En un abrir y cerrar de ojos estaremos todos agobiados con el final de las clases en mayo, en otro abrir y cerrar de ojos estaremos quejándonos porque se acabaron nuestras vacaciones de verano en septiembre y en otro abrir y cerrar de ojos estaremos asombrados por lo rápido que han empezado a colocar los turrones en el super y llegará de nuevo la Navidad en diciembre y nos estaremos despidiendo de 2016 como estamos haciendo ahora de 2015 y haciendo una lista de propósitos de Año Nuevo para 2017 como estamos haciendo ahora con 2016.
Sí, así de rápido se pasan los meses cuando estás enfrascada en estudios, trabajo, y otras responsabilidades como lo es para mí cuidar de mi abuela con Alzheimer. Estas Navidades han sido las peores de mi vida desde que ella está enferma, no se disfruta nada igual. Desde hace unos cinco años o así, en casa cada vez tenemos menos espíritu navideño y yo, que era la única que lo tenía incluso en pleno agosto, me iba contagiando cada vez más.
Pero al menos, en años anteriores, colocábamos el árbol de Navidad que luego sustituimos por uno de unos veinte centímetros de alto de plástico con luces led que cambian de color. Lo ponemos sobre la mesa, funciona con pilas y le damos al ON y lo dejamos toda la tarde-noche. También colocábamos espumillón y un enredo de cables alrededor de la barandilla del balcón con luces rojas intermitentes y un Papá Noel colgante.
Pero este año ni eso. Si alguien que no supiera que estamos en Navidad, llega a mi casa, tampoco se enteraría, porque no hay ningún indicio de que estemos esta época.
Aquí en España es común celebrar el día de Reyes, el 6 de enero, en otros países eso no se conoce ni celebra, pero hace referencia a los tres reyes magos que le llevaron oro, mirra e incienso al niño Jesús, se llaman Melchor, Gaspar y Baltasar. Lo explico porque hay gente que me lee desde otras partes del mundo y no conocen esto.
Bueno, pues la tradición es escribirle una carta a los Reyes Magos con los regalos que quieres que te traigan, yo siempre le escribía a Melchor, era mi favorito, ¿razón? Yo que sé xD Y luego tenías que dejarle agua a los camellos, porque los reyes son de Oriente y vienen en camellos y los camellos vienen cansados, claro, y se les deja agua y una vez yo también les dejé hierbas jajajajaja. A los reyes también se les deja algo y luego se coloca un zapato por cada miembro de la familia.
Y la mañana del 6 de enero todos los críos se levantan emocionados a abrir los regalos que les han dejado los reyes. Desde niña ha sido una tradición muy bonita y arraigada. Algunos amargados de la vida hablan de consumismo y capitalismo, bueno, no les quito la razón. Pero es una fecha de celebración y vale la pena ver la carita de inocencia de los niños creyendo que de verdad unos seres mágicos han aparecido en su casa con unos camellos a dejarles regalos.
Tengo muuuy buenos recuerdos de ese día cuando vivía en mi otra casa, de niña. Luego mi abuela se mudó y nosotros también nos mudamos y la tradición cambió un poco y esta es la actual.
Nos levantamos a las 6 am más o menos y casi siempre suele venir a despertarme mi padre, le felicito porque es su cumple (este año cumplirá 47) y bajamos los cuatro a abrir los regalos. Obviamente mi hermano y yo ya somos grandes y sabemos que no han sido Melchor, Gaspar y Baltasar, pero nos emociona igual jajajajaja. A mí lo que me hace gracia son los días previos, guardando los regalos en armarios, bajo la cama y otros lugares, para que no se encuentren antes de tiempo.
Después nos vestimos y nos ponemos bien elegantes para ir a casa de mi abuela, la que ahora está enferma de Alzheimer, tomamos chocolate caliente y roscón de Reyes que es un dulce muy típico y contiene dos figuras: el rey y el haba (una judía). A quien le toque el Rey se pone la corona y a quien le toque el haba tiene que pagar lo que haya costado el dulce. A mí padre siempre le toca el rey y a mí nunca me ha tocado nada, ni rey ni haba.
Luego vamos a casa de mis abuelos, paternos, y allí es donde está toda la familia grande. Tengo tres tías y un tío, más nosotros cuatro. Y luego tres primos. Más las parejas de mis tías y la de mi tío. Más mis abuelos, obviamente. La casa se hace pequeña jajajajajaja. Antes mi abuela me dejaba taaantos regalos que no cabían en dos bolsas grandes que mi tía, la mayor, trae de su trabajo y son para meter dentro cajas con lámparas. Trabaja en una tienda de lámparas. Así que mi padre tenía que subir y bajar dos veces a por las bolsas para meterlas en el coche jajajaja.
Al rato nos vamos siempre a comer, a algún restaurante del norte de la isla, a pasar frío jajajaja. En ese momento mi tío se separa de nosotros porque él va a casa de su suegra con su mujer y sus hijos. Como es el cumpleaños de mi padre y esta es mi familia paterna, pues la celebración es doble: el día de reyes y el cumpleaños de mi padre. Al terminar de comer nos quedamos un rato hablando y empezamos a despedirnos. Normalmente solíamos volver a casa de mi abuela a recoger las bolsas de regalos en ese momento, pero yo lo conté antes de tiempo jajaja.
Pero ahora que mis primos, mi hermano y yo somos grandes, nos deja un sobre con dinero y se evita tener que salir a comprar cosas que no saben si nos van a gustar, colas inmensas, etc. Es más cómodo para ella, pero a mí ya no me ilusiona tanto xD
Este año, como mi abuela, materna, está enferma de Alzheimer, la vamos a dejar en casa de mi tío la noche antes. Y así nosotros nos saltamos el desayuno en su casa, echaré de menos el roscón de reyes y el chocolatito caliente :( y saldremos directamente a casa de mis abuelos paternos. Después del almuerzo, la iremos a buscar a casa de mi tío y la volveremos a llevar a su casa y probablemente sea yo la que se tenga que quedar con ella a cuidarla esa noche. Nos turnamos entre mi hermano y yo, pero como mi hermano tiene que estudiar para los exámenes de enero de la universidad y yo ya no tengo, prefiero quedarme yo para que él estudie en mi casa con tranquilidad. Ahora mismo he sacado tiempo para vosotros porque es él quien se está quedando con ella.
Y nada, esa es mi tradición por estas fechas que son, o eran, de mis favoritas. Me gustaría volver a recuperar esa ilusión por la Navidad, pero es lo que pasa en las familias cuando hay alguna pérdida, y aunque mi abuela no haya fallecido, el sentimiento en ocasiones es tan devastador, que acaba con nuestra ilusión y energías y ganas de todo. Yo a veces me siento así.
Bueno y aquí estamos, si te has quedado leyendo hasta el final te mando un besote enoooooooorme. El beso más enorme que nadie os haya dado jamás.
¡Hasta la próxima!