Entramos en 2017 con la vana esperanza de que no se repitan masacres como la de Estambul. Sufrimos una guerra mundial declarada por una creencia de fanatismo enloquecido que pelea consigo misma y contra el resto del mundo desde hace quince siglos. Hasta ahora ha gozado de alguna justificación entre los buenismos y las izquierdas que desean destruir las democracias occidentales. Los bárbaros están entre nosotros.
Vienen además nuevos e imprevisibles tiempos bajo la dirección general de Donald Trump, de Vladimir Puntin y de una China que por primera vez en su multimilenaria historia parece querer expandir sus territorios. Hasta ahora nunca había ido más allá de donde vivía la etnia Han, cuyo su enorme imperio se debió a que se dejaba conquistar por quienes aportaban nuevas tierras; luego absorbía a los invasores y los hacía Han.
La advertencia de Trump sobre la ampliación de su arsenal militar podría deberse más a esta nueva China que a Rusia. Veremos.
Entramos en este 2017 a un mundo que parece nuevo, y que deseo para todos que sea bueno, a pesar de esta imagen general.
Feliz 2017. Las Crónicas Bárbaras volverán el martes, 10 de enero. Hasta entonces, y gracias por seguirlas.
Queden, entre tanto, con algunas tiras del gran SALAS