Entrepapás ha sido hijo antes que papá – como todos :) En vacaciones en casa de mis padres vi la foto de un texto que escribí hace dieciséis años, en mi último curso de instituto para el día de la madre. Hoy he querido compartirlo con vosotros para felicitar a mi madre especialmente y a todas las madres del mundo que tanto nos dan en la vida. Un beso y felicidades a todas.
Todo estaba oscuro; durante mucho tiempo permanecí en la oscuridad día y noche. No sabía dónde estaba ni que hacía allí. Un día una luz me deslumbró; tras ella había una mujer que me cogió en sus brazos. Tenía unos ojos especiales que brillaban, me miraban.
Por algún extraño motivo en sus brazos me sentía bien. Alrededor de ella había mucha gente, ella me soltó y otra mujer me cogió. Lloré sin saber bien porqué. Seguramente porque quería estar en los brazos de esa mujer de ojos brillantes, con ella me sentía protegido. Seguro. Su sonrisa dulce y su mirada tierna me hacían feliz.
Desde ese día he estado seguro a su lado y ella me ha cuidado como nadie, ha seguido regalándome su sonrisa, su mirada y sus ojos: hoy cuando llego en la oscuridad de la noche, y ella me espera, brillan igual que el primer día que los vi.
Ella es la mujer que me dio la vida, la persona que más quiero en el mundo, por eso hoy quiero darte las gracias, mamá. Por tanto amor desinteresado, por tu paciencia, por el día a día. Gracias, gracias, gracias mamá. Te quiero. Felicidades.
Gracias por darme la vida aquel día y por seguir dándomela durante 18 años.
Te quiere tu hijo.