“Felipe VI vuelve al ruedo político”, titula David Ruiz Marull en La Vanguardia del pasado lunes. “Por cuarta vez en seis meses el monarca se reúne con los líderes de los partidos políticos con representación en el Congreso, intentando encontrar un candidato para la investidura. Una misión altamente complicada. El fantasma de las terceras elecciones aparece cada vez con más intensidad al no haber acuerdo entre formaciones ni parece probable que lo haya a corto plazo y sin sacrificios. Ni el PSOE acepta abstenerse ni el PP quiere ‘liquidar’ a Mariano Rajoy. Incluso se contempla que el líder del Partido Popular vuelva a esquivar el encargo de la investidura como ya hizo en enero. Entonces, fue Pedro Sánchez quien asumió el riesgo. Y se quemó. Con lo que no es probable que vuelva a tropezar dos veces en la misma piedra”. La Constitución solo establece qué pasa cuando el rey propone a alguien para ser investido. No dice absolutamente nada de que no haya opción. Así que tampoco hay plazos establecidos para convocar unos nuevos comicios. Nada. Un vacío legal que eternizaría el juego de presiones entre partidos políticos”.
Tras las elecciones del 20-D, Felipe VI no protagonizó el acto solemne de apertura de legislatura. Esta semana ha vuelto a llamar a consulta a los partidos. “El rey Felipe VI –escribe Juan Antonio Blay en Público– parece estar gafado con el estamento parlamentario. Se agotó la XI Legislatura y, debido a su peculiar desarrollo, el jefe del Estado se quedó sin protagonizar la sesión solemne de apertura de la legislatura, una tradición que se mantenía desde 1979 y que el anterior monarca cumplió a rajatabla. Iba a ser su primera actuación ante los parlamentarios desde que asumió la corona en junio de 2014. En la legislatura que echó a andar el pasado día 19, la historia lleva camino de repetirse. El reglamento de la Cámara baja, no obstante, es muy taxativo al respecto en su artículo 5º: ‘Dentro del plazo de los quince días siguientes a la celebración de la sesión constitutiva, tendrá lugar la solemne sesión de apertura de la legislatura’. Ese plazo se cumple el próximo día 3 de agosto. Pero, de momento, ninguna formación política tiene en mente iniciativa alguna para que se celebre esa sesión, que debe ser convocada por la Mesa de la cámara. ‘Las preocupaciones están en otros ámbitos’, asegura un miembro de la dirección de un importante grupo parlamentario. ‘Primero debe aclararse si habrá sesión de investidura de un candidato a presidir el Gobierno; si no es así, no habrá legislatura por lo que no tendría sentido una sesión de esas características’, añade una parlamentaria con varias legislaturas a sus espaldas. En esta XII Legislatura todo apunta a que el actual jefe de Estado deberá esperar, como mínimo, más allá de los 15 días reglamentados para acudir al Congreso de los Diputados a cumplir con este trámite, en el que todavía no se ha estrenado. Si finalmente lo logra será ante un hemiciclo con una composición muy diferente a la que tuvo delante el día de jurar la Constitución como Felipe VI”.
