Para mi, y para los míos, estas navidades serán muy especiales. Seguramente más tranquilas y más caseras que otros años pero, cómo ya os he dicho, muy especiales ya que el pequeño César está ya en casa con nosotros. Cada día, minuto a minuto, disfrutamos juntos de sus primeras miradas, de sus primeras sonrisas, de cogerle en brazos, de sus momentos despierto, de sus baños... Y todo con mis dos ayudantes al lado. Marco (de 8 años) y Carla (de 3) no quieren perderse nada. Me dan las cosas que necesito, tiran los pañales sucios a la basura, le cantan canciones para que se duerma...
Pero también tengo a quien echar de menos. Mis dos hermanos, mi cuñada y mi sobrino viven en Santo Domingo. Ellos saben que les queremos mucho y que les echamos de menos todos los días pero en estas fechas sus huecos vacíos en la mesa se notan mucho más. Ojalá muy pronto podamos volver a vernos.
Y después de este desahogo sentimentaloide navideño tan solo me queda reiteraros mis mejores deseos para todos los que leéis el blog y para los que me seguís a través de nuestros perfiles en las redes sociales.
Un grandísimo abrazo para tod@s