¡Feliz Cumpleaños: México!

Publicado el 12 septiembre 2010 por Atticus

En esta entrada el Edén Sideral hace un breve repaso a la historia de México, nación de la que forma parte y que esta semana llega al Bicentenario del inicio de su Independencia. Se ofrecen solo pinceladas de un estudio que se merece un libro, pero que a propósito de todos los homenajes y celebraciones que se harán en el país, este sitio se suma a los festejos y comparte con los seguidores el motivo de tanta alegría que este 15 y 16 de Septiembre viviremos todos los nacidos en esta suave patria. Para hacer amena la lectura, se ha incluído un clip de video que pueden reproducir y escuchar mientras avanzan en el escrito, y al concluirlo, si desean, pueden detenerse a observarlo con más calma y disfrutar de su contenido. Ya desde hoy ensayo ese ¡Viva México! que tanto me gusta escuchar por estas fechas. Pasen y vean...


Un Repaso a la Historia


En la alborada de la población del continente, el territorio mexicano floreció con el asentamiento de las primeras civilizaciones precolombinas. Las culturas mesoamericanas dieron vida y esplendor a una tierra fértil, de climas y paisajes diversos, de fauna y flora exótica, que en medio de los valles y selvas construyeron monumentos arquitectónicos para honrar el favor de los Dioses que regían sus destinos.







El arte y el conocimiento fueron uno solo, y aún y cuando abandonaron ciudades que les llevó décadas construir, dejaron huella de todos sus adelantos que aún hoy siguen asombrando por su sentido de la exactitud. El mundo sigue pendiente del Calendario Maya, y aún se admira por la majestuosidad del trazo que tuvo una ciudad como Tenochtitlán, metrópoli destruida por los conquistadores españoles que, aprovechando las profecías del regreso del Dios Quetzálcoatl, hicieron la guerra al imperio Azteca en nombre de su majestad, el rey de España, y de un único Dios aceptado por los europeos.







Bajo el pretexto de la evangelización se sometió a los pueblos indígenas que aún resistían, se comenzó un nuevo trazo en la ciudad capital y pronto el total del extenso territorio quedó convertido en el virreinato de la Nueva España. Se mezclaron las razas, proliferaron las castas, y solo 300 años después de que Hernán Cortés y los demás exploradores pisaran las costas mexicanas, dio inició en 1810 una insurgencia contra la corona española que al mando del cura Miguel Hidalgo y los militares realistas Ignacio Allende y Juan Aldama se sublevó contra la tiranía y la opresión que se vivía en el virreinato. Nunca se mostró como tarea fácil independizarse de la corona española, por ello la lucha armada se extendió durante 11 años, se derramó muchísima sangre, hubieron pocas victorias, pero finalmente se consiguió lo que todo pueblo esclavizado anhela: la libertad.








Sin embargo los habitantes del México independiente no supieron convivir con fraternidad, los ideales de los políticos causaron nuevas pesadumbres, se transitó de la monarquía al imperio, y de éste a la república. Para 1847 el país sostuvo una guerra contra los Estados Unidos, que en su afán expansionista terminó arrebatándole a nuestra nación la mitad de su territorio. Luego llegó la invasión francesa y las leyes de reforma: México derrotó al mejor ejército del mundo, el francés, en la Batalla de Puebla de 1862, pero dos años después con la invitación del grupo conservador, se materializó la intervención de Francia, y en territorio nacional gobernó Benito Juárez para los liberales, y la pareja romántica de Maximiliano y Carlota para los conservadores.






Un aventajado militar de nombre Porfirio Díaz ayudó a derrocar al Segundo Imperio, se opuso a la reelección de Juárez y cuando le llegó el turno de ser presidente, no quiso abandonar el poder y se aseguró la silla presidencial por más de treinta años. A él le tocó celebrar el centenario de la Independencia nacional. México hacia 1910 iba para potencia mundial en el extranjero, pero estalló la revolución en Noviembre a favor de las clases miserables más olvidadas por Díaz, y la historia volvió a cambiar.















Nuestra última Constitución se promulgó en 1917, el nombre de nuestro país se hizo oficial como Estados Unidos Mexicanos, y la cultura cambió como cambió la sociedad tras una guerra cristera, una breve pero significativa participación en la Segunda Guerra Mundial, las manifestaciones a favor del derecho al voto femenino y los movimientos estudiantiles de 1968. México, sede las Olimpiadas ese año y del Mundial de Fútbol en 1986 -el año de Maradona y Argentina-, se ha transformado en un país cosmopolita y pluricultural, lleno de desigualdades como en toda nación democrática, pero su gente sigue sabiendo reír y cantar, ayudar a otros cuando hace falta, salir todos los días con la cara levantada a enfrentarse a un presente incierto, pero guardando siempre una esperanza en el corazón.













Somos un país de reconocimientos cinematográficos en el extranjero, de aplaudidos literatos de fama mundial, pintores, deportistas y artistas de reconocimiento internacional, de fiesta y música alegre, quizá de muchos intentos y también de derrotas, pero siempre constantes en todos los ámbitos.







México tiene mucho que celebrar este 16 de Septiembre, es el Bicentenario del Inicio del movimiento de Independencia, pero también es la oportunidad de alegrías en tiempos difíciles, de desbordar emociones con lágrimas de alegría, de sentirnos orgullosos de vivir en esta tierra, de felicitarnos por ser mexicanos, por seguir intentando ser mejores y no desistir, por ser positivos en todo momento, porque el país no es malo, porque el vicio y la virtud son las únicas causas que nos distinguen a uno de otro, porque ninguno de nosotros podrá vivir otro centenario para darse la oportunidad de festejar a la patria, porque celebramos cada cumpleaños y es tiempo de celebrar el de todos al mismo tiempo.









Que cada quién celebre el bicentenario a su manera, pero que lo celebre; yo lo hago dedicándole un espacio en este Blog, me da orgullo ser mexicano y tener algo para decirle al mundo. Y como el cura Morelos dijo alguna vez en sus “Sentimientos de la Nación” hace casi 200 años: “Que se solemnice el día 16 de septiembre como el día en que se levantó la voz de la independencia y nuestra santa libertad comenzó, pues en ese día se abrieron los labios de la nación para reclamar sus derechos y empuñó la espada para ser oída…”