“En las monarquías parlamentarias como la española, el Rey no gobierna. Carece de funciones ejecutivas, legislativas o judiciales. Pero la Corona siempre tiene un reducto competencial, que no es meramente simbólico”, escribe José Antonio Zarzalejos en su artículo “La pretensión de que el Rey no reine (sobre el ‘borboneo’)”, publicado el pasado martes en El Confidencial. “Según estas tesis, las facultades que la Constitución, en su artículo 56 (‘arbitrar’ y ‘moderar’ lo que se denomina ‘el funcionamiento regular de las instituciones’), confiere al Jefe del Estado no serían normativas sino meramente declarativas, indumentaria jurídica sin efecto alguno. De tal manera que la ronda de conversaciones que comenzó el martes en la Zarzuela resultaría un trámite protocolario vacío de contenido político y jurídico. El Rey, así, se tendría que limitar a escuchar, sin otro margen que el de prestar oídos a lo que quieran decirle. Porque ‘la Constitución prohíbe que el Rey “borbonee’. Se ha lucido García-Margallo con semejante comentario que, si admisible en términos coloquiales y de jerga periodística y descripción histórica, es por completo impropio de un cargo de la dimensión que conlleva la titularidad del Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación. (…) La mayoría de ciudadanos no sabe que Felipe VI tiene que procurar que una negativa de Rajoy a presentarse no haga colapsar el sistema y para ello, además de persuadirle a que intente la investidura, sería perfectamente lógico que hiciese reflexionar a Sánchez sobre las consecuencias de enquistarse en la negativa a permitir un Ejecutivo. El Rey es la única instancia a la que no le importa otra cosa que el ‘funcionamiento regular de las instituciones’, en tanto que todos los demás miran por sus intereses sean más o menos legítimos. Reinar consiste en conducirse con ese criterio integrador, al servicio de la eficiencia del sistema. Reinar consiste en amparar el disenso pero animar al consenso. Consiste en respetar todos los ámbitos competenciales de los poderes del Estado y el papel de los partidos políticos, pero también en animar al acuerdo y advertir de que por encima de cualquier otra consideración el sistema democrático sirve al conjunto de los ciudadanos y se encarna en el Estado del que el Rey es garantía de ‘unidad’ y de ‘permanencia’. El Estado es un instrumento al servicio de los ciudadanos. Y estos intereses generales son los que demandan que Felipe VI apure hasta el límite todas y cada una de sus competencias constitucionales, refrendado por la presienta de la Cortes. El Rey no gobierna, pero sí reina. Y reina, precisamente, en momentos como este en los que el sistema democrático –no por el propio sistema, sino por su clase dirigente– tiene su motor gripado”.
Gonzalo Cortizo escribe, en Eldiario.es, que Mariano Rajoy no quiere problemas y ha jugado todas sus cartas para evitar el escenario de una investidura fallida. “Desde Moncloa, el candidato conservador comunicaba el pasado jueves que aceptaba el encargo del rey para intentar la presidencia, pero con condiciones. Si durante el proceso que ahora se inicia el del PP no consigue los apoyos necesarios para ser presidente podría bajarse del tren y dejar las cosas en el mismo punto en el que estaban antes del encargo del monarca”. De esta forma tramposa se ha sacudido la polémica cuestión del nombramiento a medias. El actual presidente en funciones dijo sí al Rey, pero dejó abierta la posibilidad de no presentarse ante el Congreso si antes no recaba los apoyos suficientes para volver a ser elegido jefe del Ejecutivo. No obstante, ante la total falta de apoyos transmitida en los últimos días por el resto de formaciones políticas, Rajoy ha decidido seguir dejando en el limbo la decisión sobre si se producirá o no el debate en el Parlamento. “Lo importante –zanjó– es que voy a seguir trabajando para intentar formar Gobierno”. El escenario que dibuja el candidato popular no tiene precedentes pero tampoco los tenía su decisión de enero de declinar el ofrecimiento del rey sin siquiera intentar empezar a negociar con nadie. Rajoy acepta el encargo del Rey pero insinúa que sólo irá a la investidura si consigue los apoyos suficientes. Rajoy juega al escondite con el Rey: acepta el encargo pero no garantiza ir a la investidura. El presidente del Ejecutivo en funciones se compromete a retomar “mañana mismo” las negociaciones con PSOE y Ciudadanos para intentar formar Gobierno, aunque ni él ni Ana Pastor marcan los plazos para que se celebre el pleno correspondiente.
