¿Qué tal se han portado los Reyes este año?
Puede que a estas horas alguno de vosotros estéis abriendo vuestros regalos o compartiendo este momento con vuestros hijos.
Espero que os hayan traído todo lo que habíais pedido.
Admito que nunca me ha gustado demasiado la Navidad porque me pone triste pero recuerdo que, como a cualquier niño, me encantaba de pequeña porque nos reuníamos con toda la familia y me lo pasaba genial jugando con mis primas.
Sin duda, el día que más me gustaba era el Día de Reyes.
La cabalgata, el apretar los ojos porque te costaba dormir y tus padres te decían que no podías abrirlos porque los Reyes Magos iban a venir y no podías verlos.
El levantarte, ir a abrir los regalos con la mayor ilusión del mundo y llevarte la gran alegría pero al mismo tiempo la decepción de que no te hubieran traído todo lo que habías pedido.
O algo peor carbón (ese carbón dulce que parecía real y que al verlo se te caía el mundo encima).
Ese momento en el que preguntaba a mis padres "¿Por qué si los Reyes son mágicos no me han traído todo lo que he pedido?"
Y esa cara de poker de mis padres buscando la respuesta adecuada con la que salir del paso.
Suspiro de alivio pensando que aún me queda un año para hacer todo este montaje.
Asier tiene poco más de año y medio, así que será el próximo año en el que comprenda por lo que tenían que pasar mis padres para mantener la ilusión sin ser descubiertos.
Y total para que luego llegue el típico niño en el colegio que te baje de la nube en la que vives de golpe con esta frase lapidaria de "Los Reyes son los padres".
Pero pasado ese trauma, el Día de Reyes siempre será especial para mi y más ahora al ver la cara de felicidad de mi pequeño abriendo los regalos aunque sea sólo por la ilusión que le hace romper el papel de regalo o jugar con las cajas en las que viene sus juguetes.
Espero que esta entrada os haya gustado.
¿Os sentís identificadas con ella?