De chiquita quería ser maestra jardinera. Adoro a los chicos, me encanta jugar con ellos y me gusta asombrarme con sus logros. Por las vueltas de la vida, y las decisiones que una va tomando, termine siendo ingeniera y teniendo mi jardín de infantes en casa. Con 4 chicos y sus amigos, pijamadas, cumpleaños, festejos, uno trata de aplicar toda la paciencia y todo su amor y sin embargo, llega un momento que el cansancio , o la edad, es mas fuerte, y ya quiere que todos se sienten a ver una película. O no?
Como todas, por lo menos en argentina, pasamos por las épocas de la Adaptación, donde tratamos de que nuestros hijos se queden felices en el nuevo cole. Las seños nos invitan a pasar a sus salas, a veces, para ayudarlos en esta transición. En mi caso, mis varoncitos requirieron largas adaptaciones, y mi pequeña ninguna.
Cuando vi lo que era, y lo que es, el laburo de ser una seño, de pequeñines de 1 año, o 2, o 3, o 4, o 5, o los chicos de primaria, con todos los desafíos que eso lleva, me genero una admiración profunda, por estas mujeres (en general, por lo menos en bs as.) que voluntariamente iban todos los días a cuidar de nuestros chicos, y de sus compañeros. Nunca faltaban besos, sonrisas, buena predisposición y buena onda.
Ustedes dirán.. Pero todas! Y todos! No puede ser!! Cuantas tuvieron? Yo me siento afortunada, porque mas allá que alguna sea mas o menos simpática, al elegir un cole con confianza, hace que puedas irte a trabajar tranquila, porque sabes que eso no tiene precio.