“La decisión del 23 de enero –explica Cortizo– fue mucho más grave que la que acaba de tomar ahora, aunque ambas llevan al límite una Constitución que no ha previsto los equilibrios en los que el del PP quiere encontrar seguridad. La sorprendente solución que el rey y Rajoy han encontrado para que el segundo se animase a aceptar el encargo no es de recibo para casi nadie en el arco parlamentario. Según fuentes de la dirección socialista, ‘el candidato popular no tiene derecho a declinar más adelante el encargo que hoy ha aceptado si eso no lo acompaña con su carta de dimisión’. En Ciudadanos han pedido explicaciones y en Podemos el formato impreciso tampoco ha caído con agrado. En caso de que Rajoy lleve adelante su amenaza, la situación política volvería al punto de partida del bloqueo y el reloj de dos meses para convocar elecciones no empezaría a moverse. Entre la primera renuncia de Rajoy y la que ahora anuncia como posible para un futuro han pasado muchas cosas y algunas significativas. En la primera ocasión, el político del PP no contaba con la tranquilidad de tener al frente del Congreso a una persona bajo su mando. En aquellas circunstancias Rajoy no se atrevió a dejar en manos del socialista Patxi López la gestión de los tiempos para convocar el pleno de investidura y por eso declinó en primera instancia. Ese reloj está ahora en manos del PP, y más concretamente de Ana Pastor, una de sus principales colaboradoras, además de amiga personal… Rajoy no quiere ir a una investidura sin llevar en el bolsillo el boleto ganador. La amenaza de declinar en diferido sitúa al PP en una posición de ventaja de cara a las negociaciones. El candidato del PP pretende hacer del as en la manga que se ha traído de Zarzuela un elemento de peso para negociar… Al finalizar su esperada rueda de prensa, Rajoy ha bromeado al recomendar a los demás líderes políticos que no viajasen a playas demasiado lejanas de Madrid. El presidente en funciones cree que la responsabilidad que le ha otorgado el rey ni siquiera es toda suya: ‘Haré cuanto esté en mis manos pero no depende exclusivamente de mí’ ”.
Por si esto no fuera lo suficiente complicado, el PP se acaba de encontrar con otro grave problema. El pasado miércoles anunciaba de inmediato que iba recurrir el auto por el que la titular del Juzgado de Instrucción número 32 de Madrid les procesaba por el borrado de los discos duros de los ordenadores de Bárcenas. “Los jueces son seres humanos, tienen derecho a equivocarse…, a dejarse guiar por lo que sienten y lo que quieren”, insinuaba Celia Villalobos en Antena 3, antes de recordar que se trata de una “juez de primera instancia”. Y el equipo de comunicación de Génova que dirige el vicesecretario Pablo Casado, supuestamente el ‘nuevo PP’ frente al ‘viejo PP’ que en este campo judicial lideraba Federico Trillo, sacaba una nota de prensa en el mismo tono. El PP arrancaba calificando el procesamiento del partido, su tesorera, su jefe jurídico y su responsable informático de “abiertamente infundado y contrario a derecho”. La dirección de Génova salió en tromba para hablar de graves infracciones en el auto y de proceso penal dirigido “sin la más mínima prueba que lo sustente”. El PP anunciaba de inmediato que iba recurrir el auto por el que la titular del Juzgado de Instrucción les procesaba por el borrado de los discos duros de los ordenadores de Bárcenas. A partir de ahí se asegura que la juez ha redactado su auto en la “creencia acrítica en las palabras de Bárcenas”, de quien dicen es una persona de “falta absoluta de credibilidad” y alguien que tiene como “único objeto dañar la imagen del Partido Popular”. Y el mismo PP que ahora dice esto, es el mismo que publicara un comunicado en el mismo tono para defender a Bárcenas ante los ataques de la Justicia. Un comunicado en el que se podía leer que “el PP confía en la inocencia de Luis Bárcenas” y en el que se hacía un “reconocimiento a los más de 28 años de servicios de Luis Bárcenas a nuestro partido que han sido ejemplo de profesionalidad y buen hacer”. En su nota, el PP habla ahora de que la juez ha fundamentado su decisión de procesar al partido y a sus directivos “sin la más mínima prueba que las avale”, lo que “genera una grave indefensión”. En el mismo sentido, horas después de la decisión de la jueza, el ministro de Justicia en funciones, Rafael Catalá, decía que no creía que el borrado tuviera “ninguna trascendencia penal”, y justificaba ese borrado (recordamos que se sometió a los discos duros a 35 borrados y uno de ellos fue incluso rayado) como “una gestión que seguramente hacen muchas empresas en España”. Celia Villalobos insistía en que “los ordenadores no son de Bárcenas, son del PP”. La exministra y el ministro en funciones olvidan que la juez recordaba en su auto que, cuando se procedió al borrado sistemático de los discos duros, su rayado y su posterior lanzamiento a la basura, ya conocían que el juez Pablo Ruz había mostrado su interés en su contenido dentro de la investigación que llevaba a cabo por la existencia de una caja B en la contabilidad del PP.
