Butan un pequeño reino budista del sur de Asia, ubicado en la cordillera del Himalaya entre India y China, con unos 2 millones de habitantes, dónde la felicidad es la medida para calcular la riqueza del país.
En efecto, se trata de un país, en donde la riqueza no es medida por las pertenencias o el oro que una persona pueda acumular, sino más bien por el grado de felicidad de la misma.
En este país, el Producto Interno Bruto (PIB) que se maneja en todos los países de manera internacional, es reemplazado por la Felicidad Nacional Bruta (FNB). Y es que hace varios años, el rey de Bhután, Jigme Singye Wangchuck, comenzó a aplicar esta idea que ya está en funcionamiento, y de la cual han creado una comisión nacional para cuantificar la Felicidad Bruta del País.
Karma Tshiteem, el ministro de la felicidad, es el encargado encargado de la Comisión nacional que maneja las estadísticas de la Felicidad de la Nación.
En palabras del ministro, la Felicidad Nacional Bruta se medirá en los siguientes factores: bienestar psicológico, salud, educación, buen gobierno, vitalidad de la comunidad y diversidad ecológica.
Y parece que se lo toman en serio, ya que por ejemplo, a partir del 2020 quedan prohibidos el uso de herbicidas y plaguicidas, convirtiéndose en el primer país del mundo dónde la agricultura ecológica y los medios tradicionales de cultivo quedaran amparados por la ley, como así lo ha manifestado el ministro de agricultura Pema Gyamtsho, que es también un agricultor como otros ministros en este país, en la Cumbre de Desarrollo Sostenible, celebrada en Nueva Delhi a principios de este mes
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