Antonio Aponte.
Cuando el Comandante Chávez caracterizó a la Revolución como Socialista nos convocó a una gesta religiosa, a la hazaña más importante de la humanidad: superar milenios del “hombre lobo del hombre” y construir el Reino de los Cielos en la tierra. Nos emplazó para lo grande, lo hermoso, a transformarnos definitivamente en humanos y alcanzar las cumbres del arte, del amor, éticas inéditas.
Nos comprometió a transformar al mundo revolucionándonos a nosotros mismos. Salto heroico, que supone renacer hombres del futuro. El camino es hermoso pero es proceloso, requiere una entrega total, sin condiciones, un cambio profundo en las relaciones sociales, en la dirigencia, con el desespero del náufrago que nada hacia la costa finalmente avistada.
La tarea debe asumirse con la pasión de los que se saben vanguardia de la humanidad, de quienes se reconocen la rama de olivo que anuncia a Noé el fin del diluvio, solo así la dirigencia podrá guiar a la sociedad, a los humildes por el camino de su redención.
No es tarea para mojigatos, de pusilánimes, ni para los que requieren red de seguridad, que no corren riesgos y se limitan a repetir lo viejo. Son incapaces de fundar porque están negados para lo grande, prefieren la seguridad de lo pequeño, de lo conocido, están incapacitados de prever el futuro y construirlo en el alma de las masas.
La Revolución debe tener fe religiosa en el Socialismo, sentir en los tuétanos del alma que sólo el Socialismo podrá resolver los problemas de la humanidad, y saber desde el espíritu profundo, que el capitalismo, la culminación de milenios de deformación del humano, es nuestro enemigo irreconciliable.
Sólo desde esa fe, esa convicción, se podrá construir el nuevo mundo, es la energía que se manifestó en El Paso de Los Andes, en La Batalla de Junín, el 4 de febrero, en Abril…e hizo la Independencia. Es la fe que guió la hazaña del Moncada y el milagro del Gramma, la gesta de Fabricio, la pasión de los cristianos en las catacumbas.
Siendo así,
las acciones y el discurso de la dirigencia deben traslucir esta fe, esta convicción. Frente a cualquier problema se debe esgrimir al Socialismo, todo debe ser llevado al combate universal del Socialismo contra el capitalismo porque este combate lo envuelve todo, desde el desastre de la cárcel de Uribana hasta la construcción de casas. Todo es escenario del combate del capitalismo contra el Socialismo, lo viejo contra lo nuevo.
Los problemas deben resolverse con más Socialismo, al convocar capitalistas para resolverlos estamos entregando una parte del sueño, cuando un dirigente muestra esta convocatoria como un logro, estamos apuñaleando al futuro, desconociéndonos, dejando de ser, y adoptando las entrañas oligarcas.
Cuando resolvemos con Socialismo estamos demostrando nuestra fe, tomando por asalto al futuro, robusteciéndonos.
Nuestras consignas deben ser ¡El Socialismo se construye con Socialismo! ¡Los problemas se resuelven con Socialismo! ¡Sólo el Socialismo educa para el Socialismo! ¡Al capitalismo ni tantico así, nada económico, nada político!
¡Con Chávez, Maduro y el Socialismo!