Ciudadanos y PSOE exigen a Rajoy que aclare el borrado de los ordenadores de Bárcenas antes de la investidura. El portavoz del POE en el Congreso, Antonio Hernando, anunció el jueves que su grupo parlamentario solicitaría la comparecencia del jefe del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, en el Congreso, si se confirmaba el auto de procesamiento al PP por un presunto delito de destrucción de pruebas y encubrimiento por el borrado de los discos duros de los ordenadores del extesorero, Luis Bárcenas. Y consideró que Rajoy debería dar cuenta de las responsabilidades políticas que pensaba asumir como consecuencia de las acusaciones que se hacían en el auto de la titular de Juzgado de Instrucción número 32 de Madrid. Hernando asegura que la destrucción de los ordenadores de Bárcenas “no se explica sin la existencia de una trama de sobresueldos, de financiación irregular y de existencia de una caja B del PP”. El dirigente socialista recuerda que, con el nuevo auto, el PP ya estaba en cuatro sumarios, acusado a título lucrativo o como responsable civil en casos de presunta corrupción. Según la estimación de Hernando, la jueza podría resolver los recursos o la apertura de juicio oral en un plazo de dos o tres semanas, por lo que la comparecencia se plantearía ante la Diputación Permanente del Congreso al no haber actividad plenaria ordinaria en agosto. Hernando destaca que todos los tesoreros del PP, a excepción de José Manuel Romay Becaría, actual presidente del Consejo de Estado, han sido procesados. “Ser tesorero del PP y estar procesado es casi una normalidad”, dice el portavoz parlamentario. Y advierte que, cuando se destruyeron los discos duros de los ordenadores de Bárcenas “a martillazos”, en mayo de 2013, el PP estaba tramitando en el Congreso la ley de transparencia. En esta misma línea, Ciudadanos señala que Rajoy no puede someterse a la investidura sin aclarar antes en el Congreso el supuesto borrado de discos duros del caso Bárcenas. El vicesecretario general de la formación naranja, José Manuel Villegas, destacaba que el procesamiento del PP por un delito de encubrimiento y hacer desaparece información, es algo “muy grave” por lo que Rajoy tenía que dar explicaciones, “y si no tiene nada que ocultar tiene que venir aquí y convencernos”.
RGAlmazán titulaba el 13 de los corrientes: “Rajoy, fumando, espera la pareja que no llega”. En su artículo, publicado en Kabila, decía: “Está claro que la forma de gobernar de D. Mariano es la de sentarse a fumar un puro y ver qué ocurre. No le gusta tomar iniciativas, no le gusta negociar con nadie. Lo suyo es imponer, y si no puede, no sabe hacer política. Eso de pactar es para otros… Hoy, a pesar de que los diputados de derecha sumados podrían tener una mayoría holgada en el parlamento, no cuenta con más que sus votos y quizá el de Coalición Canaria. Es verdad que Ciudadanos ya ha bajado sus exigencias, y ahora ya habla de abstenerse en la segunda votación (dicen que por el bien de España, cuando lo que hacen es ayudar a su gente). Pero aunque C’s votara a favor de Rajoy (no me extrañaría porque se venderán por un plato de lentejas y están locos por salvar el culo del PP) y también Coalición Canaria, los votos conseguidos serían 170, lo que quiere decir que habría, todavía, 180 votos en contra y no podría obtener la investidura. ¿Qué pasa con los votos del PNV y de CDC? Pues la cosa está clara, no quieren oír hablar del PP ni en pintura. Les ha maltratado, les ha ninguneado, les ha coartado y ha utilizado algunas instancias del Estado, contra ellos para su propio beneficio. Hoy, el PP es el ejemplo de la soledad absoluta. Y, a todo ello, unamos las pocas ganas que Rajoy tiene de pactar. En otras ocasiones, el PP pactó con vascos o catalanes, algo que hoy es casi imposible, gracias a cómo es Rajoy y a cómo ha actuado durante los últimos cuatro años. Mientras, el PSOE se encuentra en la tesitura de tener que decidir si le apoya por pasiva (no lo hará por activa), si prefiere indagar si hay posibilidad de gobierno con otras fuerzas (que las podría haber) o si deja que se celebren las terceras elecciones. Y, encima, Rajoy amenaza con que no irá a la investidura si no cuenta con apoyos. Este hombre no sabe sino esperar a que la inacción le ayude, y parece que hasta ahora le ha dado buenos resultados… Rajoy, sin haberlo intentado, ya está tratando de hacer mutis por el foro. Sabe que el inhibirse le ha dado muchos votos y trata de volver a hacerlo. Y amenaza, como lo haría un trilero, “o me votáis o no me presento”. Y se queda tan tranquilo, porque piensa que otras elecciones le pueden hacer el mártir de la situación y conseguir más votos. Su gente, sus votantes siguen inhalando el humo de su puro. Pero, ¿qué es lo que fuma este tío?”.
