Lorca: Sebastian Richard
Mujer: Laura Belen Gomez
Voz en off: Alejandro Miranda Raposo
Dirección: Sebastian Richard
Asistencia técnica: Sebastian Giordano
y Mariano Mariano Martinez Saco
Diseño grafico: María Luz Castisani
Fotografía: Hugo Gaido
Esto no es teatro. Esto no es el pan horneado. Ni es la harina, ni es la espiga. En todo caso, esto que hacemos y ofrecemos es la espiga ya harina, es la harina en trance de hacerse pan. Esto es gestación a la vista. Esto es atisbo. Por ahora, levedad. La levedad, el atisbo en gestación, no es un descompromiso. Es una provocación que nos damos, y que damos. Al provocarnos estamos expuestos a todo. Estar expuesto a todo significa ponerse a disposición de lo que está en el aire. En el aire de la tierra, por supuesto.
No, de ninguna manera está dicha la última palabra. Porque la muerte no es perfecta: no puede con las criaturas. Basta de regodeo con el luto. Basta de ofender a nuestros muertos con la perpetua lágrima y el moco. Basta de hacer de cuenta que a nuestros asesinados los han matado. Después del imprescindible llanto viene el soberano deber: hacer lo nuestro. Lo nuestro es hacer la revolución: y nuestra revolución es hacer la Resurrección, desdecir la muerte contra natura. Es sembrar, colaborar con el sol, parir y reparir. Lo nuestro es hacer, cada día esa Resurrección. Porque sin andar resucitando la Vida no tiene sentido. Ni la muerte tampoco. Dicho esto sin metáfora.
Palabras de MIGUEL ÁNGEL SOLÁ
(El protagonista de FEDERICO GARCIA VIENE A NACER cuando fue estrenada, en 1986)
Si "Federico García viene a nacer" significa algo para alguien, ese alguien porta mi nombre en el documento. En 1986 llevaba seis años sin saber de las tablas, por culpa de una dolencia cervical que aún hoy persiste. Tenía miedo de volver. Tenía pudor de subirme a ellas disminuido físicamente, y bajarme de ellas moralmente avergonzado. Creía no poder. En ese tiempo "raro" llegó a mi vida Rodolfo Braceli, con su timidez y toda su empecinada letrigrafía a cuestas, queriendo devolver la sangre a su cauce.Este hombre -intenso, bueno, obstinado, vitalmente herido de poesía, este homenajeador del humano sentir, del humano hacer, del humano respirar boca a boca, este ayudador de la memoria, este mendocino aconsejable para mayores de un año y menores de ciento quince, este hombre útil al hombre- llegó con su pan bajo el brazo.Y me pidió más que lo que yo creía poder en ese momento: que reviviera como su Federico.No es sencillo agradecimiento. Es la misma fe que él deposita en la condición humana cuando la invita a no creerse este festín de sólo muerte que nos deparan los que se asustan con la vida y la deshacen. Hoy la re entrega es en La Salamandra, de Villa María, de la hermosa Córdoba. El buen panadero ayuda a que otros mejoren su sabio oficio aportando levaduras propias y temperaturas que hacen del pan y el horno de cada día la más bella aventura."Federico García viene a nacer", viene a nacer. ¡Alzar las copas! ¡Abrir los corazones! Este nuevo bebé ya probó haber sido hombre entre hombres. Vale la pena festejar el sueño de su autor, ese que nos restituye lo que nuestro es.¡Qué suerte tienen ustedes! A veces suceden cosas que casi nunca suceden.A disfrutar. A sanarse. A ser otra vez poesía. O sea: Amor.”Miguel Ángel Solá. Actor. Alguna vez: Federico.
Palabras del autor, Rodolfo Braceli