“Núñez Feijóo -escribe Juan Tortosa- desaprovechó el jueves pasado la mejor oportunidad de su vida para demostrar si tiene o no talla de hombre de Estado. Y no la tiene. Como no la tuvo Aznar el 11M, como no la tuvo Ayuso en la pandemia. Ser de derechas no es esto, ser oposición no es esto, ser político no puede ser esto. Nos merecemos una derecha con rostro humano, nos merecemos políticos que no olviden la razón por la que nos representan: resolver nuestros problemas en lugar de complicarnos la vida más de lo que por lo general la solemos tener.
“Bien pensado, que el líder de la oposición optara por comportarse de una manera tan miserable en Valencia, mintiendo y atacando al Gobierno de la nación cuando lo suyo era arrimar el hombro, era bastante previsible porque nos tiene ya acostumbrados a comportarse así, a no desperdiciar ninguna ocasión que se le presente para certificar que no sabe hacer otra cosa. Lo normal hubiera sido presentarse en la zona de la catástrofe, remangarse y decir, a ver, qué hay que hacer aquí, en qué puedo ayudar. Pero no, con decenas de garajes aún anegados y personas ahogadas dentro, con innumerables cadáveres todavía entre los escombros, con centenares de coches amontonados que dificultaban la búsqueda de desaparecidos, Feijóo optó por el reproche y el bulo.
“Este PP que trafica con la tragedia y el espanto no puede ser la derecha que aspira un día a gobernarnos. Sus propios militantes, hasta sus propios hooligans si me apuran no creo que estén por la labor de secundar este tipo de comportamientos. En algún lugar tiene que estar la derecha razonable, la que apuesta por la convivencia en paz, la solidaridad y la ausencia de crispación, la que piense primero en las necesidades de los ciudadanos y después en la batalla política. Seguro que entre los casi 400.000 vecinos que se quedaron sin agua potable y los 80.000 que dejaron de tener luz, seguro que entre tantas personas como dejaron de poder comunicarse siquiera a través de un triste guasap, existe un buen número de votantes del PP ¿pensó Feijóo al menos en ellos.
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“Declaraciones como las de Feijóo son gasolina para que los ultras se sientan respaldados cuando encienden las cerillas que provocan el fuego de la insidia. Ya han empezado los de Manos Limpias, emprendiéndola judicialmente contra Aemet. Mientras miles de afectados hacían cola para llenar sus garrafas de plástico con agua potable, mientras las farmacias y las tiendas de los principales municipios afectados continuaban desabastecidas, mientras el número de fallecidos seguía subiendo, los desaprensivos decidieron apostar por la crispación y el frentismo desde el primer momento despreciando el estado de ánimo de una ciudadanía noqueada.
“Como decía al principio -termina Tortosa-, ser de derechas no puede ser comportarse como lo hace Núñez Feijóo. Si lo hace por incapacidad, malo, y si es por miedo a la ultraderecha, mucho peor. Los derechos humanos no pueden estar jamás en cuestión. Que Mazón le comprara el discurso en su día a Vox fueron los polvos que trajeron estos lodos. Parece que ha empezado a entenderlo y por eso ha reaccionado desmarcándose, esperemos que no se desdiga, de la vocación incendiaria de Núñez Feijóo”.