David Torres publica, en Público.es., un artículo titulado “Mariano, en la escalera” en el que dice: “Al rey Felipe VI, muy posiblemente, le van a fastidiar las vacaciones con esta tontería de la investidura. Luego dicen que el rey no da un palo al agua y el pobre hombre lleva meses anudando y desanudando la corbata, abriendo la puerta y recibiendo a políticos que no se aclaran uno detrás de otro. No lo digo de broma, que una reunión con Mariano para hablar de sus posibles intenciones es una de las actividades más desalentadoras y agobiantes a las que puede enfrentarse un ser humano. No sé si alguna vez se les ha roto un termómetro de los antiguos, pero preguntarle al presidente en funciones lo que le bulle en la cabeza se parece mucho a intentar atrapar las bolitas de mercurio con los dedos (…). Rajoy va a trasladar al Rey que está dispuesto a asumir su responsabilidad de ser presidente del gobierno. Ante esta nueva traducción del parturient montés se aglomeró una avalancha tremenda de periodistas y curiosos, aunque la mayoría de ellos empezó a sospechar que lo que se escondía en la Zarzuela era un pokemon. La frase era como una bomba a punto de estallar: bastaba interpretar mal una preposición y podía explotarte en la cara un gobierno. Hay tanta ambigüedad sintáctica en ese tuit que daba lástima que no se le hubiera ocurrido a Proust en lugar de a Andrea Levy; a poco que hubiera escarbado en él, se habría marcado otro tomazo de ‘En busca del tiempo perdido’. En efecto, poco después, desde el PP, emitieron otro comunicado en que explicaban que el sintagma ‘Rajoy está dispuesto a asumir su responsabilidad’ no suponía ningún cambio de postura, ni tampoco anticipaba si aceptaba o no presentarse a la investidura tras la reunión con el monarca. Con Mariano, el ser gallego ha llegado a tal punto de indecibilidad que no es que no se sepa si sube o si baja al tropezártelo por una escalera sino tampoco al encontrártelo haciendo puenting en mitad del vacío. En su comparecencia ante los medios, Mariano trasladó a los micrófonos una versión en prosa de la ‘Tarara sí, la Tarara no, la Tarara madre te la bailo yo’. Tras marcharse uno se imagina a Juan de Mairena diciendo al alumno de turno: ‘Señor Pérez, vaya poniendo ese discurso en lenguaje poético’. El alumno sale a la pizarra, se lo piensa un rato y al final escribe: ‘La segunda ya tal’ ”.
El humor semanal de Omdígoas & Pachi, Forges, El Roto, Peridis, J. R. Mora, Manel F. Alfons López, Pat, Ferrán, Malagón, Manel F., Siscu Soro,Redistribución (United for Revolution)
La negativa por parte de Ciudadanos, Podemos y el PSOE de facilitar la investidura del líder del Partido Popular, suma incertidumbres al escenario político español y atiza el fantasma de una tercera instancia electoral. Fantasma de una tercera elección recorre España QSocialNow