¿Cuantas personas ansían alcanzar la felicidad? La felicidad, ese estado emocional que se alcanza cuando logramos nuestras metas, un estado emocional complaciente que produce satisfacción, alegría, la paz interior.
- ¿Qué es la felicidad?
Groucho Marx dijo en una ocasión: “Hijo mío, la felicidad está hecha de pequeñas cosas: un pequeño yate, una pequeña mansión, una pequeña fortuna…” pero realmente ¿Esto es la felicidad? No, esto no es más que un concepto erróneo provocado por la sociedad consumista e insostenible en la que vivimos. La felicidad, más bien, tal como la definía Gandhi, se alcanza cuando, lo que uno piensa, lo que uno dice y lo que uno hace están en armonía. En conclusión, la felicidad no es más que una actitud, una actitud que podemos aprender y dentro de esta actitud aparece un término nuevo: la resilencia.
Volviendo a la triste sociedad en la que vivimos, es de esperar que las personas se sientan infelices, son muchos los problemas que nos azotan a diario en nuestra vida, situaciones difíciles, impotencia, desesperación, dolor, sueños que jamás se cumplirán porque esperamos que lleguen solos… Y entre tanto caos, de repente nos sorprendemos al cruzarnos con personas que a pesar de todo son felices, nos cruzamos con personas resilentes, y es que tanto la felicidad, como la resilencia están muy relacionadas.
- ¿Qué es la resilencia?
La resilencia es la capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas. La teroría de los juncos la define muy bien: Cuando el caudal del río aumenta considerablemente, los juncos de los ríos se doblan, sin romperse y sin quebrarse, y luego vuelven a su posición original cuando las aguas recuperan su aspecto habitual.
Por lo tanto, lo primero que necesitamos para alcanzar la felicidad, es al igual que el junco, aprender a doblarnos con el dolor, pero a seguir siempre en pie, a caer siete veces y levantarnos ocho y de la misma manera debemos aprender que los sueños no vienen solos, requieren constancia, hay que ir a por ellos, luchar por ellos porque ni son imposibles, ni son inalcanzables.
En la resilencia existen dos componentes: el primero, la capacidad de protegernos y resistir ante la presión, ante la destrucción; el segundo, va más allá de la resistencia, es la capacidad para construir una conducta vital y positiva pese a cualquier circunstancia difícil. Adoptar esta nueva actitud en nuestra vida es una puerta que se nos abre para ser felices en un mundo insano y en consecuencia gozar de un estado de salud y bienestar bueno.
“Tendré que soportar dos o tres orugas si quiero conocer a las mariposas” Esa es la actitud.
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