Para muchos de los que habitualmente viajan a la costa sobre la Autovía 2 cerca del kilómetro 168 del partido de Castelli se alza el castillo Guerrero, conocido como Villa La Raquel, una de las tantas propiedades que perteneció a Felicitas Guerrero de Álzaga, una popular figura femenina del sigo XIX, considerada como la mujer más hemosa de Argentina. Castillo de cuentos que es ya un hito de nuestra historia, y mojón de los vacacionantes. Sin embargo, la historia de Felicitas tiene más de dramático que de romántico llegando a convertirse en uno de los mitos urbanos más conocidos de las calles porteñas de Barracas, barrio donde vivió y falleció nuestra protagonista.
Se cuenta que luego de su muerte, sus padres abatidos por la desgraciada pérdida construyeron una iglesia, La Sa
Pero Teresa Constantini, directora del film, elude esta faceta de la historia para abocarse a la narración de la vida de Felicitas que ya tiene bastante de dramática. Con una impresonante y ostentosa producción que recrea fantásticamente la época en que nos sitúa el relato- se dice que la más cara de la historia del cine argentino- Constantini se focaliza en esta niña de 16 años hija de Carlos José Guerrero (comerciante pionero en importar las Aberdeen Angus en nuestro país) que ignorando los
La historia, que muchos conocerán aun sin haber visto el film y de la que no daré más detalles para aquellos que no la conozcan para así no arruinar el argumento en sí, está muy bien narrada y-como dije antes- ambientada. Cuenta con un reparto que incluye a Sabrina Garciarena y Gonzalo Heredia como Felicitas y Enrique respectivamente; Alejandro Awada y Ana Celentano como los padres y Luis Brandoni como Martín de Álzaga.
El film ha pasado bastante inadvertido por las salas argentinas y los pocos halagos que ha obtenido se centran en su fantástica puesta en escena y dirección de arte. Coincidiendo con esto he de decir que si bien la historia es realmente atractiva y está muy bien