Desde luego que, cada vez que decimos que algo nos provoca dolor, no surge un dolor de inmediato. Porque el estado natural del cuerpo es la buena salud, y todos sus procesos están preparados para mantener la salud. No obstante, si machacamos sus defensas lo suficiente en forma verbal, al final, acaba por producir las mismas enfermedades o situaciones que le ordenamos incesantemente. ¿Entiendes el ENORME poder que TENEMOS EN NUESTRAS MANOS? ¿Vas a prestar más atención a lo que dices? ¿especialmente lo que te dices a TI MISMO? Además hay, dos cosas que agregan más PODER a las palabras que utilizamos: nuestro nivel mental y el grado de participación emocional en lo que decimos. Si decimos: "¡Dios mío, eso duele!", con una profunda convicción, le ofrecemos un cálido recibimiento al dolor en nuestra vida.
Desde luego que, cada vez que decimos que algo nos provoca dolor, no surge un dolor de inmediato. Porque el estado natural del cuerpo es la buena salud, y todos sus procesos están preparados para mantener la salud. No obstante, si machacamos sus defensas lo suficiente en forma verbal, al final, acaba por producir las mismas enfermedades o situaciones que le ordenamos incesantemente. ¿Entiendes el ENORME poder que TENEMOS EN NUESTRAS MANOS? ¿Vas a prestar más atención a lo que dices? ¿especialmente lo que te dices a TI MISMO? Además hay, dos cosas que agregan más PODER a las palabras que utilizamos: nuestro nivel mental y el grado de participación emocional en lo que decimos. Si decimos: "¡Dios mío, eso duele!", con una profunda convicción, le ofrecemos un cálido recibimiento al dolor en nuestra vida.