, será esa reverberación que parece plegar el tiempo (toma ya, lo que acabo de escribir), no sé lo que será. Pero este año no ha habido dudas de última hora, no: esta que suena cuando le deis al botón de reproducción de aquí abajo es mi canción favorita de 2025, y espero que os embruje de la misma misteriosa, mágica forma en que lo hace conmigo.
*No, no es una exageración: escuchad «The Landkeeper«.
* * * *
Y ya está. Chinpún, se acabó, hasta aquí la verborrea. Un añito de descanso para recuperaros (si podéis) de semejante sarta de majaderías, y el año que viene, más y peor. Me despido como de costumbre con el habitual enlace a la playlist de mis 50 canciones favoritas de 2025 en Spotify, ordenaditas pero con la saludable posibilidad de darle al botón de skip cada vez que una canción de estas que tanto me gustan os ponga de los nervios. Aunque ya sabéis que si no pasáis por caja, los saltos tal y cual ¿eh? Bueno, a ver si entre tantas hay alguna al menos que os haga tilín, dadle (tilín) a la campanita si os ha gustado el vídeo, no olvidéis suscribiros a mi canal, no dudéis en dejar abajo vuestros insultos, bla, bla, bla. Y lo de Feliz Navidad, diantres.
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