Tristeza y dolor profundos, son las sensaciones inmediatas que advierte cualquier ciudadano con un mínimo de sensibilidad, al ver el número creciente de compatriotas que en medio del más grotesco enriquecimiento, y corrupción jamás vistos en Venezuela a manos de inescrupulosos gobernantes, tienen forzosamente que acudir a cualquier basurero para llevarse algo a sus estómagos hambrientos.
Comporta una gran frustración llegar a la conclusión de que nuestros gobernantes de hoy, no tienen interés en el cumplimiento de sus deberes constitucionales, como el de garantizar las condiciones para que todos los venezolanos encuentren mecanismos de subsistencia en condiciones de dignidad, sino que además, se solazan en el sufrimiento ajeno, en el padecimiento de las mayorías mientras ellos exhiben de manera impúdica su riqueza mal habida, producto de la corrupción, y el abuso de poder.
Oídos sordos, y miradas que voltean para otro lado, como el que no quiere o no le interesa ver la realidad que les salta en el rostro de la pobreza atroz, y la mendicidad extrema que crece exageradamente en nuestro país bajo la actitud indolente y cruel del gobierno, para quien los pobres y necesitados son solo piezas manipulables a los cuales se les lanza una bolsa del Clap, se les victimiza con el ¨carnet de la patria¨, o peor aún, se les somete bajo la indignidad de un circo decadente, pero sin pan como el que se llevó a cabo en los días de carnaval en los próceres. Pobres y necesitados, sólo útiles en el sentido utilitario del voto en tiempos electorales, o masa anodina para trasladar de marcha en marcha, y de templete en templete. Qué desgracia, y que maldición la que nos ha tocado vivir como sociedad, gobernados por incapaces, y mediocres!!
No obstante, frente a la conducta ruin exhibida por el gobierno en sus deletéreas ejecuciones, la sociedad toda debe estructurarse, y organizarse para combatirlos en el terreno de la civilidad, de la paz, y la Constitución, presionando para alcanzar la realización de las elecciones de los poderes que ordena la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, y con ello ir demoliendo sistemática, y recurrentemente el poder que hoy ostentan quienes demostraron con sus complejos y resentimientos que sólo sienten desprecio por el pueblo venezolano.
Hemos dicho hasta la saciedad que no hay tiempo para la diatriba inútil; se trata de salir a conquistar a todos los venezolanos de buena voluntad, no importa donde se encuentren desde el punto de vista ideológico, partidista, o de cualquier otra índole. Todos somos necesarios, y útiles para la reconquista del sistema político democrático, y acabar con esta expresión del socialismo del siglo XXI, mediocre y corrompida, para dar paso a una expresión libre, productiva, incluyente.
Una sociedad que recupere para los ciudadanos la confianza en su tierra y el orgullo de ser venezolanos; que garantice el trabajo, y el estudio en buenas condiciones; que garantice la vida, y la seguridad de personas y bienes; que garantice la salud para todos; que ofrezca garantías jurídicas para la inversión nacional e internacional; que preserve nuestras fronteras; que ofrezca seguridad para que nuestros compatriotas en el exterior quieran volver y ofrecernos su talento y experiencia para la reconstrucción del país.
Venezuela lo tiene todo, y merece lo mejor, pero sobre todo que la queramos y cuidemos. Estamos a tiempo de recuperarnos del inmenso daño causado por el comunismo, y juntar esfuerzos para mejorar nuestra calidad de vida, y dejar sentadas las bases más sólidas para el futuro de las próximas generaciones. Hagámoslo!
Por: Román Ibarra @romanibarraTwittearEnviar este artículo a tus seguidores