Federico ii y los gorriones

Publicado el 19 mayo 2021 por ArÍstides

UN AGUACERO. SE AGARRAN A LAS HIERBAS LOS GORRIONES de Yosa Buson

Federico II el Grande, rey de Prusia (1740-1786), además de compositor -tocaba la flauta travesera en los conciertos de la corte- y mecenas sobresalió por su talento como general y por ser un entusiasta defensor de la Ilustración; hasta el punto de que hizo que en la corte solo se hablara francés, idioma en que él mismo escribió varios libros. Su círculo más cercano estaba formado por matemáticos, filósofos, poetas y escritores.

Como buen observador, en una jornada campestre se fijó en que los gorriones se comían los granos de trigo. El rey hizo sus cálculos y llegó a la conclusión de que estos pájaros engullían dos millones de celemines (un celemín es la cuarta parte de un quintal, es decir, 11,5 kilos) al año. Una cifra que le pareció un barbaridad en una sociedad en la que las hambrunas eran corrientes. Para evitarlo publicó un decreto ordenando se entregasen 6 pfennigs (7 y 1/2 céntimos) por cada cabeza de gorrión que fuese presentada.

Todos los prusianos se convirtieron en cazadores para satisfacción de Federico II y de sus bolsillos. A los dos años se tuvo que derogar el decreto porque de todos los rincones del reino llevaban noticias de que las langostas, las orugas y los insectos estaban terminado con las cosechas. La situación llegó a ser tan complicada que tuvo que traer gorriones de los países vecinos para evitar la merma de la producción de los campos y volver a disfrutar de sus beneficios.

El gorrión fue un ave muy común en los árboles de nuestras ciudades hasta que la limpieza de calles y parques hizo disminuir su población debido a la escasez de comida. Ante esta situación el gorrión va cambiando de hábitat: se va de nuestros pueblos a buscar el arrimo de unos lugares más llevaderos para su alimentación.